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Daniella Álvarez, exreina de belleza. | Foto: Foto: Especial para el El País

ENTRETENIMIENTO

Daniella Álvarez y su reinvención tras el quebranto que le cambió la vida para siempre

La exreina Daniella Álvarez se prepara para reaprender a caminar, luego de que le amputaran la pierna izquierda por razones médicas. En el 2021 presentará el reality 'El Desafío' y su fundación.

15 de noviembre de 2020 Por: Isabel Peláez R. - redactora de El País

Daniella Álvarez, señorita Colombia 2011-2012, modelo y presentadora de televisión que publicó: “Pies para qué los quiero, si tengo alas para volar”, después de que le amputaran el pie izquierdo —al sufrir una isquemia tras una operación de una masa abdominal—, se prepara con fe y arduamente para volver a caminar.

Y mientras su otra pierna permanece aún dormida, la barranquillera sueña con estar de pie el próximo año, presentando el reality de Caracol Televisión ‘El Desafío’ y dando inicio en el primer semestre de 2021 a una fundación con la cual ayudará a gente que ha perdido sus extremidades.

¿Qué cambio interno se dio en usted tras este acontecimiento en su vida?

Fue un choque emocional muy grande, después de 32 años de caminar con tus dos piernas, que te digan que ya no vas a tener una es bastante duro. Por mucho que existan prótesis, nada te va a devolver la capacidad que te da tener tu pierna real. Con la ayuda de Dios, de mi familia y de quienes me han apoyado a través de las redes sociales, lo he ido superando. Hago un luto diario.

Por momentos extraño mi pierna y digo: “Si la tuviera, sería todo mucho más fácil”. Pero a la vez he entendido que esta era mi misión de vida, el designio de Dios, debo aceptarlo, abrazarlo y salir adelante, lo vengo haciendo desde junio que perdí mi pierna.

Con los medicamentos hay momentos en los que estoy triste y otros en los que estoy perfecta. Caí un día en un hueco y con las uñas de las manos, voy subiendo para llegar a la superficie, porque mis pies no sirven, o mi único pie no ha despertado y todo el peso de mi cuerpo ha recaído sobre mis brazos, mis manos y mis muñecas. Pero cada día estoy más fuerte, valiente y optimista para vivir con la felicidad que siento que me merezco.

¿Qué tan clave ha sido tener cerca a su familia y a su novio en el proceso?

Mucho. Cuando uno resbala, ellos te agarran y te dicen: “Tranquila, aquí vamos y te estamos ayudando, y vamos a superarlo juntos”. El cuidado de una madre, tan importante y esencial; el apoyo de un hermano, que como me dice él, toda la vida se había estado entrenando para cargarme y ayudarme con su fuerza de voluntad; una hermana mayor que te dice “tranquila que ya está todo solucionado, tendremos lo mejor para ti, todo va a estar bien”; un novio que me da un amor diferente, una ternura distinta. Esa unión de fuerzas y amor incondicional me ha mantenido fuerte. Sumado al amor de quienes han rezado por mí y me envían esos mensajes donde me dicen que los inspiro. A veces no te enteras de esa fortaleza que otras personas ven más en ti que tú misma.

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¿Perder una pierna le dio una ganancia espiritual? ¿De dónde proviene la fuerza interior con la que enfrenta esto?

Siento que Dios me venía preparando para soportar este golpe tan fuerte. Desde chiquitica he sido muy cercana a Dios, a la Virgen y me encantaba leer libros de superación personal y de inteligencia emocional. Esto me ayudó a controlar el impacto de lo que me sucedió. Perder esa parte de mí me ha hecho más fuerte, valiente, no hay nada que no pueda tolerar. Que te quiten un pedazo de ti no se lo deseo a nadie.

Hoy digo que todos debemos sacar un espacio importante para prepararnos emocionalmente ante cualquier situación que la vida nos pueda traer. Con tener una rutina de trabajo o familiar no nos alcanza para el día que necesitemos aceptar una pérdida, una prueba difícil de la vida. He vivido por primera vez una ansiedad, una depresión y sé que debo ser más fuerte que mi mente. Sí, la pérdida de mi pierna me trajo mucho aprendizaje interior y emocional.

¿Por qué decidió compartir en redes sociales lo que pasaba con su salud?

Sentía una responsabilidad con mis seguidores que me apoyaron cuando fui Señorita Colombia, cuando he sido presentadora y que se han preocupado por mí en los momentos buenos y en los regulares. Quería ser yo quien les contara que me iban a amputar y no que me vieran así. Le dije a mi familia: “Voy a hacer un video para contarles a mis seguidores que mañana me van a amputar” y este llegó a Norteamérica y Suramérica. Mi historia le tocó el corazón a la gente, en medio de la pandemia; con tantas personas pasando por situaciones difíciles, ver que yo estaba pasando por algo tan fuerte, los solidarizó con mi testimonio.

