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La serie Intimidad, de Netflix, intenta responder dónde se trazan los límites de la moral y qué ocurre cuando la privacidad está en boca de todos. | Foto: Foto: Especial para El País

El erótico, pero riesgoso fenómeno de la divulgación de videos íntimos

La serie Intimidad, de Netflix, intenta responder dónde se trazan los límites de la moral y qué ocurre cuando la privacidad está en boca de todos.

17 de julio de 2022 Por: Elpais.com.co

Malen es una política española con una trayectoria brillante y una reputación intachable, que ve cómo su camino hacia la alcaldía de Bilbao se va nublando tras la filtración de un video en el que está teniendo relaciones sexuales con un hombre que no es su esposo.

Ane es una joven extrovertida y amigable que trabaja en una fábrica. Su vida se convierte en un infierno cuando se ve envuelta en la misma situación que Malen y un video íntimo suyo empieza a circular entre los celulares de sus compañeros de trabajo, quienes no dudan en hacerle la vida imposible.

Malen es fuerte, afronta la situación públicamente, a pesar del acecho de la prensa y la falta del respaldo por parte de su partido político. Seguir adelante es su única opción y entiende desde un principio que no tiene nada de qué apenarse. Ane es mucho más vulnerable, no comparte con nadie su angustia, se deja consumir por la burla y el maltrato de las personas con las que trabaja y ve en el suicidio la única salida.

Malen y Ane son personajes de ficción interpretados por las actrices españolas Itziar Ituño y Verónica Echegui en la serie ‘Intimidad’. Sin embargo, al verla, resulta imposible no sentir la empatía de que es algo que también le puede pasar a cualquier persona.

Esta serie española fue creada por Laura Sarmiento y Verónica Fernández, quienes quisieron visibilizar el problema de la filtración de material íntimo sin consentimiento y las devastadoras consecuencias que puede tener algo aparentemente tan pequeño como compartir un vídeo.

Toda persona que se ve involucrado en una publicación con contenido íntimo, sin previa autorización, es una víctima. Él o los responsables son aquellos que, sin importar las consecuencias, pasan por encima de la intimidad y el respeto por los otros y hacen público el contenido, ya sea por motivos de diversión, burla, chantaje o venganza.

Aunque los ataques cibernéticos no distinguen género, las mujeres son más susceptibles a sufrir este tipo de ofensas. La organización ‘Glitch UK’, dedicada a la generación de consciencia sobre el abuso en línea, reporta que la violencia de género por este canal aumentó significativamente durante la pandemia y que preocupa “que el mundo ha normalizado prácticas como la distribución no consensuada de imágenes íntimas, los actos de sextorsión, ciberhostigamiento, ciberacoso, violencia sexual en línea y explotación sexual facilitada por las TIC en contra de mujeres y niñas”.

Una vez que un contenido de este tipo es subido en cualquier plataforma en internet, es imposible medir el daño que esto puede producir en una persona y su entorno, al ser vulnerada su privacidad son expuestas a críticas y juicios morales por parte de conocidos y extraños.

Cristina Ospina, trabajadora social y psicóloga familiar, alerta sobre la frecuencia de filtración de contenido íntimo en internet en personas de todas las edades. “Cada vez es más común, pero no se hace un tema más fácil de digerir. Hay que entender que no todo el mundo quiere ser visto de esta manera y el que veamos o compartamos este tipo de información, les puede causar gran daño en su vida pública y privada”.

La profesional advierte que “a veces somos muy inocentes al compartir cosas íntimas con otras personas sin conocer sus intenciones. Hacemos cosas por adrenalina o excitación, pero es importante conocer nuestros límites y las consecuencias de riesgos como grabarnos o tomar fotografías, lo cual debe ser algo en lo que estamos de acuerdo antes de hacerlo. Siempre es posible que lo que no queremos que se vea, salga a la luz”.

No se quede callado

En Colombia existen medidas para denunciar los casos de aquellos que hayan visto vulnerada su privacidad, a través del Centro Cibernético de la Policía Nacional que recibe denuncias como suplantación, sextorsión, entre otro tipo de violencias digitales.

Asímismo, a través de la línea nacional 155, quienes se encuentran en esta situación pueden encontrar apoyo psicológico para denunciar agresiones físicas o virtuales y buscar asesoría para su bienestar. En lo que respecta a delitos sexuales en línea contra menores de edad, el Ministerio de las Tecnologías para la Información y las Comunicaciones habilitó el espacio digital teprotejo.org, el cual se enfoca en la prevención contra delitos informáticos y recibe denuncias sobre pornografía infantil y otros delitos contra menores.

