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GOURMET Revela que no es monteriano que coma ñame y suero. No le gusta. "Por eso digo que soy costeño del Mediterráneo: a mí la comida criolla pocón. Lo mío es la comida italiana, la mediterránea, ese tipo de cosas”. | Foto: Foto: Especial para El País

ENTRETENIMIENTO

El nuevo rumbo de Abelardo de la Espriella, el jurista de 'derecha' que ahora canta Ópera

El abogado Abelardo De La Espriella, quien se lanzó como cantante de ópera, dice que su nueva faceta no afecta su credibilidad como jurista. Habla el amante de la ‘dolce vita’.

18 de noviembre de 2018 Por: Meryt Montiel Lugo / Editora del equipo de Domingo

Divertirse. Ese, dice, fue el único propósito que tuvo el abogado penalista Abelardo De La Espriella para lanzarse como cantante de ópera con el video 'O Sole Mio', en el que canta en el idioma de su abuelo y de su padre: el italiano.

“Es un cantante fantástico, tiene un vozarrón”, comentan amigos del jurista, como el dermatólogo Giovanni Bojanini, al igual que admiradores del letrado que en redes sociales elogian su nueva faceta y lo defienden de “mamertos envidiosos”. Mientras, sus detractores, lo tildan de payaso, de loco; otros dicen que su canción se usará para torturar a falsos testigos.

Acostumbrado a despertar polémica, este hombre de 40 años nacido en Bogotá, pero criado en Montería, hace caso omiso a los comentarios disonantes y dice estar feliz con los resultados del primer video de su álbum ‘De mi alma italiana’, en donde rescata canciones del repertorio italiano.

Aunque, como asegura, no tuvo ninguna pretensión comercial con el video, que ya va a completar un millón de visitas en Youtube y las descargas han sido miles también, “creo que me darán un cheque ya por eso. No era la idea, pero bueno, no está demás un billetico”, comenta con picardía.

Con su disco debut quiere enviar un mensaje: hagan lo que les plazca, cumplan sus sueños... hay que hacer lo que a uno le nace, máxime, cuando es arte, música, cuando eso trae felicidad.

Es enfático al manifestar, al otro lado de la línea, que él hace lo que le da la gana y lo que lo hace feliz. “Hago lo que me produce placer, porque yo reconozco que soy un hedonista y soy un epicureísta y soy un iconoclasta, un transgresor, siempre me ha gustado nadar en contra de la corriente. Pero ese es mi espíritu: un espíritu libertario”.

Antes de partir a Roma, Abelardo De La Espriella atendió a El País, desde Miami, ciudad donde reside.

¿Desde cuándo es consciente de su talento para el canto?

Desde que tengo uso de razón porque la música no es una decisión, es una condición y la música siempre ha sido determinante en mi vida como lo ha sido el derecho. Nadie se hace músico, nadie, por más consola y aparatos y tecnología que le metan.

Tú tienes que tener una configuración especial en el oído medio que tiene una callosidad que mide menos de tres milímetros, sin esa callosidad no puedes ser afinado, no puedes tener entonación, no puedes entender la música como hay que entenderla. Y mi gusto musical es por la música lírica, la música clásica, el bolero. Me encanta el jazz, el blues, el rock viejo, la salsita vieja, el vallenato viejo, pero en ese orden.

Raro un costeño cantando ópera…

¿Y por qué no? La cultura de todos los países entra por el mar. Nosotros en el Caribe conocimos primero la ópera, el jazz, el blues, y las grandes cosas de la moda, del arte, del mundo la conocemos primero que cualquier persona del interior. Porque todo llega por los barcos. El desarrollo, el progreso, el futuro, llegan por los puertos marítimos.

¿Esta faceta como cantante no le restará credibilidad como abogado?

Tengo 20 años en este oficio, he mostrado mi casta, mi talante, he dado resultados, he sido muy exitoso para desgracia de mis malquerientes y de muchos colegas que en vez de preocuparse por lo suyo se preocupan por los demás y por eso es que no progresan. Y yo estoy probado como abogado, no tengo que probarle nada a nadie. El que crea que pierdo seriedad por esto, que trate de manosearme.

