ACTUACIÓN
Alejandra Villafañe, su papel en Enfermeras y nuevos proyectos de actuación
La vallecaucana enamora en la serie Enfermeras con su papel de Violeta. Estará en serie de Disney+.
Alejandra Villafañe Osorio es comunicadora social, psicóloga y actriz. Pero además trabajó en muchos proyectos sociales en Cali y en el Valle del Cauca. Y en cinco años de trayectoria esta ex Miss Earth Colombia es una de las vallecaucanas con mayor proyección en el mundo de la actuación.
Aunque ahora la conocemos como Violeta, en Enfermeras, se cuentan papeles en numerosas producciones televisivas como No Olvidarás mi Nombre, Enfermeras, De Brutas Nada (Amazon), Siempre Bruja (Temporada 2 Netflix), Desconectados de RTVPlay, La Ley del Corazón y Pa’Quererte. Y en el último trimestre de 2020 presentó el programa El Que Sabe Sabe 3.0, en Telepacífico y se vienen más en el canal RCN TV y Disney+.
¿Es cierto que en algunas series ha entrado con roles pequeños que crecen por la acogida del público?
Así es. Sucedió en Verdad Oculta donde terminé siendo la novia del protagonista, a Enfermeras llegué como Violeta, la hermana de Gloria, para pocos capítulos y a la gente le gustó tanto el personaje, la relación conflictiva entre ellas —que es la realidad de muchas familias colombianas, disfuncionales, donde las malas decisiones de uno afectan a todos—, que Violeta siguió creciendo y ahí sigue al aire. Y vienen muy bonitos proyectos, como La Nieta Elegida, producción de RCN de misterio y un proyecto para Disney Plus que está muy lindo, habla mucho del empoderamiento femenino y los derechos de la mujer.
¿Qué le ha enseñado Violeta?
Violeta se ha tenido que quedar cuidando a su hijo y a su mamá, y siente que la vida le debe cosas, que no ha tenido las oportunidades y el estilo de vida que ha querido. Huérfana de padre, con una hermana autoritaria, se ha quedado estancada, pero debería buscar salidas. Uno debe preguntarse por qué y para qué le pasa lo que le pasa, uno no se puede quedar esperando que la vida y las condiciones cambien, sino hacerse responsable y salir a buscar las oportunidades. Y si bien su hermana Gloria se ha hecho cargo de todos, se va al otro extremo, de trabajar para los demás y olvidarse de ella misma. Es otro error que cometemos, dejar de vivir nuestra vida por los otros, hay que sacar momentos para crecer uno como persona y vivir nuevas experiencias. Tanto Violeta como Gloria nos enseñan que es mejor sanar esas heridas de familia y buscar soluciones en equipo, porque al final la familia es la que siempre está.
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¿Cómo la enriqueció espiritualmente vivir su infancia en Zarzal?
Tuve la fortuna de nacer y crecer en un pueblo, es maravilloso poder salir sin preocupaciones, relacionarte con tanta gente, ir a la escuela caminando donde el vecino y tus amigas, a mis 10 años me iba en bicicleta casi todos los días a visitar a mi abuela y jugar parqués. Amaba a mi abuela, una de las mujeres más importantes de mi vida, junto a mi mamá y mi hermana. Estudié en la escuela María Inmaculada, que tenía piscina, algo que uno en la ciudad no agradece pero al vivir en un pueblo aprendes a disfrutar más de las pequeñas cosas. Luego entré a la Escuela Normal Superior, donde iba a hogares comunitarios desde grado noveno. Allí te encontrabas con niños con historias familiares difíciles y grandes necesidades económicas, eso me llevó a valorar más cada cosa que obtengo, a agradecer y disfrutar de cada oportunidad. En vacaciones iba a Cali a visitar a mi tío, que no tenía hijos, adoraba a sus sobrinos y nos llevaba a La 14 del Calima y en la juguetería nos decía: “Elijan lo que quieran”, Para mí era Disneylandia. Fui muy feliz, tuve muchos amigos en Cali, los de toda la vida.
¿Cómo surgió el deseo de ser actriz?
