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"Creo que soy más un director que actúa que un actor que dirige": Ramiro Meneses

Entrevista. Desde su aparición en el cine, Ramiro Meneses empezó a construir su carrera sobre retos cada vez más grandes a los que nunca dijo no. Baterista, dibujante, actor, fotógrafo y director han sido algunas de las aristas de la vida de un rockero que, por mucho, ha hecho bien lo que ha querido sin perder su esencia. Hablamos con él durante su visita a Cali en donde participó en un conversatorio sobre cine.

21 de agosto de 2013 Por: Claudia Rojas Arbeláez I Especial para GACETA

Entrevista. Desde su aparición en el cine, Ramiro Meneses empezó a construir su carrera sobre retos cada vez más grandes a los que nunca dijo no. Baterista, dibujante, actor, fotógrafo y director han sido algunas de las aristas de la vida de un rockero que, por mucho, ha hecho bien lo que ha querido sin perder su esencia. Hablamos con él durante su visita a Cali en donde participó en un conversatorio sobre cine.

Si se trata de hacer una lista de las películas colombianas más relevantes en la historia del cine nacional, ‘Rodrigo D’ estaría entre las primeras. La película, dirigida por Víctor Gaviria y que mostraba la historia de un grupo de muchachos de un barrio de ladera de Medellín, se convirtió en la apuesta neorrealista del momento. Un verdadero paradigma en el cine nacional, único e irrepetible, incluso para el mismo Gaviria que intentó mezclar los mismos ingredientes un par de veces más sin lograr grandes resultados. Pero aquella vez, a finales de los ochenta, cuando la cosa funcionó, hubo mucho más que actores naturales y diálogos improvisados. Tal vez sin proponérselo, en aquel momento Víctor Gaviria le daba a Colombia la película que tanto estaba necesitando, aquella poseedora de una estética visual particular y de una relevancia musical urbana sin precedentes. Imposible hablar de ‘Rodrigo D’, sin pensar en su banda sonora, grupos emergentes de la escena suburbana paisa. Verdaderos clásicos que todavía hoy son reconocidas y cantadas por muchos rockeros de la vieja guardia y por los que le siguen.Entre aquel grupo de actores naturales escogido por Gaviria había un muchachito llamado Ramiro, el mayor de los cinco hermanos Meneses, que vivía del y para el punk y que vio en la película de Gaviria una oportunidad para ganarse un dinero (… y por ahí derecho quitarse la cantaleta de la mamá de encima) y mostrar su música. Pero cuando llegó al casting y se dio cuenta que ya tenían escogido el protagonista, él se jugó una carta importante. Acuñó su mejor frase del momento y se transformó en Rodrigo, aquel chico depresivo que nunca pudo superar la muerte de la madre y que se asila del mundo al punto de solo responder a todo con un simple “eso”. Y “eso” bastó, Gaviria apostó por él y desde entonces su suerte fue otra…‘Rodrigo D’ se convirtió en una película muy importante para Colombia y para el mundo. Muchos mitos se crearon alrededor de ella y de quienes la protagonizaron...Sí, la gente pensaba que todos los que aparecíamos ahí éramos sicarios, pistoleros y ladrones; compañeros de fechorías. Pero nada más lejos de la realidad. Yo nunca he sido amigo de la violencia, era un rockero que pintaba camisetas y las cambiaba por casetes que luego regrababa y vendía y así era como vivía. También hacía tatuajes y tenía una banda llamada Mutantex. Pero después de la película las cosas cambiaron. Claro, la gente empezó a reconocerlo y su destino cambió. Muchos no le perdonaron que se convirtiera en personaje público...Eso es algo con lo que he lidiado en varios momentos de mi vida. Después de la película, me tacharon de traidor y vendido. Pero antes de eso, cuando era rockero y me corté el pelo, también me habían señalado. En realidad es algo a lo que trato de no prestarle atención. Yo siempre he ido un poco en contra de la corriente. Si las cosas son de una manera, me pregunto “¿y por qué no de otra?”, no doy explicaciones y en eso sigo siendo bastante ‘anarco’. Eso se lo debo al rock, menos mal. Y a él, al rock, ha sido fiel toda su vida. Ha tocado la batería siempre y nunca ha dejado de componer. Ha tenido varias agrupaciones de punk y todavía es un referente musical para muchos. ¿Nunca dudó entre la actuación y la música?Siento que la música no alcazaba a cumplir todas mis necesidades e inquietudes; como músico me siento más limitado que como actor y director, pese a que todo lo vivo como música. Pero con la actuación y la dirección (que he hecho en los últimos años), yo aplico todo mi conocimiento de ese oficio. Si hubiera elegido ser músico, creo que no habría podido integrar tan fácilmente el video y la dramaturgia a una composición musical. Por eso siento que estuvo perfecta la elección. Solo hasta ahora decidí hacerlo y lo disfruto muchísimo; antes tal vez no lo habría hecho.Como actor ha estado en cine y en televisión, en papeles dramáticos y cómicos. ¿Qué diferencia encuentra entre actuar para un medio o para otro?La diferencia radica en la parte técnica. Cuando trabajo para cine lo hago para una óptica fija, el actor está más puesto para la cámara, en cambio en la televisión todo se hace para una óptica integrada. La cámara que busca al actor. Pero el principio es el mismo: actuar. Y claro, seguir las indicaciones de quien te dirige y confiar en él. El actor debe confiar en lo que dice el director y es su trabajo hacer lo que él diga, así a veces piense que él está equivocado. Además de un cortometraje para cine, usted has dirigido varias telenovelas y seriados. Desde culebrones hasta comedias. ¿Qué tal ha sido esta experiencia?Creo que soy más un director que actúa que un actor que dirige, por esto he podido hacerlo con bastante naturalidad. Dirigir es un oficio muy duro y exigente. Hay momentos en que no trabajas por la calidad sino por la cantidad de escenas grabadas que tienes que entregar al final del día. Y a veces eso es difícil de soportar. En la televisión te encuentras con todo tipo de personas: actores sencillos pero también estrellitas y gente que no tiene ningún respeto por el otro y que solo esta allí por su físico, pero no tienen ninguna preparación. ¿Le resulta fácil combinar todas las profesiones: actor, músico, fotógrafo y escritor, cuando dirige? Siempre utilizo el libreto como punto de partida. A veces me ciño a él, en otras me enloquezco. No soy muy cuerdo que digamos y me emociono mucho. Pero también aplico muchas de las cosas que he aprendido de los grandes directores de cine y televisión que he tenido cuando he estado como actor. Un actor que sigue siendo reconocido por muchos por sus primeros papeles, Rodrigo D, Victorino Moya y Oswaldo Atehortúa. ¿Qué tanto hay de ellos en usted?Yo soy un ser en constante evolución y a medida que pasan los años la experiencia me ha dado otra perspectiva de la vida. He aprendido a mover menos cosas para lograr lo mismo o a pescar de diferente manera. Ahora estoy actuando de nuevo en una telenovela, haciendo un experimento que me permite reunir cuatro de mis personajes más importantes. Sin embargo, debo reconocer que hay personajes que se han convertido y me han hecho una especie de mito viviente. Lo que pasó con Rodrigo D, por ejemplo. Ahora hasta me dicen maestro… y yo no me veo así, pero bueno una cosa es como uno se ve y otra es la manera como los otros te ven (risas). ¿Te parezco muy viejito?

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