Tengo la espada lista para cortarle la cabeza a todo el que se acerque a menos de un metro. Y si quieren hablar de música también hablamos de música. Antes, por la época del Renacimiento, la gente hacía muchas cosas a la vez y lo uno no le restaba credibilidad a lo otro. En estos tiempos de decadencia asistimos a un escenario lamentable en el que los seres humanos hacen una sola cosa y la hacen regular o mediocremente.

Este es un mundo mediocre, y sobre todo, Colombia, porque el colombiano le tiene miedo al éxito, a ser ambicioso. No está mal ser ambicioso, lo que está mal es ser codicioso. Hay que ambicionar, porque como decía Napoleón, es mal soldado el que no aspira a ser General.

¿Ha pensado en hacer conciertos, recitales?

Podemos hacer recitales el próximo año para una obra benéfica, recitales pequeños para unas 300, 400 personas, recitales de gala, que la gente vaya correctamente vestida, en esmoquin, que se sirva una buena comida, un buen trago. Hay que rescatar ese tipo de valores perdidos porque el mundo hoy es muy decadente...Hoy invitas a un almuerzo en tu casa y la gente llega en chancletas, el mundo se está acabando. Y parte del concepto estético de este disco es rescatar ese tipo de valores y costumbres perdidas a lo largo de tantos años de decadencia.

¿Cómo un lasallista termina siendo ateo?

Pudo ser peor, pude haber terminado siendo cura o hermano lasallista (risas). La verdad yo le agradezco mucho al Colegio La Salle, de Montería, allí uno estudiaba con gente rica, con gente pobre, con gente muy pobre. Esa experiencia me permitió conocer el mundo real y desarrollar un verdadero humanismo que se refleja no solo en mi trabajo como abogado sino en mi sensibilidad artística.

¿Le incomoda que lo llamen el penalista de los famosos, de los parapolíticos, el abogado mediático, el rock star del derecho penal?

Me tiene sin cuidado, es más, todo eso me encanta porque eso lo que hace es incentivar el mito, crecer al personaje y todo eso lo que trae es clientes. Cada vez que hablan mal o bien de mí aparecen diez clientes más.

¿Cómo está su relación con Claudia López? ¿Ustedes conciliaron?

No, no. Esa señora es contraparte mía. Además, yo la denuncié también, presenté una tutela a título personal. Yo no tendría ningún tipo de relación distinta a la que tengo con un ser tan reprochable como es la señora López. Jamás me sentaría con esa mujer, ni siquiera a tomarme un café.

¿Esa tutela que interpuso contra ella fue por haberlo llamado miembro confeso del narcoparamilitarismo?

Sí, imagínate: miembro confeso del narcoparamilitarismo, le tocó retractarse. Porque Claudia López tiene un problema de incontinencia verbal, yo diría que más allá de eso es una diarrea lingüística la patología de la cual padece esa señora. Es una persona que no piensa lo que va a decir, que se cree autorizada para atacar, difamar y hacer daño todo el tiempo con su lengua viperina. Pero conmigo le dieron las doce. También como abogado del presidente Uribe la hice retractar.

¿De verdad que nunca ha perdido un caso como abogado?

Al final, de alguna manera u otra lo gano. El primer requisito para tomar un caso primero es que me mueva la aguja y segundo, que tenga viabilidad jurídica. Ahora bien, no solamente se trata de buscar que una persona no sea declarada responsable, sino también, en los casos en que hay responsabilidad, buscar el mal menor. Por ejemplo, un preacuerdo, un principio de oportunidad, rebajas que permitan que el tiempo en prisión de esa persona sea el menor posible. Bajo ese entendido pues nunca he perdido.

¿No le movería la aguja llegar a ser Ministro o ser Gobernador de Córdoba, por ejemplo?

No, no. Ya yo he puesto mi cuota de sacrificio por el país escribiendo lo que escribo, dando las peleas contra la izquierda que he dado, solamente en un caso de extremo peligro para la salud de la República y para la supervivencia de la democracia me metería en eso como un acto de sacrificio superior y espero no tener que llegar nunca a eso, porque, definitivamente, la política es una actividad que me parece envilecedora.