¿Este ha sido el momento más difícil de su vida?

Sin duda. Siempre decía que era tan afortunada porque veía que a la gente le pasaban cosas, pero yo vivía agradecida con Dios porque en mi vida siempre había bendiciones tras bendiciones y éxito tras éxito, y luego me pasa esto y me doy cuenta que la vida es dura para todos, aunque para unos es más difícil que para otros. Debemos estar preparados, creemos que nunca nos va a pasar a nosotros y mira, me pasó. Hay días que digo que nunca me imaginé que esto me iba a pasar. Me faltan los años de vida que Dios quiera, pero si vivo hasta los 80, me quedan 50 para vivir sin pierna. Cuando veo gente que le pasó a los 10 o nació así, siento que si ellos han salido adelante, yo lo haré.

¿Qué ha sido lo más gratificante entre volver a caminar, volver a nadar, volver a bailar, volver?

¡Uy! De lo más gratificante que me ha pasado es volver al mar. Creo que en otra vida fui del mar, tengo una gran conexión con la naturaleza, con el agua, con la arena, los disfruto. Desde que estaba en el quirófano, lo único que quería era volver al mar. Fue de las cosas más emocionantes y montar en bicicleta. Ahora con mis prótesis volver a estar de pie es una felicidad con sentimientos encontrados, porque uno se da cuenta de lo difícil que es manejar una prótesis, no sé si llorar o reír de la emoción.

Pero siempre trato de sacarle el lado positivo, y como Dios me dio tantos años de ser buena deportista, sé que voy a lograr caminar súper bien.
Uno la ve tan fuerte, que creería que no tiene crisis. ¿Cómo se ayuda?
Cuando uno vive algo tan fuerte, debe autoayudarse, tener autoamor, autoconfianza y autosuperación, es lo que te saca del hueco. Claro que he tenido momentos duros. Cuando salí de la clínica y llegué a mi casa estaba loca por devolverme, porque me ponían una droga intravenosa, una oxicodona, que sirve para aliviar los dolores y en la casa te la tomas en tabletas y no es igual. Sentí lo mismo que un drogadicto, una ansiedad tremenda y tuve que superar esa ansiedad de necesitarlas. Pero eso se supera a los diez días que uno empieza a desintoxicarse. Cada día que me quitan algo, me da una ansiedad diferente, pero cada día es menor, gracias a Dios. Hay momentos en los que te ayudas con ejercicio, música, yendo a comer algo o viendo una película. Yo me autoayudo, me maquillo, me hago las uñas y salgo y cuando estoy con mis amigos, se me olvida todo. Pero a veces me he quedado arropada en mi cama, mirando el techo por horas o llorando, y me pueden decir hasta misa y no salgo.

¿Qué le gustaría aprender de nuevo en medio de la pandemia?

Ahora no quiero pensar en aprender algo diferente a reaprender a caminar. Manejar la prótesis es un reto. Imagínate que te pongan unos zancos altos por primera vez y debas sostenerte. Debo fortalecer los músculos de mi cuerpo para sobreponer ese equilibrio que me hace falta con mi pierna. La gente se imagina que te dan la prótesis y sales caminando. Hay que aprender a hacerlo bien, con una marcha bonita, a veces uno agarra vicios. Y luego saber manejar la prótesis de atletismo.
¿Todos los días hay un motivo para sonreír? ¿Por qué?

Sí, porque la vida es maravillosa, es linda, nos da tantas cosas bonitas, desde tomarte un milo frío en las mañanas, comerte un postre, sentir las caricias de mi sobrino, saber que mi familia y mis hermanos están felices de saber que me tienen viva y que no les causé un dolor profundo en sus corazones. Que tengo una familia desde mis abuelos, tíos y primos espectacular y voy a pasar un año nuevo junto a ellos. Que uno puede superarse, que en la vida todo se puede. Hay muchos motivos para sonreír: cuando le haces el bien a otro, cuando te sientes satisfecho por motivar a otro. Quisiera que Dios me dé la oportunidad de vivir más años para todo lo que me hace falta, sueño con ser mamá y abuela.

¿Si pudiera borrar un momento de su vida cuál sería?

Ese 13 de junio que me amputaron, quisiera no haber perdido mi pierna o haber tenido el conocimiento para advertirle a mis médicos que me podía pasar X o Y cosa. Pero todo ocurre por algo y para algo.

Familia unida

Sobre su infancia, Daniella dice: “Atesoro los momentos donde patinaba, montaba bicicleta, corría por las calles. A mis 8 años me tiraba de la lancha al mar y llegaba hasta la orilla, nunca le he tenido miedo a nada, gracias a Dios, y eso me ha hecho la persona que soy, que sabe que todo se puede”.

