Entretenimiento
Del amor al odio hay un paso. ¿Por qué hay parejas que llegan hasta las últimas consecuencias para vengarse?
Exparejas famosas confirman por qué el amor romántico puede llegar a convertirse en un auténtico caso de odio.
Por Johanna Fiallo
Bien dicen que del amor al odio solamente hay un paso, y no hay mejor definición que esa, para hacer referencia a ese estado mental en el que las emociones pasan a determinar la conducta. Sobre todo cuando una ruptura, la traición del ser amado, o el simple desamor, calan hondo en el otro.
Por supuesto, ejemplos hay muchos, pero el más reciente y polémico tiene que ver con el caso de Nicolás Petro, -hijo del actual presidente Gustavo Petro-, y Day Vásquez, su exesposa, a quien el rencor la ha llevado incluso, a poner en riesgo su propia libertad.
Sin embargo, la relación terminó en 2022, debido a la infidelidad de Nicolás, con Laura Ojeda -la mejor amiga de Day- con quien ahora, espera un hijo.
Ambos habían promulgado tanto su amor a los cuatro vientos, que esa fue la gota que hizo rebosar la copa de un veneno que ya se venía acumulando.
Fue en marzo de este año, cuando durante una entrevista concedida a la Revista Semana, Day Vásquez, decidió acusar a su exmarido, de haber realizado actividades de financiación ilícita para la campaña presidencial de Gustavo Petro. Dineros que, según ella, nunca llegaron a la contienda electoral, pero sí a los bolsillos de su entonces pareja, quien incluso planeaba comprar una mansión en Barranquilla. Una revelación que, solo tenía un fin, desquitarse de quienes la lastimaron.
Por supuesto, ante tal declaración, la Fiscalía General de la Nacional hizo efectiva la orden de captura contra Nicolás, por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Y contra Day Vásquez, por punibles de lavados de activos y violación de datos personales.
Una fiel muestra sobre cómo las parejas “perfectas” se convierten en inmejorables enemigos de la noche a la mañana.
“Lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia, así que, todo proceso de duelo significa pasar por diversas etapas: donde se extraña, pero también donde se odia al otro. Un sentimiento totalmente válido. Sin embargo, la cultura siempre nos forzó a una autorregulación de ese tipo de emociones y con esto, llegó el resentimiento, ese que aparece cuando estamos en un proceso de duelo, ese que nos hace sentir heridos porque el otro continúa con su vida. Un sentimiento que viene del ego”, manifiesta Paula Dávila, Psicóloga Clínica y terapeuta de pareja.
“Las redes sociales inevitablemente hacen que, el que haya sido lastimado, burlado, engañado, se sienta en ridículo, por lo que más fácilmente, luego de haber sido tocada su herida de abandono, su herida de humillación, decida desquitarse como mejor crea posible. Y por eso nos encontramos con una Shakira, que para procesar su duelo utiliza lo que sabe hacer, música, pero no deja de cantarle al mundo lo que piensa de su ex pareja y la nueva pareja de este. O nos encontramos con el caso de Nicolás Petro y su exesposa, quien ante un engaño decide destapar una verdad, porque de algún modo tiene esa necesidad de ser resarcida, y de que además, el otro pague de alguna manera lo que le hizo, sin medir las consecuencias”, destaca Dávila.
No obstante, un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology, revela que, el odio y el amor están involucrados en un tipo de procesamiento neuronal conocido como el efecto de excitación de la emoción.
Efecto que, según Semir Zeki y John Paul Romaya, del University College de Londres, producían mismos patrones cerebrales en personas que odiaban y las que amaban a otras.
El hallazgo, reveló que la actividad cerebral se produjo en el putamen (estructura situada en el centro del cerebro) y la ínsula, dos áreas que se activan a la hora de predecir las acciones de otras personas, por lo que advirtieron también que, “es más probable que en el contexto del odio, quien lo siente quiera ejercitar el juicio a la hora de calcular los movimientos para causar daño”.
Esto explica por qué en un momento dado, quienes se sienten lastimados pueden ir de un extremo (el enamoramiento) al otro (odio), tan fácilmente. Un círculo altamente nocivo en el que, aunque se gane, siempre se estará perdiendo un poco.
“En definitiva, las acciones de odio, siempre van a ocurrir de diversas formas y esto, solo dependerá del nivel de autorregulación, de la estructura mental y el proceso psicológico que cada persona lleve en el duelo. Así que en últimas, quien lo hace, quien toma el odio como punto de partida, debe saber que tiene un gran trabajo personal y emocional por delante”, concluye la psicóloga clínica y terapeuta de pareja, Paula Dávila.
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