¿Es cierto que usted renunció como columnista de El Heraldo?

Sí, yo renuncié a El Heraldo porque su director, todos los viernes cuando mandaba la columna entraba en un estado de nerviosismo incontenible, y yo como le tengo tanto aprecio, cariño y respeto a Marcos Schwartz decidí dar un paso al costado para no seguir estresándolo y generándole problema.

Pero ha sido una maravilla, porque es que en El Heraldo mi columna la leían unas 50.000 personas, ahora la leen unas 350.000, 400.000, lo que pasa es que está en mi blog y en una serie de portales y en otros periódicos regionales.

¿Verdad que la molestia grande en El Heraldo fue porque en una de sus columnas escribió que Maduro debería ser asesinado?

Esa fue, digamos, la gota que derramó el vaso o el florero de Llorente. Ante el reclamo de Marco, él me dijo, mira, me estás generando problema con esto y yo le dije, ya no quiero más reclamo de ninguna clase, me voy, y le presenté la carta de renuncia y se acabó. Pero me sostengo en eso: un régimen dictatorial y criminal no se puede sacar por las buenas, hay que sacarlo por las malas. Y fíjate que un año y medio después de haber dicho eso todo el mundo me está dando la razón.

¿Es un monteriano de ñame y suero?

No, no, no, no me gusta ni el ñame ni el suero. Yo soy un costeño del Mediterráneo, a mí la comida criolla, pocón, pocón. Lo mío es la comida italiana, la mediterránea, ese tipo de cosas. Pero soy un hombre del Caribe, sin duda: por mi manera de ver el mundo, de concebir la realidad que me rodea, de entender el arte, la música, la amistad, el amor, la estética, todo eso en mí es Caribe, por supuesto, con ese toque italiano que tengo en la sangre.

¿Se considera un personaje?

De hecho hay que serlo. Es que nadie escribe nada sobre los cobardes, nadie recuerda aquellos que se arrodillan, sino a los personajes que cambiaron las cosas, que tuvieron posiciones claras.

Yo soy un tipo coherente, consecuente, le he puesto corazón a las cosas, soy un abogado defensor que no es vergonzante, soy un hombre de derecha que no es vergonzante en un país donde históricamente la derecha ha sido vergonzante, se esconden, y les da miedo decir lo que piensan. Yo pienso que el comunismo es una plaga, es lo peor que le puede pasar a la democracia. Y creo que en el orden, en la institucionalidad, están los valores máximos de la democracia.

Entonces, yo he vivido la vida como la canción ‘A mi manera’. Eso sí, respetando la ley. Pero en lo que tiene que ver con el divertimento y las cosas que me hacen feliz, sin hacerle daño a nadie, he sido un sibarita toda mi vida.

¿Se siente usted un hombre exitoso?

Bueno, dímelo tú: tengo 40 años, tengo la quinta firma (de abogados) que más factura en Colombia. Tengo un nombre que es una marca registrada, hice un disco, tengo tres libros, me han dado un grado honoris causa, tengo negocios en Colombia, Estados Unidos, en Europa, tengo una familia maravillosa, toco piano, compongo, canto y hago lo que me da la gana.

Si tú me preguntas qué es el éxito, el éxito es lo que te hace feliz, y yo soy un hombre sobre todo feliz. Los demás quieren que uno esté jodido (risas), pero me importa un carajo, yo tengo una vida que el ciento por ciento de todos esos mediocres que me critican quisieran tener.
Sobre todo, puedo decir lo que me da la gana, esa es una de las mejores manifestaciones de la honestidad: decir lo que uno piensa de verdad.

Pero eso pasa factura en este país...

A mí no me importa. Estoy listo para la pelea, cualquiera que esta sea. Y si es por defender la democracia, la institucionalidad y la salud de la República, pues doy la pelea con más gusto. Porque yo soy un patriota y así me he considerado siempre. Porque me duele mi país, quiero que salga de la zanja profunda donde está porque creo que merecemos un cambio y que no tiene sentido que siendo un país privilegiado por la naturaleza hayamos vuelto nuestra nación un basurero que apesta.

