Así es Ana María Estupiñan, la polifacética actriz detrás de 'La niña'
En su más reciente rol, la actriz personifica a una guerrillera reinsertada en la novela de Caracol. Su calidez humana y madurez, los aspectos que más valoran quienes han trabajado con ella.
1 de may de 2016, 12:00 a. m.
Actualizado el 20 de abr de 2023, 02:03 a. m.
En su más reciente rol, la actriz personifica a una guerrillera reinsertada en la novela de Caracol. Su calidez humana y madurez, los aspectos que más valoran quienes han trabajado con ella.
Ana María Estupiñán García confiesa que a sus 24 años conserva muchas cosas de niña. Sin embargo directores de cine y televisión aseguran que contar con una actriz con los pies en la tierra como ella es difícil en estos tiempos. Eso le ha valido varios protagónicos, en La Pola, La Ronca de Oro, Toni, la chef y ahora en La niña, nueva novela del Canal Caracol. Y ahora en mayo se estrena Dos mujeres una vaca, su debut en el cine.
Aunque La Polita quería radicarse en Nueva York, tras protagonizar La Ronca de Oro, para continuar su preparación en las mejores escuelas de artes escénicas, una propuesta de Nickelodeon la llevó a cambiar su destino por Miami: Tony, la chef, que la dio a conocer en la TV latina en EE.UU.
Luego surgió la oportunidad de regresar a la televisión nacional en la serie La niña, de CMO Producciones, en la que hace de Belky, quien a sus ocho años es reclutada a la fuerza por un grupo guerrillero, y bajo el alias de Sara, es internada en la selva, obligada a combatir, a poner minas y atacar poblaciones. Al ser capturada por las autoridades, ingresa al programa estatal para la reintegración, debe reencontrarse con su familia y sufrir el señalamiento de la sociedad.
¿A sus 24 años qué conserva de niña?
Muchas cosas. Mis papás y mis hermanas dicen que soy muy ingenua. Soy consentida, me gusta que mi mamita me cocine las cosas que extraño de Colombia, como ajiaco, sancocho, sudados. Me encanta jugar con mis hermanas, somos muy unidas. No solo me veo chiquita, sigo siendo un poco niña por dentro, sensible, insegura a veces, caprichosa otras. Pero leal y franca.
¿Cuál es el secreto de hacer un protagónico tan joven?
Es la gracia de Dios sobre mí y gracia significa regalo inmerecido porque las oportunidades han llegado casi por coincidencia. El año pasado estaba en temporada de una serie en Estados Unidos y nos encontramos con Juana Uribe en los LA Screenings y me dijo que tenía un personaje perfecto para mí. ¡Quedé en shock! ¡Juana Uribe pensando en mí! Luego de muchos meses le llegó un correo a mi papá, que es mi mánager, y aquí estamos, dándole vida a Belky, uno de los retos más fuertes de mi carrera.
¿Qué significó meterse en un rol tan cuestionado?
Tuve que acercarme a esa realidad que al estar metida en estudios y sets de grabación no sentía cercana, leer, investigar, escuchar. Darme cuenta de que vivimos en un país muy injusto, sobre todo con los niños, que no tienen voz ni voto en un mundo dominado por adultos insensibles a su dolor. Me sorprendió lo difícil que es hablar en Colombia de esperanza y segundas oportunidades, de perdón y de sueños de un ser que no escogió esa vida, fue arrastrado sin remedio.
¿Cuál ha sido el papel más complejo?
El de Belky. Ver escenas tan duras y pensar que muchas personas en nuestro país las han tenido que vivir, me duele, me pone sensible, me hace llorar y me afecta anímicamente y físicamente me tensiona. Pero me ha enseñado mucho.
De los retos para sus roles, ¿cuáles han sido los más difíciles?
Cantar en directo en La Ronca fue muy exigente porque no soy cantante; aprender manejo de armas y técnicas de combate para La Niña da susto pero es emocionante. Hermelinda en Dos mujeres y una vaca, mi primera película, que se rodó en selva, campo, ríos y desierto. Las jornadas me dejaban agotada y con morados por todos lados que no sabía cómo me los hacía.
Siendo tan pudorosa, ¿qué tan fácil o difícil es afrontar escenas románticas?
Es lo que más me cuesta y lo que menos disfruto, me pongo muy nerviosa antes de una escena de beso; mis compañeros de set, gracias a Dios, siempre han sido muy respetuosos y los directores esperan a que me sienta lista. Aunque no son besos de verdad, y se hacen con una técnica para que parezcan, es incómodo, y pienso ¡Que se acabe ya!
