LITERATURA
Apartes del diálogo entre Piedad Bonnett y Doris Salcedo durante el Festival de Poesía de Cali
Las artistas protagonizaron una de las charlas de apertura del festival. La entrevista, que duró una hora, se transmitió a través de Facebook.
Una de las charlas de apertura del Festival Internacional de Poesía de Cali, que esta semana avanza con su nutrida agenda, es el que protagonizaron las artistas invitadas Piedad Bonnett y Doris Salcedo, desde la poesía y la escultura, respectivamente. Aquí, algunos momentos de la entrevista que se hizo de forma virtual por las redes de Festival y de la Secretaría de Cultura.
Piedad Bonnett en poesía y novela le da nombre ‘a lo que no tiene nombre’. Y Doris, ha nombrado en sus obras a los líderes sociales asesinados, a los inmigrandes muertos en el Mediterráneo, a los colombianos muertos en protestas civiles. Para cada una, ¿cuál es la importancia de nombrar?
Piedad Bonnett: Nombrar es abrir una perspectiva nueva, es iluminar un aspecto de la realidad desde un punto de vista particular. La poesía empieza donde se detiene la razón. Nombrar es una búsqueda de sentido, es buscar lo que está más allá de la razón, más alla de las palabras. Al nombrar, la poesía evoca y convoca, y hace partícipe de ello a un grupo humano grande: la comunidad.
Doris Salcedo: La taerea del arte es nombrar. El arte nombra lo que la sociedad ha decidido dejar en la oscuridad, no reconocer, no ver. Colombia ha elegido una ignorancia voluntaria, hay unas vidas que no nos interesa ver, ni nombrar, por lo tanto las podemos desperdiciar y permitir que sean destruidas de manera cotidiana. El arte tiene que presentar siempre lo que no existe. En ‘Palimpsesto’, por ejemplo, intento nombrar los nombres de las vidas desperdiciadas y perdidas en el Mediterráneo, son inmigrantes, ¿por qué no lloramos estas vidas? ¿Por qué no nos duelen? Vemos un barco de seres vivos en una miseria patética y de pronto reconocemos que respiran, que se pueden ahogar, pero no reconocemos la vida de ellos en particular, en específico. Cada uno de ellos existe para su madre, para su esposo, para su hija, la especificidad de nombrar un nombre quiere decir que hay una vida con conexiones, aspiraciones y deseos. La intención de nombrar es traer al espacio público los nombres que siempre estuvieron perdidos y olvidados. En la muerte pueden estas personas ser reintegradas a la esfera de lo humano, al género humano del cuál fueron expulsadas.
En la creación artística hay mucho de inspiración, pero hay más de transpiración. Doris por ejemplo ha ido en busca de testimonios, ha hecho un trabajo de campo con las víctimas, y Piedad ha estudiado y leído y vivido la academia antes de sentarse a crear. ¿Cómo es su proceso de salir de sí mismas para ir en busca de lo colectivo?
Doris Salcedo: Lo que dices es muy cierto y es muy importante, tal vez es el aspecto más importante del arte. El arte se diferencia de la arrogancia del conocimiento o de la arrogancia de la crítica totalitaria. Ese arte que se hace desde la humildad, y desde la carencia de conocimiento necesita salir a investigar, necesita estudiar, necesita leer poesía, necesita estudiar filosofía y saber de la realidad cruda y dura. A partir de estos elementos se construye una obra de arte. No viene solo de mí, de mi conocimiento; viene de la vida de los otros, de la experiencia de otros. Si el arte investiga, estudia, y con humildad reconoce la experiencia del otro, puede llegar a ser significativo.