Dice que la amígdala de su cerebro está atrofiada, que por eso no siente miedo…

La amígdala del cerebro regula los temores, los miedos y yo creo que no la tengo o la tengo atrofiada porque a mí no me da miedo nada. Lo único que me asusta es una pelea con mi mujer.

Se considera un costeño universal…

Totalmente, soy un hombre cosmopolita, un ciudadano del mundo, no me siento extraño en ningún lugar. Me encanta viajar y conocer otras culturas, otras lenguas, tras formas de vida, otras formas de pensamiento y distintas expresiones de la personalidad, del arte.

¿Le ha gustado leer desde muchacho?

Sí, soy un lector voraz. Yo leo desde los 3 años y 9 meses y nunca he parado de leer. A donde voy siempre tengo un libro conmigo. Ahora me estoy releyendo un libro maravilloso (El Proceso de Cristo), pues como decía Jorge Luis Borges, mejor que leer es releer lo que uno se ha leído.

¿Qué hace un ateo releyendo un libro sobre Cristo?

Porque digamos que es jurídico, en el sentido en que en el proceso de Cristo se presentaron una serie de violaciones, que de haber sido respetado el debido proceso probablemente no lo habrían matado. En otras palabras, si Cristo hubiese tenido un buen abogado no lo hubiesen matado.

Ha sido víctima de atentados, amenazas. ¿Hoy prefiere alejarse?

A mí entre más me amenacen y más me reten, más peleador y más decidido me vuelvo. No soy la clase hombre que puedan arredrar con amenazas ni güevonerías de ese tipo. Y yo no sé cuál es el miedo que la gente le tiene a tantas cosas. El ser humano vive lleno de miedos, al final todos nos vamos a morir. Como si tener miedo fuera a salvarnos del destino final de todos que es un ataúd.

¿Será que se acostumbró a las amenazas?

No, lo que pasa es que yo las entiendo como gajes del oficio. Una persona como yo en un país tan complejo como el nuestro no puede opinar y no puede ejercer, además con éxito, como lo hago yo, porque enseguida se gana enemigos de todo tipo. Y por cada cliente que defiendo son 50 enemigos, entonces quien se dedica al derecho penal tiene que entender que ganará más enemigos que amigos y que si no le gusta eso que se dedique a otra cosa...

Además, la gente vive quejándose de todo. A mí no me gusta la gente que se queja: ay, qué duro. ¡Qué duro qué! La vida es dura para todo el mundo, incluso para los millonarios y hay que enfrentarla y se acabó, sin tanta quejadera. Eso es lo que hay y hay que asumirlo así.

¿Pero no será porque nació usted en cuna de oro?

Pero a mí nada me lo han regalado, fíjate. Yo pude ser varias cosas: pude ser un hijo de papi y mami y me negué a serlo; hice una historia completamente distinta a la de mi familia. Pude haber sido un cazafortunas, un gigoló y hubiera sido del carajo, porque tengo una labia del carajo con las mujeres. O pude haber sido un burócrata, un político que viva pegado a la teta estatal - porque además soy carismático, sé echar discursos y más o menos me funciona la cabeza - y tampoco escogí eso. Decidí hacer empresa, ejercer mi profesión, hacerlo con valor, civismo y además de eso, con gallardía.

Ha dicho usted en una entrevista: “No soy pretencioso sino arrogante”…

Eso es mentira, eso era mamando gallo en un programa. La verdad es que yo soy un bacán, que tengo que parecer más serio para que la gente no se equivoque o crea que pueda hacer ciertas cosas. Pero soy un hombre del Caribe, yo soy un bacán, yo soy relajado, no me creo más que nadie, simplemente soy seguro y eso a mucha gente que es muy acomplejada le parece que es arrogancia. Pero soy un tipo seguro de lo que tengo, de lo que pienso, de lo que creo, de hacia dónde voy, de mi visión de país, puede que esté equivocado en muchas cosas, soy humano, no hay criatura humana perfecta, pero tengo una visión coherente y consecuente de lo que he sido a lo largo de mi vida, por eso a la mayoría de gente que le tiene miedo a todo, le parece que soy un tipo arrogante porque hablo con seguridad. Eso se llama complejo y pido aquellos que se sientan así que asistan a unas terapias, seguramente un profesional de la salud mental los podrían ayudar.

