Cómo afecta a los niños el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad

Por: Natalia Gamboa Serna, del Semillero de Periodismo UAO – El País

El trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los diagnósticos más referenciados, sobre todo cuando se habla de dificultades escolares, y es que según el Instituto Neurológico de Colombia, en el país existe una prevalencia entre el 5% y 10% de menores con esta condición, esto indicaría que, en un aula de 40 estudiantes, entre 2 y 4 de ellos, probablemente, tienen este diagnóstico.

Las dificultades que presentan estos estudiantes durante la etapa preescolar, en las que frecuentemente se enmarcan conductas de indisciplina, conocidas como “berrinches”, son un desafío y posiblemente una fuente de temor para los profesores quienes, al enterarse de que uno de sus alumnos tiene tal diagnóstico, evocan imágenes de un niño que, como se dice popularmente es cansón, no se queda quieto, interrumpe las clases, habla mucho o no presta atención, es retraído, desaplicado, etc.

En 1992, la OMS y la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) reconocen el TDAH como una enfermedad clínica y lo ubican en el grupo de los trastornos del comportamiento y de las emociones, de comienzo en la infancia y la adolescencia.

Entonces, el trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es una alteración o retraso en el desarrollo de las funciones vinculadas a la maduración del sistema nervioso central, que se diagnostica antes de los 12 años, pero, especialmente, antes de que el niño ingrese a la primaria, cuando la mayoría de ellos registran algunos de los síntomas que pueden afectar la capacidad del aprendizaje, la regulación de las conductas, habilidades sociales y la inteligencia.

El TDAH tiene dos síntomas principales, uno de ellos es la inatención, personas que presentan dificultades a la hora de prestar atención a los detalles y se les es difícil concentrarse en actividades o tareas; y la hiperactividad, niños que se levantan o se paran en situaciones donde se espera que estén sentados y de algún momento pierden la atención, “es como si tuvieran la cabeza o la mente en otro lado”, comenta el psicólogo clínico Daniel Riaño, egresado de la Universidad de San Buenaventura Cali.

Así mismo, existen más síntomas de alerta frente a esta condición: la impulsividad, que es cuando la persona actúa sin medir las consecuencias de sus actos, e interrumpe a otros en sus conversaciones; el bajo rendimiento académico, cuando el niño tiene todas las herramientas para estudiar y pese a eso, su nivel académico es bajo; y tener problemas en la organización, que es cuando el niño tiene dificultad para llevar a cabo tareas de manera ordenada.

El impacto en los niños y adolescentes es grande al no poder adaptarse de manera natural al contexto, lo que en ocasiones detona rechazo directo por parte de compañeros y docentes, incrementando sus dificultades, lo que termina retrasando además su proceso de desarrollo en cuanto a habilidades comunicativas, como respuestas impulsivas, pasivo-agresivas e incluso desafiantes ante situaciones de incomodidad o de autoridad.

“Todos los días llevaba a mi hijo común y corriente a clases, siempre fue un niño muy hiperactivo e inclusive no le prestaba atención a eso, es algo normal en el proceso de crecimiento, sin embargo, a mitad del año escolar, profesoras me manifestaban su bajo rendimiento, ahí fue donde me alteré y sin duda ya me percataba de que sucedía algo. Nunca lo imaginé puesto que siempre fue un niño criado con todo el amor, pero, comprendí junto al psicólogo que nos acompaña en este proceso, que no es un trastorno que tenga que depender de la crianza”, expresó Yanelli Minnotta, una caleña que es madre de un niño con trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad.

Es importante recordar que el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad es una condición compleja que no es causada por un solo factor. Además, el TDAH tiene una base genética y neurológica, lo que significa que no es exclusivamente resultado de las acciones de los padres.

Este trastorno según el psicólogo Daniel Riaño, no tiene causa como tal, ya que, hasta el día de hoy, no se ha podido encontrar un factor biológico que logre explicar todas las conductas que presentan los niños desde su infancia. Aunque él enfatiza que en algunas ocasiones esto tiene que ver con el contexto donde se han criado los niños o adolescentes.

El experto invita a los psicólogos a escuchar caso por caso, ya que todos no son iguales y no se puede ir diagnosticando solo porque presenta un síntoma de muchos. Cada niño es único y las estrategias de tratamiento deben adaptarse a sus necesidades individuales.

La ruta o el patrón a seguir después que el paciente está diagnosticado con este trastorno, es llevarlo a un psicólogo especializado en psicología infantil, tratarlo con medicamentos considerados como psicoestimulante aprobados para el tratamiento del trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad y brindarle todas las metodologías para contrarrestar el trastorno.

¿Qué actividades se recomiendan?

Los niños con hiperactividad pueden beneficiarse de una variedad de actividades y estrategias para ayudarles a canalizar su energía y desarrollar habilidades importantes.

Entre estas podemos destacar los siguientes ejercicios: cronograma de actividades diarias donde se muestre que debe hacer el niño cada día, esto permitiría tener un mejor manejo acerca del comportamiento del menor.

A esto se le puede agregar un incentivo, es decir, si el niño cumple sus deberes de la mejor manera se le puede premiar con algo que le gusta, esto podría ser: un dulce o tiempo de juego, todo debe ser de manera recíproca, expresó el psicólogo Stiven Gamboa Serna, graduado de la Universidad de San Buenaventura Cali.

También recomienda realizar juegos de atención y concentración permitiendo que el niño desarrolle estas habilidades y logre potenciarlas, así se podrá disminuir paulatinamente las distracciones de su vida diaria, incluso, realizar manualidades es una actividad que los relaja y permite que estén concentrados; también juegos de mesa y deporte para ayudarles a liberar energía y mejorar la concentración.

Todo este tipo de actividades para que los niños puedan expresarse, permitirá comprender un poco más sus reacciones, aunque es importante adaptar estas recomendaciones a las necesidades específicas de cada niño.

La docente María Helena Hurtado, quien labora en la Escuela Normal de la ciudad de Buenaventura y ha tenido estudiantes con este trastorno e incluso otros, afirma que el tratamiento para un niño con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad es proporcionar un entorno de apoyo y estrategias que les permitan desarrollar sus habilidades y manejar sus síntomas de manera efectiva.

Por último, es fundamental no olvidar la psicoeducación como contexto acompañante, debido a que este permite tener herramientas no solo a nivel profesional, toda vez que, al realizar un acompañamiento adecuado en las aulas, dentro del contexto familiar y terapéutico, se modelan comportamientos y ayudas que permiten una inclusión real de los niños en diferentes entornos.

Tenga en cuenta...

• La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que más del 4 % de la población mundial tiene trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
• Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el diagnóstico del TDAH tiende a darse durante la niñez, y este puede durar hasta la adultez.
• La entidad sin ánimo de lucro Clínica Mayo sostiene que en la edad adulta, este trastorno puede complicar un poco más las cosas, llevando a relaciones inestables, mal desempeño en un trabajo y baja autoestima.
• El TDAH tiene dos síntomas principales, uno de ellos es la inatención, personas que presentan dificultades a la hora de prestar atención a los detalles y se les es difícil concentrarse en actividades o tareas; y la hiperactividad.
• Distintos expertos e investigaciones acerca de este trastorno descartan los mitos que atribuyen esta afección al consumo excesivo de azúcar, el tiempo prolongado frente a un televisor o las técnicas de crianza.