Piedad Bonnett: Hablaré como poeta, que es muy distinto al oficio de novelista. Los poetas vamos con las ‘antenas puestas’, mirando el mundo con una doble mirada, la de la cotidianidad que logra un hallazgo y una promesa del sentir, la promesa de que si trabajo voy a iluminar algo que me va a unir al sentir de los demás. Los poetas no podemos ser especialistas, nos tenemos que interesar en todo, en la política, en la realidad cotidiana, en la musica, en el arte, en tantas otras disciplinas iluminadoras, como la matemática. Y el poeta lo que hace es deshacerse de las ataduras de la razón y dejar que el pensamiento analógico venga y construya imágenes que son reveladoras. Uno trabaja con el subconsciente, con las referencias que tiene de autores, con conciencia de hacer una obra de hoy, con una voluntad estética determinada, y todo eso con la aspiración de que sea algo muy bello en el sentido del golpe a la sensibilidad, de una emoción profunda y un conocimiento extraño. Porque la poesía nace del extrañamiento de las palabras.
La charla completa, que duró una hora, puede verse en el Facebook del Festival Internacional de Poesía de Cali, donde también se encuentra la agenda de charlas diarias de este evento de ciudad.
La juventud juega un rol espacial en la obra de cada una de ustedes. Piedad Bonnett con ‘Donde nadie me espere’, una novela sobre la vulnerabilidad de la juventud, esa etapa tan frágil. Aparte ha sido mestra y los jóvenes le cuentan su historia y ven en ella una interlocutora que los escucha...
Piedad Bonnett: Fui 30 años profesora en la universidad y he sentido siempre gran empatía con la gente joven. Y como fui madre, y madre de un chico vulnerable que padecía un gran dolor, eso me ha hecho interesarme por lo que le pasa a la gente joven. Esa novela que mencionas es resultado de la reflexión sobre ser joven en una época como esta, cuando están sometidos a unas presiones brutales. Las redes sociales son implacables, la capacidad de maldad estuvo escondida antes de las redes, y ahora esa maldad está desatada por donde lo quieras ver. La gente joven se está hasta ahora afirmando, entre los 16 y los 28 años, es la época de la autoexigencia, de la complejidad arrasadora. Mi corazón está con los jóvenes y quisiera que estos gobiernos se ocuparan más de ellos.
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‘Vidas Robadas’ se ocupa de quienes han muerto en las protestas civiles de los años recientes en Colombia, y muchas de estas víctimas son jóvenes...
Doris Salcedo: Es una acción de duelo por estas ‘Vidas Robadas’ de forma tan descarnada. Me parece dramático cuando una muerte se suma a la otra y no recordamos ningún nombre, ninguna experiencia de vida, nada. La intención que teníamos era traer a las familias de las víctimas a un mismo recinto, para compartir el dolor y decirles que no estan solos. La intención general de mi obra es transformar un hecho brutal y violento, como el asesinato de un ser humano, en un acto de cuidado, de acompañamiento. Toda mi vida he trabajado con jóvenes, porque son ellos quienes conforman la mayor parte de las víctimas de nuestro conflicto, como los falsos positivos: con las madres de Soacha recordábamos cada uno de los actos de la vida de estos muchachos, cómo las hacían reír, qué aspiraciones y sueños tenían...
Cómo ven a Cali desde su perspectiva, y qué mensaje le dan a la ciudad
Piedad Bonnett: Cali ha tenido una historia muy fuerte, muy específica, ha pasado por muchas etapas pero también tiene una belleza, una topografía, el río, unas personas expansivas, unos lugares icónicos y un fervor por el arte, por el cine, por la literatura. Es una ciudad entrañable y nos dolió lo que pasó en estos días pero tenemos la esperanza de que Cali vaya recuperando la paz. Lo que deseo es que haya más equidad, más oportunidades para su gente joven.
Doris Salcedo: Cali es un ejemplo para el país, si bien vimos imágenes dolorosas de violencia. Es la negativa de unos jóvenes a ser invisibles, ellos existen, marcan su existencia, dicen “tengo derechos y los estoy reclamando”, eso es admirable y es una gran lección que nos deja Cali. La segunda lección es la capacidad de dialogar, ¡están dialogando! Es la única ciudad que está sacando conclusiones positivas del paro y de las marchas. Toda Colombia debe aprender de Cali.