MUSICA
Serenatas a distancia: los músicos que mantienen viva la pasión en cuarentena
Aunque las presentaciones en vivo hayan sido detenidas, estos músicos de profesión y de pasión decidieron no dejar de tocar.
A pesar de la cuarentena el mundo no se detiene, ni los emprendimientos, ni el arte. Así lo demuestran Alfredo Ágredo, Beatriz Arellano, Mario Fernando Prado y Gerardo de Francisco, músicos -algunos de profesión, otros de pasión-, que buscan alegrar la cuarentena de los colombianos con sus canciones.
Aunque todo comenzó como un proyecto personal de serenatas a distancia, cada uno por su cuenta, algunos de ellos ya han recibido numerosas invitaciones a cantar en eventos especiales o peticiones para una dedicatoria.
Por ejemplo, la más reciente invitación que tuvo Beatriz Arellano fue por parte del consulado de Colombia en el Perú, para cantar en un homenaje a todas las madres que se quedaron varadas en Lima sin poder regresar a Colombia.
A este mismo evento también fue invitado Mario Fernando Prado, quien interpretó algunas obras en su piano a las casi 10 mil madres que se conectaron al concierto.
El gusto por alegrar la vida de las personas a distancia ha sido tal que todos, excepto Gerardo de Francisco, están considerando continuar con sus serenatas, aún cuando acabe la cuarentena.
Beatriz Arellano
Para Beatriz Arellano cantar es algo natural. El folclor corre por sus venas y los ritmos andinos y latinoamericanos le alegran el alma. Por eso, cuando empezó la cuarentena, el movimiento más lógico fue comenzar a hacer su arte de manera virtual, al menos por ahora. “Pense que esto me alegraría el confinamiento y de paso a alguien más”, comenta.
Su mejor experiencia con las serenatas desde su ventana, fue una noche en que pudo ver a la gente aplaudir desde las ventanas de los edificios vecinos. “Esto me conmovió demasiado y terminé llorando. A partir de ahí decidí prepararme mejor y hacerlo lo más profesionalmente posible, con las limitaciones tecnológicas que existen, solo con un celular, un trípode, un amplificador, un micrófono, mi guitarra, tiple o cuatro llanero y algunas veces con mis propias pistas musicales de los álbumes que he grabado”, relata.
Pero extraña sus presentaciones en vivo, montada en un escenario, con una banda acompañándola, el sonido de excelente calidad, la gente alrededor y ese aplauso sonoro y cariñoso de aprobación con el que el público dice gracias.
Sin embargo, no niega que el nerviosismo antes del show sigue siendo el mismo, pero en este caso se le suman muchos otras emociones, por la cantidad de factores a los que debe prestar atención más allá de su interpretación.
“Existe el riesgo de tener un mal sonido, o de que se voltee la imagen de repente en el Facebook, como me ha pasado a mi, y no puedes hacer nada porque estás solo. Este cambio te produce un sentimiento de soledad, te hace más autosuficiente, te pone a estudiar cómo hacerlo mejor”, explica.
No obstante, Beatriz tiene claro que al realizar estas serenatas, está haciendo lo que más ama en la vida: cantar.
“Claro me entretiene un rato de la cuarentena y me produce felicidad pensar que le pueda ayudar a alguien a pasar un par de horas de manera diferente. Pero con esto no se salva nadie, ni yo misma, solo es una distracción, pero ayuda”, dice, y agrega que este tipo de proyectos se están convirtiendo en la fuente de ingresos de los músicos y artistas que viven de esta profesión.
Cabe recordar que las serenatas virtuales existían incluso antes del confinamiento, pero Arellano explica que en esos tiempos se grababa la canción con la ayuda de alguien y se usaba solo para promocionar la imagen.
“Nadie sabe con certeza si vayamos a continuar así, pero lo que sí tengo claro es que, si esta sigue siendo la única forma, seguiré cantando para el que quiera escucharme”, reitera.
Alfredo Ágredo
Alfredo Ágredo llevaba 10 días encerrado en casa, cuando se decretó oficialmente la cuarentena.
En ese momento tomó una decisión: subiría a sus redes sociales una canción diaria, “con el ánimo de hacer más llevadera la cuarentena”. Inicialmente serían 19 canciones, la cantidad de días que se pensaba dudaría el aislamiento, pero ya lleva más de 50.
Sus serenatas son virtuales y las ofrece a través plataformas de reuniones tipo ZOOM o pregrabadas y personalizadas para enviar por whatsapp o correo electrónico.
