Entretenimiento
Estas son las frases prohibidas al discutir en pareja
Nada más hiriente que una frase dicha con cierto tono o en un momento inadecuado, más viniendo del ser amado. Frases vetadas.
Si bien en una pareja se debe poder hablar de todo, hay maneras ideales, lugares y circunstancias, para hacerlo. ¿Qué puede dañar esta armonía?
“Especialmente, frases que contengan sarcasmo, pronunciadas con un tono marcado, que señalan cosas muy obvias, sacar a relucir cosas de la familia o desahogarse en un momento delicado o doloroso, del tipo ‘estás igualito a tu papá, o a tu mamá, mira a tu hermano’”, advierte Adriana Climent, psicóloga clínica especializada en manejo de adolescentes y sus familias, para quien “es muy importante evidenciar y reflexionar juntos, pero todo depende del momento, el tono y la situación que están viviendo”.
Recomienda la experta “evitar insultos de cualquier tipo o hablar de situaciones de pareja frente a los demás, cuando están reunidos con amistades o familia, o delante de los hijos, puede dañar la armonía y hacer daño”. Tampoco considera conveniente usar frases descriptivas con las que se ridiculice al otro o hacer recuento de un hecho que fue penoso o duro para el otro, sobre todo, saliendo de un marco de delicadeza o de privacidad.
Otras frases que pueden dañar o deteriorar la relación de pareja, de acuerdo con la psicóloga clínica Adriana Climent, son las que reflejan autoritarismo o desautorización de parte de alguno de los dos. “La manera ideal para expresar lo que no nos gusta del otro es hablarlo en privado, con delicadeza, en un lugar consensuado o con el acompañamiento de un terapeuta o psicólogo. Hablar de las inconformidades mutuas es primordial para que una pareja pueda crecer junta, pero siempre hay que expresarlo en un marco de respeto. Y debe haber un nivel de introspección y conciencia de lo que el otro está planteando”.
Un ‘te lo dije’, por ejemplo, siembra rabia y genera sentimientos negativos, por qué no decirlo de otra manera y no en el momento álgido, sino hablar después reposadamente del tema y sugerir, nunca imponer, con frases como ‘¿Qué piensas al respecto?’, ‘me dolió’...” y así, exponer nuestra opinión.
¿Es válido hablar del pasado?
“A veces son importantísimas las preguntas o análisis que tienen que ver con el pasado, sobre todo si se hacen pensando en cómo me ayuda esto en este momento con mi pareja, de qué sirve para mi presente o futuro. Sin conocer y comprender la historia, los errores suelen repetirse o peor aún, arrastrarse. Pero si solo van a causar dolor, es mejor no hacerlas”, considera la psicóloga Climent.
Recordar conflictos puede servir, señala, “para lograr un trabajo juntos en pareja, siempre y cuando la memoria no sea solo para causar dolor, dañar u ofender, esta práctica es útil para reparar”.
Y eso sí, aconseja que cuando se den situaciones de discusión, “no sean antes de acostarse a dormir, durante la comida o antes de irse al trabajo o a la universidad o colegio, porque son rituales que se deben mantener protegidos. Lo ideal es hablar en pareja, en un espacio de tranquilidad, sin interrupciones, sin más gente alrededor. Abrir espacios es un ejercicio muy lindo, darse la oportunidad de dialogar, ponerse una cita para conversar, con un café o una comida”.
Finalmente, el consejo de la psicóloga Climent es que “para sostener una relación de pareja sana y duradera, lo más importante es trabajar cada uno en la introspección y conciencia del propio ser, para así lograr ver y transmitir los valores y necesidades al otro con total claridad, generosidad y respeto. Esto es posible hacerlo a cualquier edad, siempre y cuando esto se identifique y haya el deseo mutuo de mejorar la vida en pareja.
Con ella coincide la psicóloga y terapeuta Paula Dávila, para quien el éxito de una buena retroalimentación en pareja depende, en gran medida, en que el espacio para el diálogo sea siempre pactado en pareja, para nutrirse, alimentarse y retroalimentarse, y poder identificar los puntos buenos y malos de la relación. “Tener un espacio seleccionado de manera previa permite que esas cosas que son incómodas de decir, que me molestan del otro, yo las pueda pensar mejor y manifestar en un momento en que encuentre a la persona dispuesta y en la condición apropiada para recibir lo que le voy a decir y también para que me diga lo que tenga que decirme”.
Importante, agrega, cuidar tanto el vocabulario, como las actitudes y la corporalidad empleadas al momento de hablar. “Hay adjetivos calificativos, términos, que activan los mecanismos de defensa del otro, porque cuando yo te digo ‘siempre haces lo mismo’ o “nunca lo haces”, estoy marcando no la posibilidad a la eventualidad de que tú tengas faltas, sino que te estoy descalificando de entrada, entonces no es sano, ni prudente ni justo. Hay que hacer un reconocimiento”.
Frases prohibidas
No las diga
‘Es que tú siempre’ o ‘tú nunca’. Haciendo acusaciones solo conseguimos que la otra persona se ponga a la defensiva y no quiera escucharnos. Reemplazarlas por frases positivas como: ‘me gustaría’ o ‘sería mejor si’...
‘Y desde cuando tú’... Nunca busque un motivo oculto en un gusto que no le conocía antes a su pareja o en un nuevo interés en cuidar su físico. Más bien sugiérale pasatiempos para reavivar la pasión.
‘¡Exageras!’ o ‘haz el favor de calmarte’. Reprimir los sentimientos de su pareja o hacerla pasar por obsesiva o loca, solo conseguirá que prefiera no volver a decir nada por temor o pereza a discutir.
‘¿Qué me decías?’ Fingir que no escucha a su pareja hará que el otro lo perciba como falta de interés. Con el tiempo podrá tomar esa actitud.
Otro veto:
No más drama
Los ‘te lo dije’ solo demuestran soberbia. Cuando esa frase quiera salir de sus labios, recuerde si a usted le gustaba que sus padres se la dijeran. Simplemente, hará sentir mal al otro y no obtendrá un “gracias” a cambio.
No hay frase más dolorosa que la excusa ‘esta noche no’, especialmente si acaba normalizándose para hacerle ver a su pareja que no quiere mantener relaciones sexuales en un determinado momento. Puede sepultar a la monotonía la relación. Pero si explica amorosamente el motivo de por qué su negativa, no dará pie a que eso pase.
‘¿Pero cómo se te ocurre hacer eso?’ Sonará a ataque personal, más aún si se le añade una comparación o una descalificación, como: ‘¿pero cómo has sido tan estúpido?’, ‘eres igual que tu madre’ o ‘¿qué clase de padre hace algo así?’.
Soltar un ‘no te creo’, ‘quiero el divorcio’, ‘o haces lo que quiero o te voy a dejar’, es empujar al otro a tomar una decisión que puede ser distinta a la que se busca con ello. Olvídese del dramático: ‘Si realmente me quisieras’: la culpa combinada con ultimátum drena el amor y destroza relaciones.
Regístrate gratis a nuestro boletín de noticias
Recibe todos los días en tu correo electrónico contenido relevante para iniciar la jornada. ¡Hazlo ahora y mantente al día con la mejor información digital!