Realeza
El rey Carlos III y Camila celebran su coronación con fiestas vecinales y con un gran concierto; la fiesta no para
A falta de superestrellas británicas, el cartel estaba encabezado por los artistas estadounidenses Lionel Richie y Katy Perry.
Con un gran concierto pop en honor de los monarcas, frente al castillo de Windsor, y decenas de miles de comidas vecinales, celebraron este domingo en todo el Reino Unido la histórica coronación de Carlos III y la reina Camila.
Antes de caer la noche, los reyes se sumaron a unos 20.000 espectadores frente al escenario instalado en Windsor, pequeña localidad a unos 40 km de Londres, para un gran concierto presentado por el actor Hugh Bonneville, mundialmente conocido por la serie ‘Downton Abbey’.
A falta de superestrellas británicas como Elton John, Adele, Ed Sheeran o Harry Styles, el cartel estaba encabezado por los artistas estadounidenses Lionel Richie y Katy Perry. El concierto contó también con la veterana ‘boy’s band’ de Manchester, Take That.
Bailarines del Royal Ballet, cantantes de la Royal Opera, actores de la Royal Shakespeare Company, intérpretes del Royal College of Music y miembros del Royal College of Art se unieron para una representacón excepcional de un fragmento de ‘Romeo y Julieta’ con música de la comedia musical ‘Westside Story’.
Uno de los momentos estelares fue un gran espectáculo de luz con la participación de mil drones que despegaron en varias ciudades del país, donde también se instalaron pantallas gigantes para seguir el concierto.
“Unirnos como comunidad”
Luego de la pompa y solemnidad de la ceremonia del sábado en la Abadía de Westminster, llegó el momento de los festejos populares durante un largo fin de semana, ya que el lunes fue declarado feriado.
Más de 14 millones de telespectadores -en un país de 67 millones de habitantes- siguieron la coronación en la BBC, informó la radiotelevisión pública británica.
Los monarcas están “profundamente emocionados” y “agradecidos” por el apoyo, afirmó un portavoz del palacio.
Carlos III, de 74 años, que subió al trono en septiembre tras los 70 años de reinado de Isabel II, heredó un país enfrentado a importantes desafíos. Estos van de las aspiraciones secesionistas en Escocia e Irlanda del Norte a la grave crisis por el costo de la vida, pasando por una revisión del pasado colonial que incluye una investigación sobre los lazos de la monarquía con el tráfico de esclavos.
El rey aspira a modernizar la institución, haciéndola menos costosa y más cercana a la población.
Él y Camila, de 75 años, desearon que el largo fin de semana “sea la oportunidad de celebrar y pasar tiempo entre amigos, familias y comunidades”.
Se celebraron en todo el país más de 67.000 “grandes comidas” de barrio, según los organizadores del evento, en que se encontraron vecinos de todas las edades, géneros y orígenes, cada uno aportando su comida y bebida.
“Es la forma perfecta de celebrarlo” porque “la gente gasta tanto o tan poco como quiera”, dijo Annette Cathcart, de 67 años, en la pequeña localidad de Ashley Green, en el sur de Inglaterra.
Y no importa estar a favor o en contra de la monarquía, agregó Rob Barnes, de 42 años: “tengo sentimientos encontrados respecto a la familia real” pero “se trata de unirnos como comunidad”.
Fiestas callejeras de este tipo ya habían marcado los festejos por la coronación de Isabel II en 1953, un momento histórico de celebración tras los duros años de la posguerra.
Antimonárquicos liberados
Carlos III y Camila fueron coronados en una ceremonia modernizada y simplificada respecto a las anteriores, pero que aun así vio el despliegue de coronas engarzadas de diamantes y ropajes antiguos bordados con oro.
Puntuada con música, cánticos, sermones y lecturas de los evangelios ante 2.300 invitados -incluidos un centenar de jefes de Estado y gobierno y representantes de otras casas reales- vinculó la actual monarquía a su longevo pasado.
Sin embargo, estuvo maculada por la detención de medio centenar de manifestantes, incluidos antimonárquicos y ecologistas.
Fueron arrestados, muchos incluso antes de que iniciaran sus protestas, gracias a una nueva ley, promulgada de forma acelerada esta semana, que da mayores poderes a la policía contra las manifestaciones.
“El derecho a manifestar ya no existe en el Reino Unido”, tuiteó Graham Smith, director del movimiento antimonárquico Republic, cuyos líderes fueron liberados tras 16 horas de detención.
“A menudo me han dicho que el monarca servía para defender nuestras libertades; ahora nuestras libertades son atacadas en su nombre”, fustigó.
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