Entrevista con María Isabel Saavedra, una vallecaucana de talla mundial
La cantautora presenta el álbum Maldito & Santo. Actualmente está radicada en Miami.
La cantautora presenta el álbum Maldito & Santo. Actualmente está radicada en Miami.
Radicada hace muchos años en Miami, la ginebrina María Isabel Saavedra es una compositora prolífica e intérprete de sus propios temas. Se han grabado 170 de sus canciones, en las voces de artistas como Andrés Cepeda, Ilona, Carolina la O, Oscar de León, Ivy Queen, La India, Alberto Plaza, Gloria Trevi, Rey Ruíz, Piero, entre otros; y por más de 60 intérpretes de folclor andino. Ahora presenta Maldito & Santo, su décima sexta producción musical, con la cual celebra 20 años de trayectoria musical, un álbum con ocho temas que fusionan el jazz con la música andina y latinoamericana. Este trabajo musical fue grabado en el Berklee College of Music, de España, con canciones de su propia autoría, bajo la producción de Aykya Records. Cuenta con la dirección de Sebastián Laverde joven productor, compositor, jazzista, multi-instrumentalista, primer colombiano becado en Berklee Masters y discípulo del gran Javier Limón, quien ha sido productor de grandes figuras como Buika, Diego el Cigala y Andrés Calamaro, entre otros. Es un álbum grabado en vivo... Un álbum totalmente grabado en vivo, aunque las sesiones fueron realizadas en su totalidad en un estudio de grabación, a la antigua, con los músicos tocando y yo cantando, con tres tomas de cada canción, y el que se equivocó se equivocó, porque no se hicieron ediciones posteriores o afinadores. ¿Trabajo en familia? Tuve la fortuna de que mi sobrino fuera el productor de este trabajo. En otras circunstancias no hubiéramos llegado a un trato, si no veo que su proceso va encaminado hacia la maestría, con la escuela de Javier Limón, por lo que ha visto cómo este productor español ha trabajado con El Cigala, Plácido Domingo, Buika, Ketama y Antonio Carmona, aprendiéndolo todo allí. ¿Transforma su música con estas experiencias? Es mi misma música de cantautora, muy latinoamericana, pero vestida con sus raíces y sus sonidos jazz y una pureza en la tocada de cada instrumento increíble, de manera muy minimalista. Una experiencia muy chévere, más para alguien como yo que vengo de un proceso autodidacta. Me acerqué a la academia con cierto miedo, pero en realidad fue todo un hallazgo. ¿Y el diseño del álbum? La carátula y el librito que acompaña en disco fue pintado en medio de las grabaciones del disco, interpretando lo que se escuchaba. Como intérprete, ¿qué nuevas experiencias logró en este disco? Yo nunca había tenido un coach vocal, porque siempre he sido muy intuitiva y emocional para cantar y componer, pero estando allí, descubrí otras formas de cantar. Al principio no fue sencillo, sentía que me estaban coartando mi libertad, pero poco a poco los entendí, y luego me dijeron, cante como si estuviera hablando, lo hice y fue como un despertar en la música. ¿Un ingreso al world music? Mi mundo era más andino o si se quiere latinoamericano, pero con mi sobrino y su quinteto jazz, pensamos que esta nueva producción está más ligada al world music y es una posibilidad, una puerta que se abre para experimentar en la música. ¿Y transforma su trabajo como compositora? Todas estas nuevas experiencias y sonoridades me han llevado a componer más cosas, a proyectar y crear en otras dimensiones. Una apertura de mente total, grabando con mucha naturalidad. ¿Cómo fue el proceso de trabajo entre Miami y Valencia? Yo les envié un montón de canciones para que escogieran y fue un proceso largo, al cual asistí en tres ocasiones a España. Pero con la emoción que me empezó a generar, empiezo a sacar canciones viejas y a componer más temas. Además, el productor descubrió la canción que me grabó Andrés Cepeda, Día de Tristeza, o temas como Decir Adiós que tiene como 17 versiones pero que yo nunca la había grabado. Sigue siendo todo muy coherente con lo que yo he sido como compositora, que es mi forma de ver la vida camuflada en una canción. ¿Y el título: Maldito & Santo? Es el amor de alguien que perdió su cabeza pero sigue viva, con una enfermedad mental que la hace tener conciencia sólo por instantes. Es sobre una pareja que sigue unida, pero con ella ausente. ¿Y su trabajo en la composición para otros intérpretes? Me llegan encargos de gente supremamente grande y popular, y lo intento, pero cuando los encargos vienen de parte de artistas que me encantan, pues en cinco minutos les tengo la canción, porque me inspiran. Me ocurrió con Jorge Rojas, a quien le envié una canción, De eso se trata, y sólo me la grabó un año después, la convirtió en sencillo y ahora medio Argentina la está cantando y será Disco de Oro. Iré a Argentina para acompañarlo en algunos conciertos porque allí él es uno de los artistas folclóricos más importantes de este país.
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