Dice que sigue su plan de vida. ¿Hacia dónde lo encamina?

En unos años quiero retirarme, dar un paso al costado. Me quiero retirar en un muy buen momento y quiero dedicarme a ser el mánager de mis hijos, quiero ayudarles a cumplir sus sueños...

Quiero dedicarme a mis hijos, a la música, a la dulce vida, a las catas de vino, a las visitas de museos, a las temporadas de ópera de Nueva York, de Milano, a la Semana de la Moda en Nueva York, a exposiciones en París, a recorrer los mejores restaurantes del mundo, a degustar los mejores platillos, a tener un viñedo en Italia, una finca llena de olivos y hacer mi propio aceite, a los caballos, que me encantan también porque soy caballista y criador de caballo.

Hay tantas cosas: a la poesía, a la literatura, hay que reinventarse todo el tiempo y hay que saber dar un costado, también.

¿Cómo es un día en su vida?

Me levanto a las 6:30 a.m. todos los días y me acuesto a la 1:00 , 1:30 a.m. Hago ejercicio, voy a la oficina, comparto con la familia cuando estoy en casa, viajo a donde tenemos oficina, pero siempre le saco espacio a los momentos agradables.

Nunca me como un sándwich, nunca almuerzo mal. Siempre tengo que almorzar con entrada, con primero, segundo y tercer plato, postre, un buen vino. Siempre saco tiempo para un buen almuerzo. Estoy en varios proyectos y estoy escuchando música siempre.

Amante de la moda y de la estética. ¿Qué es lo que más le apasiona: la ropa, los sombreros, los relojes, las gafas?

Todas las anteriores. Decía Oscar Wilde que uno debe ser una obra de arte o llevar una encima. A mí me gustan las cosas buenas, a veces estoy solo en casa y estoy perfectamente impecable. No me pongo algo para que la gente sepa qué llevo, nada, nada; es un gusto por las cosas buenas. La gente a veces ni siquiera conoce las marcas que llevo encima y no me interesa que las conozca, simplemente es que a mí me gustan porque una marca siempre tiene una historia, tiene un trabajo detrás.

¿Es verdad que se maquilla antes de cada foto para la prensa?

Pero claro, cada vez que voy a salir en prensa me maquillo, como corresponde. ¿Tú no has visto que hay gente que da unas entrevistas con la cara enmantecada, que parece que le hubiera caído una barra de margarina en la cara? Eso es impresentable. Siempre desconfíe de alguien que no se preocupe por su apariencia. Porque quien no se quiere así mismo no quiere a nadie. Siempre hay que hacer la mejor versión de sí mismo.

¿Le ha traído problemas ser tan psicorrígido, obsesivo por la limpieza y el orden?

Noooo, le trae problemas es a la gente que trabaja conmigo.

¿Qué no soporta?

El desorden, el sucio, la impuntualidad, todas esas cosas me parecen detestables.

¿Qué habilidades manuales, creativas tiene?

No, no, estoy negado para todo lo que sea manual. Menos para acariciar un torso desnudo (risas), que por supuesto es el de mi señora.

Defectos que se reconozca…

No soy bueno con la motricidad fina, no puedo colgar un cuadro, no sé cambiar la llanta de un carro, no sé pintar, lamentablemente, me hubiera encantado; tengo la sensibilidad para entender el arte, pero no sé pintar. Y a veces soy un poco acelerado, muy exigente y perfeccionista.

Sus residencias y oficinas deben estar rodeadas de arte, no? ¿De qué tipo?