¿Quién es el amor de su vida?
Jesucristo, el mismo de mi novio, por eso nos entendemos tan bien.
¿Es cierto que su novio es un piloto?
Sí, es verdad. Es un lindo.
¿Y fue novia de un actor de La Pola?
Novia es un poco exagerado. Estuvimos saliendo y me visitaba mientras grabó en Colombia pero yo era chiqui y muy inmadura.
¿Dejaría la actuación por establecer una familia?
Yo tengo muy claras mis prioridades en mi vida. Amo mi carrera y es muy importante para mí vida, pero si algún día tengo que decidir entre mi carrera y mi familia, no dudaría un segundo en retirarme.
¿Qué opinión tiene de la virginidad?
La virginidad es resultado de llevar un vida en orden; para todo el mundo es normal salir de rumba, tomar trago, fumar y tener sexo. Deberíamos preguntarnos en qué momento algo tan especial como el sexo, la forma más intima de comunicación entre un hombre y una mujer, se convirtió en entretenimiento ¿Es normal usar nuestros cuerpos solo para diversión? El respeto por mi cuerpo me permitirá tener una relación que vaya más allá de unas pocas noches de diversión.
¿Las vírgenes están en vía de extinción?
Lo que está en vía de extinción es el respeto por nuestra intimidad, nuestra esencia de mujeres. Ven la virginidad como algo de ñoños o pudorosos, cuando debería ser un estado natural, derivado de tomar buenas decisiones.
¿Aún la llaman 'La Polita'?
¡Increíble! Sí. (Risas) Aún me escriben a Facebook o Twitter, y en la calle o en la iglesia; muchos me dicen Polita.
¿Qué exige para aceptar un papel?
No son exigencias, son parámetros de trabajo que las productoras y los canales conocen, no hago escenas de desnudos ni ropa interior.
¿Ha perdido contratos por decirle 'No' a un desnudo?
Sí. He rechazado personajes porque no encajo en ellos. Respeto a quienes deciden hacer escenas fuertes pero yo definitivamente no puedo.
¿Soho ya la buscó para posar?
¡Nooooo! (Risas) Y Dios quiera que no me llamen, porque ya saben qué voy a responder.
Monstruo de actriz
[[nid:532326;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/05/ana_maria_estupinan.jpg;full;{Ana María Estupiñán en su interpretación de Helenita Vargas en la producción 'La Ronca de Oro'.Archivo Colprensa}]]
La primera experiencia actoral de Ana María Estupiñán fue en Padres e hijos. Tenía 12 años cuando llegó con sus hermanos Laura y Felipe, quienes actuaban allí. Y Malcom Aponte, productor del seriado, apenas la vio le deslumbró su espontaneidad. Además de su gracia y simpatía tremendas, le vi madera, muchísimo talento, aunque no había estudiado actuación, era algo innato, natural. No dudé en darle la oportunidad. Y cuando terminó Padres e hijos, la llamé para Oye bonita, cuenta Aponte.
Su primer protagónico fue en La Pola, pero como dice Sergio Cabrera, director de la producción sobre la vida de la líder Policarpa Salavarrieta, parecía que hubiera trabajado toda la vida. Es una niña muy responsable, maravillosa tanto a nivel personal como profesional. Es dulce, estudiosa, cariñosa, inteligente, entregada a su trabajo, generosa.
Para Cabrera, no hay nada que le pueda reprochar. Todas las indicaciones que le daba en La Pola, por difíciles que fueran, las hacía con entusiasmo y convicción. Enfatiza que ojalá todas las actrices fueran como ella. Además de ser buena actriz, está el comportamiento intachable con sus compañeros, con el equipo de trabajo, con el director.
Él asegura que lo único que le costaba trabajo a la actriz era besarse con el que hacía de su enamorado en La Pola, porque su verdadero novio era otro actor del reparto. Hubo que ayudarle un poquito, yo tenía que ir y hablar con ella, decirle que allí en grabación no era ella, sino La Pola, sin embargo, nunca se negó, lo hacía sin problema.
Difícilmente caerá en los excesos de la fama, como lo hicieron colegas suyos que empezaron precozmente, dice Cabrera, quien le atribuye su madurez a la educación recibida de su familia y a su personalidad. Hay actores que comenzando muestran que son de un temperamento poco agradable. Pero con Ana María tengo una amistad, mi esposa, mis hijas y yo la queremos. Cuando se estrenó La niña, la felicité por su trabajo, es una profesional.