Siempre estuvo. En la escuelita y en el colegio amaba estar en las obras de teatro. Montamos una miniobra de Betty, la Fea y yo hacía de Patricia Fernández. Me encanta bailar. Le hacía shows a mi mamá y mi hermana. Era una niña tímida, pero frente a ellas sentía la confianza para expresar lo que quería, amaba verlas reír y fui su payasito. Pero tenía miedo de no poder vivir de ser artista, cuando llegué a Cali, a los 16 años, empecé comunicación social, pero siempre me ponían a presentar y yo quería era escribir y hacer periodismo, no depender de cómo me veía físicamente para lograr las cosas. Quería demostrar que estudiando y esforzándome podía ser lo que yo quería. Terminé comunicación y estudié psicología en la Javeriana. Trabajé en fundaciones de Cali en contra de la discriminación racial y aunque logramos cosas maravillosas con un grupo de jóvenes, me di cuenta que algunos de los que trabajan en lo social no lo hacen desde la honestidad, se manejan muchos intereses y egos, eso me decepcionó. Trabajando en la fundación conocí a Mafe Palacio que es ahora mi mánager y me dijo que tenía todo para ser artista. Decidí irme a estudiar actuación a Bogotá, para llevar importantes mensajes a la sociedad a través de mis personajes, pero antes me salió Miss Tierra.
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¿Cómo fue la experiencia del reinado, qué le enseñó?
Yo había participado en señorita Valle y había perdido, en 2013, siendo gran favorita, no quedé ni entre las cinco, eso me dolió porque tenía muchas ilusiones de trabajar en varias causas sociales, incluso dije: “Reinados nunca más”. Pero el dueño de Miss Tierra, Elías Tobón, me dijo: “esto no es solo de belleza, es para llevar un proyecto ambiental a Filipinas. Yo no quería volverme a exponer y le dije que me nombrara por decreto, pero me dijo que las cosas había que ganárselas. Me retó y ese consejo lo aplico en todo. Fui a Armenia, participé y gané Miss Earth. En Nueva York me prepararon dos meses para ir a Filipinas. No tenía todo el presupuesto para el vestuario, un día no me llegó mi vestido para desfile de traje de baño y partí a la mitad mi vestido más lindo y me lo puse como pareo y me lucí. Quedé de novena, ganó Filipinas y cuando llegué a Colombia y Paulina Vega había ganado Miss Universo, no hice prensa ni nada, callada asistí a muchos eventos ambientales, y eso fue más que significativo para mí. Ser reina fue un gran regalo, después de haber trabajado en lo social, casi tres años sin pago, en Cali, en Buenaventura y en Terrón Coloreado, cumpliendo muchos sueños. Cuando regresé de Filipinas me metí a estudiar actuación en Bogotá, ya llevo cinco años y soy muy feliz.
¿Cuál ha sido su papel decisivo para despegar en su carrera?
Siento que mi carrera va en un ascenso maravilloso. En poco tiempo he logrado estar en muchísimas producciones, con muchos directores. Ha sido mi maestría, trabajar con tanta gente en tan poco tiempo. Te enfrentas a distintas formas de ver la vida y el arte, eso te da un carácter y una facilidad para desenvolverte mejor, te da más confianza para los castings. En 2017 hice en No Olvidarás mi Nombre, el personaje de una psicóloga y todo empezó a ir mejor que nunca. En Desconectados fui la protagonista en una de serie de Jorge Alí Triana. Si no lo he hecho, doy gracias a todas las personas que me han dado un sí en esta carrera.
¿También le agradece a la actuación haber encontrado el amor?
(Risas). Sí, al actor Raúl Ocampo, ha sido la mejor relación que he tenido en mi vida, teniendo valores, principios, propósitos en común y sueños que se conectan; empezando desde la confianza, desde la amistad, de ese amor bonito, esas ganas y esa decisión de estar juntos. Ha sido maravilloso acompañarnos como actores, entendemos lo que hacemos, nos apoyamos, nos complementamos y fortalecemos, esta es una carrera muy difícil, en la que se necesita tener a alguien al lado que nos haga tener los pies en la tierra.
Alejandra tiene una hermana, Jackeline Osorio. “Es mayor que yo. Crecer con ella y con mamá, trabajadoras inagotables, me hizo mejor persona”.
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“Siempre quiero trabajar en Cali”
“Presentar un programa sobre educación en Cali y tener la fortuna de estar con mi familia en la ciudad lo disfruté un montón”, dice Alejandra Villafañe quien condujo El Que Sabe Sabe 3.0. en Telepacífico.
“Aprendí demasiado. Fue un equipo muy bonito y volvería a repetir esta gran experiencia. Siempre que pueda ir a Cali a trabajar lo voy a hacer con toda la felicidad”. Para ella las vallecaucanas, las caleñas, sobresalen en muchos campos, no solo en el artístico, por su calidad humana, empatía, alegría, disposición y el ser genuinas.
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