Me gusta todo lo que sea arte contemporáneo, pero no me gusta el arte conceptual, por ejemplo, eso de una Barbie orinando en una bacinilla o un video de unas viejas desnudas, eso es una cosa decadente que hace gente que no sabe de arte de verdad.

Su buen verbo y saber bailar lo ayudaban en las conquistas…

Claro, por supuesto.

Eso ayuda más que tener una cara bonita, ¿no?

¿Sabes una cosa? Yo no pienso que los hombres tengamos que ser simpáticos o bonitos, lo que tenemos que tener es gracia (risas). La naturaleza es sabia, si yo con 1,70 m he dado la lidia que he dado, imagínate yo con 1, 80.

Yo a pesar de que soy bajito nunca he visto gigantes a mi alrededor. Además, te voy a decir cuál es el mejor afrodisíaco para las mujeres: la inteligencia. Les encanta. Y las mujeres nunca olvidan a los que las hacen reír.

Envía flores a su esposa los 13 de cada mes. ¿Qué pasó un 13?

Nos casamos un 13 de diciembre, hoy (13 de noviembre) le mandé flores. Porque todos los 13 de todos los meses le mando flores, le hago su cartica, un poema y tal.

¿No se le acaba la inspiración para escribir tanto mensaje durante ya once años?

Ya te digo que cuando hay amor verdadero, genuino y real, pues el repertorio nunca se acaba.

¿Hay que pagar escondedero cuando usted está furioso?

No. Fíjate que yo nunca grito a la gente, ni la maltrato, yo soy un hombre temperamental y severo, pero con respeto. Yo no creo en los gritos, en los maltratos, en las malas palabras, me parece de décima categoría eso.

Quien recurre a eso es porque no le da la cabeza para nada más. Pero yo nunca grito a un escolta, a nadie que trabaje conmigo, ni les digo malas palabras, eso me parece patanería, guachada, ordinariez, ramplonería, no, no, no.

¿Y no les habla irónicamente?

Probablemente irónicamente sí, pero no paso de ahí. Lo que pasa es que con la gente ocurre lo que ocurre con los caballos: ni tanta zalamería ni tanto maltrato. Hay que buscar un punto intermedio cuando del trabajo y de la disciplina se trata. Además, la autoridad no se ejerce maltratando a los demás ni atropellándolo. La autoridad se ejerce con el ejemplo, con la dedicación y con el compromiso por el trabajo y las cosas importantes de la vida.

¿Al viajar qué no debe faltar en su maleta?

Los sombreros, siempre viajo con un esmoquin, uno no sabe cuándo se vaya a requerir; unos buenos pares de zapatos, por supuesto y unas buenas corbatas y pañuelos en la solapa, eso no puede faltar. Y a esta edad ya las pastillas del reflujo.

"Mi padre también canta, no tan bien como yo, por supuesto, pero le gusta (risas). Vengo de una familia que, además de ser de una tradición de abogados, es muy musical: está Alfonso De la Espriella, que es el compositor de 'Cartagena contigo'; Eduardo Cabas De la Espriella, papá de Cabas, el cantante, es decir, la familia tiene una vena musical muy interesante que yo tuve la fortuna de heredar".

La Ley y el Orden

Abogado de la Universidad Sergio Arboleda, tuvo la fortuna y el honor, expresa, de haber sido compañero en ese centro educativo del presidente Iván Duque, pero aclara entre risas, "él es mayor que yo y se ve mucho mayor que yo: yo soy del 31 de julio de 1978 y él es del 1 de agosto de 1976: me lleva dos años".

De una seguridad, cultura, humor y personalidad impresionantes, como lo describe su amigo Giovanni Bojanini, Abelardo De La Espriella se fue abriendo camino desde joven, como prestante abogado en Bogotá, “cosa que no es fácil y menos si se es costeño”, resalta el médico dermatólogo.

Empezó “solo, en una oficina de 10 x 10” y hoy es la cabeza visible de Lawyers Enterprise, firma en la que trabajan “85 abogados y unas 40 personas en la parte administrativa, con sedes en Bogotá, Barranquilla, Miami y próximamente en Medellín y Roma”. Y que, además, es, en sus propias palabras, la quinta firma de abogados que más factura en el país.