Martina López, Security Researcher de ESET Latinoamérica, compañía de seguridad, recomienda “acudir a organismos policiales y gubernamentales, si es posible en divisiones que traten este tipo de crímenes, y realizar la denuncia correspondiente”.

Hay muchas amenazas con la difusión del contenido antes de compartirlo con el objetivo de chantajear o sacar ganancias económicas. Frente a esto, la analista recomienda que “es importante no tomar contacto con el autor de esta filtración y no acceder a ningún tipo de pedido derivado de un chantaje en donde este alegue que va a eliminar los contenidos filtrados a cambio de algún beneficio o más contenido”.

¿Cómo denunciar?

1. Hay que recolectar todo el material que pruebe que se reveló información íntima o privada.

2.Dirigirse a la Fiscalía General de la Nación y llevar a la Unidad de Delitos Sexuales todo el material probatorio.

3. Cuando la Fiscalía reciba la denuncia se debe especificar en qué Red Social o plataforma digital se encuentran las imágenes o videos íntimos. El fiscal encargado se pondrá en contacto con las plataformas digitales involucradas para pedir que eliminen el material identificado, ya que afecta la intimidad de una persona.

Mientras se adelanta el procedimiento legal, se puede acudir a redes como Facebook e Instagram, que tienen opciones para bloquear contenido vulnerable. Estas plataformas recomiendan antes de compartir, preguntarse: “¿Es posible que alguien use esto para hacerme daño? ¿Me molestaría si alguien lo compartiera con otras personas? ¿Qué es lo peor que podría pasar si compartiera este contenido? Recuerda siempre que lo que compartes podría terminar en manos equivocadas”.

Responsabilidad social

El delito de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento consiste en revelar, publicar, ceder o comercializar imágenes, materiales audiovisuales o audios con contenido sexual de cualquier persona.

Aunque hay quienes lo hacen por la excitación, la creatividad y la adrenalina del riesgo, muchas personas caen en trampas o son víctimas de su inocencia o ignorancia al proteger su intimidad.

Durante la promoción de la serie Intimidad, Laura Sarmiento, una de sus creadoras indicó que “esta cuenta que el exponer la privacidad de los otros no es algo anecdótico, sino potencialmente devastador para la víctima. Muchas veces se justifica culpabilizando a esta. Hablamos de esta injusticia como un impedimento para que las personas cuya intimidad ha sido violada levanten cabeza”. Es deber social y nuestra responsabilidad respetar a las víctimas, y cortar de raíz cualquier tipo de difusión, incluidas cadenas y memes. Aunque no se conozca a la víctima, recuerde que cualquier acción tiene consecuencias.

El video que cambió la historia del internet

Pamela Anderson y Tommy Lee protagonizaron el que es considerado como el primer video viral de la historia, cuando en 1995 una cinta VHS con un contenido erótico grabado por ellos mismos, fue robada de su casa.

La serie ‘Pam & Tommy’, producción estrenada por Disney+ a principios de este año, está basada en la biografía autorizada de Tommy Lee y el artículo que Amanda Chicago Lewis escribió para Rolling Stone en 2014, en el que se expone como el carpintero Rand Gauthier utilizó su conocimiento del sistema de seguridad de los Lee para explotar sus debilidades y robar la caja fuerte, en venganza por haber sido despedido, estafado y retenido mientras trabajaba en la casa de la pareja.

A diferencia de ‘Intimidad’, esta serie se basa en un caso específico y real, y casi 30 años después de lo sucedido, invita a reflexionar sobre las ramificaciones que tuvo en la cultura pop la popularidad de la cinta y la impunidad de la violación sufrida por Anderson, que jamás consiguió rehabilitar su imagen tras el suceso y quien no dio su beneplácito para la producción ya que ella está preparando un documental para Netflix para contar su versión de los hechos.

La filtración de la cinta cambió la historia de la industria porno y su consumo por Internet, al que en ese entonces tenían acceso unos 40 millones de usuarios en el mundo. Al descubrir lo que tenía en sus manos, Rand Gauthier intentó vender la grabación, pero ningún estudio porno la quiso comprar por falta de derechos, fue entonces cuando Gauthier decidió hacerla pública en la Web.

