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Adiós a Roberto Cavalli, el diseñador italiano que se enamoró de Cali
El mundo de la moda despide al diseñador de italiano Roberto Cavalli, quien dejó gran huella en los caleños, cuando fue invitado a Cali Exposhow.
l modisto italiano Roberto Cavalli, conocido por sus estampados de felinos, su uso del cuero estampado y los vaqueros en sus diseños, que lo convirtieron en el favorito del ‘jet set’ internacional durante décadas, falleció ayer, 12 de abril, a los 83 años, en su casa de Florencia, tras una larga enfermedad, según la agencia de noticias italiana Ansa.
Empezó a ser conocido en la década de 1970, cuando estrellas como Sophia Loren y Brigitte Bardot lucieron prendas que dejaban al descubierto la piel, y que décadas después realzaron los encantos naturales de celebridades como Kim Kardashian, Jennifer López o Zendaya.
Sin embargo, ese italiano que conquistó las pasarelas del mundo, se dejó enamorar por Cali en 2010, cuando hizo su esperado debut en Colombia, durante el Cali Exposhow, organizado por Fenalco Valle, donde presentó su deslumbrante colección Otoño-Invierno 2011.
Siendo la primera ciudad de Latinoamérica donde se presentaba, Cavalli quiso celebrar sus 40 años en la industria de la moda. Las modelos colombianas desfilaron creaciones que emanaban el brillo y la extravagancia que lo caracterizaban; desde trajes ultra cortos hasta vestidos largos y vaporosos, cada diseño era una oda al lujo y la elegancia.
La periodista y escritora Paola Guevara, quien lo entrevistó de manera presencial en aquella ocasión, lo recuerda como “un enamorado de Colombia. Estaba exultante, extasiado por estar en el país, quiso, además de Cali, conocer el Amazonas y varias zonas que, según dijo, fueron su fuente de inspiración para refrescar la paleta de colores y diseños”.
Cavalli —dice Paola— se dejó tocar por nuestro país y dejó una huella profunda en Cali; muchas generaciones de diseñadores locales, tanto los que comenzaban como quienes estaban en camino de consagración, aprendieron con esos desfiles del Cali Exposhow a elevar la vara de exigencia de una pasarela, y se abrió una especie de ‘escuela en casa’, gracias a la visita de gigantes de la moda global como Oscar de la Renta, Cavalli, Badgley Mischka, Jean Paul Gaultier, Alberta Ferretti, entre otros —apuesta de Fenalco—, que inspiraron, enseñaron, alentaron y transmitieron la urgencia de unos estándares de edición de las colecciones más altos.
Como buen italiano, “fue siempre muy cálido, alegre, colorido, amigo de la buena mesa; probó todos los sabores que se le presentaron y hasta practicó pasos de salsa con los bailarines de Delirio”, agrega Guevara.
En cuanto a sus aportes a la moda internacional, resalta ella que era “una fuerza de la naturaleza, todo lo opuesto al recato y al minimalismo. Él, como sus diseños, era exceso, maximalismo, expresividad, riesgo, celebración de la vida, de las pasiones, del lado salvaje representado en sus ‘animal prints’ tan característicos”.
Para ella, Cavalli enseñó que “la moda no necesariamente debía tomar la ruta de la ultra sobriedad para hablar un lenguaje universal. En eso consistió su gran mensaje, celebrar el color y atreverse a creer en el poder de la sensualidad y vitalidad, sin pensar jamás en homogeneizarse para encajar”. En su entrevista con él, “se mostró muy genuino, alegre, y resaltó mucho que lo suyo era lo opuesto al minimalismo pues tenía demasiado que expresar como para tomar la ruta de lo frugal”.
Para la periodista colombiana Beatriz Arango, experta en moda, Cavalli, era “lujo, exceso, seducción”. Por eso cuando piensa en su nombre, se imagina a una mujer seductora que se siente muy a gusto con su cuerpo. El estampado animal “lo reinterpretaba en el tamaño de sus patrones, en la combinación de los mismos, en las posibilidades que exploraba en este, una temporada tras otra”.
Concuerda con ella Juan Carlos Giraldo, quien resalta que Cavalli llevó el animal print a unos niveles insospechados, “logró que el mundo entero adorara la cebra, el leopardo, el pitón, y todos estos estampados inspirados en la belleza de la naturaleza, y que todos cayeran a sus pies”.
Fuera de las pasarelas, era otra estrella. Se casó con una finalista de Miss Universo (Eva Durner), tuvo seis hijos, tres esposas; era propietario de un helicóptero púrpura y de un viñedo en la Toscana. En 2005 fue elegido para actualizar los uniformes de las ‘conejitas’ Playboy, uno incluía su famoso estampado de leopardo.
No todo fue color rosa, lo juzgaron en Italia por fraude fiscal, pero fue absuelto, y en 2015 al su empresa registrar pérdidas vendió la mayoría de sus acciones .
Eso sí, Cali siempre lo recordará, como dice Guevara, “como un hombre llamativo, lleno de color y exceso, era imposible no girar a verlo si entraba en una habitación, y ese ADN lo imprimió en su marca”.
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