“No hay una sola firma de abogados penalistas que se nos acerque. Las que están por encima de nosotros son firmas de ciento y pico de años y son de derecho comercial, privado”, asegura.

Criticado por sus detractores por haber sido abogado de parapolíticos y de paramilitares, también es aplaudido por liderar casos que han sentado precedentes judiciales en Colombia.

Como el de Natalia París, la DJ de algunas de sus rumbas y de la quien es muy amigo. Logró por vía judicial que por primera vez en el país se sacara de circulación un libro que ya estaba en el mercado. “Fue cuando le inventaron ese cuento de que Natalia era prepago”, evoca.

Ha tenido otros casos mediáticos y que también sentaron precedentes judiciales en Colombia como los de Rosa Elvira Cely (ultrajada en un parque de Bogotá); el de Natalia Ponce De León (agredida con ácido) y el de la reina vallecaucana Diana Salgado, que fue “discriminada por ser muy caderona”.

Su amigo Greg Schaller es testigo de su disciplina cuando se trata de dar buenos resultados como abogado. “Él lo ha dicho, es el mejor de los amigos, pero tal vez, el peor de los enemigos. A mí nunca me gustaría estar del otro lado, porque cuando a él se le mete algo en la cabeza es absolutamente disciplinado. Si tiene un caso no se toma ni medio trago, se levanta a las 4:00 a.m. y estudia , estudia, estudia, y es muy perseverante... no gana solo por su inteligencia y talento, gana, por encima de todo, por su disciplina. Él se prepara para siempre ganar”.

Hombre de hogar

En sus épocas de mujeriego arrebatado llegó a tener hasta más de siete mujeres al tiempo, revela. Pero no tenía que preocuparse porque lo pillaran siendo infiel. “En su momento todas sabían. Era mejor compartir un pedacito de este pastel que quedarse sin nada. Así seré de interesante, imagínate, que se aguantaban ese brinco”, comenta con jocosidad.

Eran otros tiempos, aclara, al final me di cuenta de que no hay como estar con las más adecuada, que es solo una. Esa única de hoy es una monteriana de sangre árabe e italiana como él: Ana Lucía Pineda, diez años menor que él y nieta de María Carmenza Pupo, ‘La Niña Mencha’, la que inspiró al escritor cordobés David Sánchez Juliao el nombre de uno de los personajes más queridos de su telenovela Gallito Ramírez (protagonizada por Carlos Vives y Margarita Rosa de Francisco, recordada aún como ‘La Niña Mencha’).

Ana Lucía, con la que se casó hace once años y a la que describe como “una mujer maravillosa, hermosa por dentro y por fuera”, es la madre de sus tres hijos: Lucía (Luchía, como dice en italiano), de 7 años, una devoradora de libros, “que se parece a nivel de temperamento a mí, pero físicamente a su madre”. Salvatore, de 6 años, con el parecido físico de su padre y cariñoso como su mamá, y Filipo, de 2 años y medio, “un personaje súper divertido, que siempre tiene una sonrisa en la cara, el bacán del combo”.

Su esposa es la administradora de la firma de abogados y la gemela de ella, Lilian Pineda, es la gerente general.

Verla en la casa y en su lugar de trabajo a diario, dice, no lo aburre, “porque cuando hay amor todo es genial”. Y además, porque, comenta, tienen las competencias definidas: ella manda en la casa y yo en la oficina.

Reconoce que Ana Lucía logró ‘domesticarlo’: el amor tiene efectos maravillosos sobre la gente. Aunque soy un tipo hedonista, que me encanta la dolce vita, soy esencialmente un hombre de familia, nunca me le he perdido, no soy tan tomador de trago, me encanta estar en casa, estar con ella, me encanta viajar con ella, es mi compañera perfecta: es socia, cómplice, amiga, todo. La naturaleza tuvo un gesto especial conmigo al darme una mujer como ella. Algo bueno debí haber hecho en otra vida para merecerla, ¿verdad?”, concluye.

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