A raíz de los buenos comentarios y la aceptación que ha tenido su proyecto, para el día de la madres fue solicitado para ofrecer 25 serenatas y también recibió una invitación de Banano Network e hizo una serenata al aire libre, en el barrio Juanambú, donde la acogida y la respuesta de la gente fue increíble.
“Ver a la gente cantando y disfrutando desde sus ventanas y balcones fue único”, dijo Ágredo, para quien su pasión siempre ha sido cantar, pero su mayor gusto al hacerlo es ver el disfrute y la alegría de la gente, en especial en este momento tan particular.
Para Ágredo, ya sea montado en un escenario o en la pantalla de los celulares de sus escuchas, el público, en general, siempre es el mismo, no hay gran diferencia entre su receptividad a su arte o el sentimiento que genera en él cantar para ellos y ellas. Pero, en este tiempo de distanciamiento sí está seguro de algo, “nada une más que el poder de la música”.
Por el momento está contento con sus serenatas virtuales y siente que es una moda que se va a imponer.
Pero, si eso no pasa, de todas maneras está interesado en seguir con esta práctica que “derriba toda frontera”, ya que gracias a las redes sociales no existen impedimentos para realizar sus presentaciones desde la comodidad de su casa e, igualmente, llegar a cualquier lugar del mundo con un solo clic.
Mario Fernando Prado
Mario Fernando Piano, como le suelen decir sus amigos, nunca estudió música, pero el gusto por el piano siempre estuvo en su vida.
De joven, mientras cursaba su carrera de abogado, fue pianista de planta del Hotel Intercontinental y también del Club Colombia de Cali, cosas que pocos pueden decir.
Prado es uno de los músicos empíricos que está brindando serenatas virtuales, a través de aplicaciones como Whatsapp, por donde envía un video a centenares de amigos. Allí se le ve tocando el piano.
La inspiración llegó cuando, una tarde, tocó dos o tres canciones en su casa y escuchó cómo los vecinos le aplaudían. “Allí decidí que no solo tocaría para mis vecinos, también lo haría para todas mis amistades”, cuenta Prado.
Desde que empezó con su rutina de serenatas algunas señoras le comentan alegres que se despiertan con sus canciones y otros le han dicho “qué rico que lo primero que encuentre cuando miro el celular en la mañana, sea una canción de Mario Fernando Prado”. Dicen todos que los videos “les llegan mucho al alma”.
Por su parte Prado siente que “la música ayuda a la gente que está confinada en sus casas y no puede salir por problemas de salud o cosas así” y por el momento desea continuar con sus serenatas, incluso después de que acabe la cuarentena.
También comenta que, para él, el público de cuarentena se emociona mucho más, posiblemente por la situación que atraviesa el mundo.
Gerardo de Francisco
Gerardo de Francisco, las serenatas en Twitter se convirtieron en su obligación diaria.
La tarea comenzó una noche en que su hija mayor, Adriana, le pidió que cantara una canción, y Gerardo lo hizo pensando que sólo sería una única vez, pero el éxito que tuvo su interpretación en redes fue apabullante, “creo que había trescientas mil vistas”, comenta Gerardo, quien no entiende bien cómo funciona la red, ni tenía cuenta antes de que empezara el encierro.
“Ante el éxito mi familia me dijo: ‘hay que cantar otra’, y al día siguiente había que volver a cantar, entonces la cosa se fue volviendo una obligación con la gente”, comenta.
Para Gerardo lo más gratificante de sus serenatas virtuales ha sido la respuesta de la gente, pero lo que más lo ha sorprendido es la cantidad de vulgaridades que dicen en las redes sociales.
“Entonces, digamos, entre cientos y cientos de comunicaciones, una que otra por ahí tiene algún comentario desagradable. Pero la mayoría dice comentarios que son gratos, de manera que no tengo ninguna queja en eso”, dice.
Para el conocido actor colombiano, las serenatas no vienen a ‘salvar a la gente’, pero mientras las realiza sí pasa un tiempo divertido y es una manera agradable con la que cambia el ritmo de la noche. “Estas serenatas son para divertirnos y pasar un rato diferente y grato”.
En cuanto al recibimiento del público hacia su arte, Gerardo no tiene ninguna queja. “Yo estoy acostumbrado, afortunadamente, a que siempre me reciban muy bien, tanto el público de una presentación pequeña o local en un teatro, como en los grandes escenarios. Siempre he tenido la mejor respuesta, yo no estoy acostumbrado a que me abucheen o por lo menos nunca me ha pasado, ni siquiera una silbatina en un concierto, jamás”.