Al ser pioneros en este tipo de batallas legales, Anderson y Lee no consiguieron que la Ley obligara a las plataformas a retirar el vídeo. Al final decidieron capitalizar el abuso a su intimidad y firmar un contrato de copyright (derechos de autor). Se estima que en menos de 12 meses, la cinta generó unos 77 millones de dólares aproximadamente.

Un caso similar pero con otro fin fue el de una joven Kim Kardashian, cuando se publicó una grabación en 2007 en la que aparecía teniendo sexo con su novio de aquel entonces, el cantante Ray-J. “Probablemente nuestra serie no hubiera sido tan exitosa sin la filtración de mi vídeo sexual. Creo que en la vida todo pasa por una razón”, admitió la empresaria, quien no dudó en poner las fichas a su favor y redirigir la fama recibida para construir un imperio para ella y su familia, que podría alcanzar los 800 millones de dólares.

En un contexto mucho más local, como una pesadilla podría describirse la situación que ha vivido la presentadora del canal RCN, Ana Karina Soto, quien a principios de 2022 fue víctima de acoso por parte de personas que ‘hackearon’ las cámaras de seguridad de su casa, con lo cual tuvieron acceso a videos personales suyos y de su familia.

A través de redes sociales contó que recibió correos intimidantes con un mensaje títulado: ‘Observándote’. “Las primeras imágenes que mandaron eran mías, en el vestier, claramente vistiéndome y desvistiéndome, desnuda. Entonces yo decía: ‘¿Qué es esto? No puedo creer que esto suceda’”, se sinceró la periodista. “Claramente nos sentimos absolutamente vulnerados, atacados, sorprendidos. Esto es
aberrante, es enfermizo”, agregó ella, quien ya había pasado por algo similar años atrás, después de que se filtrara un video de su propiedad.

“En el caso de Colombia, la difusión de contenido íntimo sin el consentimiento del dueño es una violación a la Ley 1581, que protege los datos personales de los ciudadanos. Sin embargo, notamos que esta no es específica frente a la divulgación de contenido íntimo, que tiene otros bemoles distintos a la de difundir información simplemente personal”, explica Martina López, Security Researcher de ESET Latinoamérica.

En el 2021 se propuso un proyecto de ley que sancione este tipo de delitos con penas duras, siendo aprobada en una primera instancia, con lo cual podría llegar a verse un cambio que les dé a los ciudadanos colombianos más posibilidades de obtener justicia por un delito de este calibre.

Consejos para tener en cuenta

Es mejor prevenir

Víctor Solano, consultor en reputación digital aconseja que “para hacer un buen uso de las redes sociales, en lo posible, la comunicación idealmente debería ser solamente con personas que también se conocen en la vida analógica y ya que esta es la única manera de confirmar que la persona es quien dice que es”.

Hay que evitar publicar contenidos con los cuales se pueda identificar o hacer asocio de datos, por ejemplo, la fachada de la casa, la placa del carro, o las fotos de los hijos con el uniforme del colegio”.

Martina López, de Security
Researcher de ESET Latinoamérica recomienda:

Aplicar métodos para anonimizar el origen del contenido, a través de
herramientas que permiten difuminar fotos o videos, y evitar la exposición del rostro o rasgos particulares. Esto es particularmente útil si el contenido llegara a filtrarse sin nuestro conocimiento, ya que podremos evitar que lo relacionen con nuestra persona o nuestros dispositivos.

Ser cuidadoso respecto a quiénes tienen acceso al dispositivo de forma física y lógica. Cuando pensamos en contenido privado filtrado, puede que nos olvidemos de los casos en los cuales es un conocido quien roba esta información de nuestros equipos, que no son poco comunes. Para evitar esto, debemos aplicar prácticas comunes como el bloqueo de los dispositivos o aplicaciones de contenido multimedia, y no compartir contraseñas de los mismos dentro de lo posible.

Considerar aspectos técnicos, como la eliminación segura del contenido íntimo a través del borrado seguro de los datos. Si bien es un poco más laborioso, es posible recuperar contenido que fue simplemente eliminado de la papelera de reciclaje. Esto podremos evitarlo con aplicaciones específicas.

Conectarse únicamente desde redes protegidas, evitando las de acceso público.

Revisar las aplicaciones y el software instalado en el dispositivo que puedan
tener algún tipo de código malicioso que robe información.

Usar una solución de seguridad móvil que evite la infección con códigos
maliciosos que roben información.

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