En la telenovela Allá te espero en la que obtuvo por su rol de adolescente rebelde un Premio TV y Novelas como Mejor Actriz de Reparto, compartió set con Sebastián Martínez, quien la considera además de gran actriz, una niña centrada, muy madura, familiar, que sabe lo que quiere, tiene unas metas claras que es algo muy importante en esta carrera. Tiene y seguirá teniendo una carrera muy bella.
Para Clara María Ochoa, productora de La niña. Ana María tiene claros sus objetivos, es un monstruo como actriz. Si sigue con esa dedicación y disciplina, conseguirá todo lo que se proponga. Difícilmente otra actriz hubiera podido interpretar este personaje de exigente interpretación: de verdad y de contrastes. Con ella no hubo dudas, la niña era o era Ana María.
Y reconoce que el esfuerzo hecho por Ana es admirable. Para ella, una mujer tan citadina, el hecho de grabar en la selva padeciendo las inclemencias del clima, el agua, enfrentándose a todo tipo de insectos, y a la vez actuando, corriendo y disparando fue un reto muy grande.
Niña de su casa
Ana María tiene muchos valores, es gran miembro de familia, espiritual, inteligente, perceptiva, juiciosa, estudiosa, dedicada a su profesión y excelente compañera, así la define Clara María Ochoa, la productora de La niña y de La ronca de oro, producción en donde nos sorprendió con su voz y disciplina.
Pegada a Dios, esta bogotana nació en el hogar de Juan Carlos Estupiñán, productor de comerciales, y Liliana García, ex modelo. De ellos heredó el talento artístico, pues ambos cantan y tocan guitarra. Dicen que desde niña su hija era ¡Hermosa! Un par de cachetes con crespos. Inquieta, curiosa, sensible. Se encerraba en el baño y se quedaba por horas cantando, hablando sola e imitando acentos. Cuando hizo con sus hermanos mayores un taller de actuación en Caracol, dijo: Papá, esto es lo mío.
[[nid:532327;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/05/tony_la_chef.jpg;left;{Archivo Colprensa}]]
Su vida dio un vuelco al llegar sus hermanas María Paula y María Andrea. Sintió que sus padres y sus hermanos mayores Laura y Felipe no la querían. A Lili y a mí nos llamaban del colegio seguido; pero luego encontró su identidad, su cambio fue absoluto, dice su padre.
Para hacerse notar, los caprichos y el mal comportamiento estaban a la orden del día, y para completar, su cabello fue presa de un ataque de piojos severo y su madre decidió raparla. Y al quedar al descubierto sus bellas facciones, una oleada de piropos la reconfortaron.
Mi mamá se dio cuenta de que algo no estaba bien conmigo y comenzó un proceso de afirmarme mi identidad y valor como hija de Dios, como persona, de reconocer mis talentos y entender que mi valor no depende de cómo me vean los demás o lo que digan o cómo me sienta, sino lo que dice Dios de mí, que soy su hija, amada y aceptada, cuenta Ana María.
Hoy en día la actriz confiesa: Mi mayor prueba de fe fue haber aprendido a verme como Dios me ve, en un momento en que solo veía a una niña fea, triste, frustrada y sin valor. No tengo complejos. Me quiero tal y como soy.
Lo que muchos de sus seguidores en Facebook no saben es que los piropos la espantan tanto como los bichos, que toma muchísima agua, no se maquilla ni cuando va de compras o a reuniones, ama las pulseras y los aretes, tanto como los chocolates y tiene buena ortografía, al punto que quiere estudiar escritura creativa.
Según su padre canta y baila increíble, tiene un liderazgo especial con los jóvenes. Es sabia y con tremendo carácter, cuando necesito que alguien me pegue un sacudón, lo hace con respeto pero con firmeza. Ese carácter a veces le juega malas pasadas, dice su mamá. Es intensa e impaciente pero con un corazón y una determinación a toda prueba.
Su familia es el eje de su vida. Su papá es su mánager. Los libretos y guiones los reviso yo; de lo legal y los contratos se encarga mi papá, quien se apoya en mi mamá y al final decido yo.
Dice que construir personajes la ha enseñado a conocerse más. En próximos días se verá su debut en el cine con Dos mujeres y una vaca, que se rodó en el Desierto de la Tatacoa y narra las peripecias de dos mujeres que recorren un largo camino con una vaca, en medio de la violencia del país. Esta fue nominada en el Festival de Cine de Málaga a mejor película, mejor dirección, mejor actriz, mejor actor y al premio del público.