Daniella Margarita Álvarez Vásquez nació en Barranquilla el 24 de mayo de 1988. Es la segunda hija de Gustavo Álvarez y Zandra Vásquez. Tiene dos hermanos, Andrea y Ricardo. Es comunicadora social y periodista de la Universidad del Norte de Barranquilla y especialista en ‘Desarrollo organizacional y procesos humanos’ con una maestría en relaciones internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana. Es bisnieta de inmigrantes alemanes, que llegaron a Barranquilla en 1940.

“De mi papá he aprendido a ser valiente en los momentos en que la vida me ha pegado duro. Él fue ‘mello’ (mellizo) y cuando tenía 18 años perdió a su hermano, luego a sus papás. (Tengo a mis abuelitos maternos). Mi papá ha sido golpeado por la vida de muchas formas y es el más sonriente, el más optimista, el más cómico. Cuando yo estaba en los momentos más duros, siempre me acordaba de cómo él ha salido adelante de todo lo que le ha pasado en la vida: fue operado a corazón abierto, de vena aorta, ilíaca, ha sido un superviviente, yo he atesorado eso de él, y de mi mamá el ser berraca, echada para delante ante cualquier situación”. Reconoce que heredó la actitud positiva: “incluso en los malos momentos, antes de que me pasara esto, siempre he sonreído, cuando me he chocado he sonreído, si me han insultado he sonreído, siempre quiebro el hielo con una sonrisa”.

Acepta que su punto débil “es ser poco tolerante a las equivocaciones de otros. Con lo que me ha pasado he puesto la tolerancia y la paciencia en práctica”.

Habla del futuro con más optimismo: “A nivel de televisión un proyecto súper lindo, que me tiene súper motivada para apurarme a mejorar, es el Desafío, el próximo año, que tuve la oportunidad de vivir el año pasado. Es un gran placer que Caracol quiera volverme a tener, porque pensé que ese trabajo en televisión de la presentadora con cuerpo bonito no lo iba a volver a tener, pero me han dicho que ahora es cuando, por haber demostrado ser una súper humano real, una superviviente, que ha superado pruebas de vida, las más duras. Ya quiero estar en mi prótesis y tener una excelente capacidad de caminar”.

El próximo año, como embajadora de Ottobock, empresa alemana líder en prótesis a nivel mundial, estará en los Juegos Paralímpicos en Tokio 2021 y en eventos de ortopedia de Alemania y Buenos Aires.

Amor fortalecido

Lenard Vanderaa, el novio de Daniella Álvarez, dice que es en los malos momentos cuando se sabe dónde está una relación y la suya está más que fortalecida. Este actor español —que lleva un tiempo viviendo en Colombia, trabajando en producciones como El Bronx y la serie de Netflix, Siempre Bruja—, cuenta que conoció a Daniella en Bogotá en la apertura de un gimnasio, donde ella era la presentadora.

“La conocía, la había visto antes, chismosié su Instagram y le dije: ‘He visto que eres una chica súper fit y yo soy un desastre entrenando, ¿Me podrías entrenar?’ y ella se murió de risa: ‘¿Yo? Súper fit de qué’. ‘Sí, he visto que entrenas, necesito unas clases’. Me dio el número y nuestra primera cita fue días después subiendo una montaña para ir a la Quebrada La Vieja, le preparé un picnic”.

Cuenta Lenard que con ‘Dani’ empezaron en enero de 2017, y aunque estuvieron separados en 2019, “a raíz de lo que ha pasado con ella, fui a acompañarla en el hospital, como amigo, y después de vernos cada día, volvimos. Podríamos decir que llevamos tres años juntos”. Asegura que ella le ha enseñado muchas cosas, “sobre todo la actitud que le puedes poner a los momentos duros de la vida, la resiliencia. Estuvimos un mes y medio con una mala noticia tras mala noticia, no solo de la pierna, sino infecciones, fiebres. Me acuerdo que el riñón le falló, le dio íleo (trastorno gastrointestinal), y ver su actitud, sus ganas de vivir, su alegría y su afán de ayudar a otros, me ha impresionado, siempre la he admirado por ser trabajadora y profesional, pero ahora mi admiración es absoluta”.

Ella lo ha pulido en el baile y motivado en el deporte. “Nos gusta mucho bailar, yo fallo en algunos bailes. Vamos al gimnasio, hemos buceado juntos, montamos bicicleta, hicimos carreras de 5K y 10k y el Ironman de Cartagena juntos; nos encanta comer, tenemos un restaurante en Bogotá, Llorente; nos gusta viajar o ver una película en Netflix, en una noche de lluvia”.

“Esta situación nos ha fortalecido, nos queremos, nos amamos, hay respeto y más. Ha sido muy bonito llevarla a las terapias, cargarla, ayudarla a acostarse, a ducharse, me ha hecho muy feliz. En octubre estuve grabando una película en Barranquilla y no pude ir, en esos casos la acompaña el padre, la madre o sus hermanos. Somos equipo”.

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