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Estreno: Amazona, un documental que cuestiona los estereotipos de ser "buena madre"

Clare Weiskopf cuestiona a su madre a través del documental ‘Amazona’, que se estrena hoy en las salas de cine de Colombia. Una historia real que invita a reflexionar sobre la libertad y la responsabilidad con los hijos.

23 de agosto de 2017 Por: Ángela María Collazos- Reportera de El País 
Madre e hija, en la selva tienen tiempo para contar sus historias y reencontrarse. | Foto: Especial para El País

Hoy llega a las salas de cine del país el documental 'Amazona', la historia de Val y Clare, madre e hija, en la que ambas emprenden un viaje íntimo hacia su pasado para comprender las decisiones que un día Val tomó en su vida.

Luego de la muerte de su hija mayor en 1985 en la tragedia que borró a Armero del mapa, Val deja atrás a su familia para escapar a la selva colombiana cuando Clare tan solo tenía 11 años. Cualquiera podría pensar que la abandondona en una edad crítica para una adolescente, por eso ahora grande, Clare, estando embarazada, decide confrontar a su madre, través de un documental dirigido por ella misma y sanar las heridas de su pasado. Durante el rodaje Clare se da cuenta que la muerte de su hermana es tan chocante para su su madre, que esta decide vivir cada día como si fuera el último, rompiendo con los estereotipos de lo que es una buena madre. Clare no la juzga, sino que trata de entender lo que Val nunca fue capaz de decirle.

Entre las dos exploran las fronteras entre la responsabilidad y la libertad, tratando de definir el concepto de maternidad. Clare Weiskopf, directora de 'Amazona' junto a su esposo Nicolás Van Hemelryck, desnudó su historia ante los ojos del mundo para hablar de cosas que se consideran tabú, como qué es ser una buena o una mala madre.

Perfil de Clare Weiskopf
Estudió fotofija en Inglaterra. Ha realizado cursos de cine en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba). Estudió comunicación social con énfasis en audiovisuales en la Universidad Javeriana en Bogotá. Trabajó en televisión como realizadora con Pirry, siendo su asistente de dirección, experiencia que le dejó dos premios Simón Bolívar con trabajos sobre el paramilitarismo en Colombia y la violencia sexual en Bosnia como arma de guerra. Dirigió documentales en RCN como '2012: crónicas del fin del mundo'. También ha realizado documentales para Señal Colombia. Actualmente tiene la productora audiovisual Casatarántula.

¿Qué recuerdos tiene de su madre cuando era niña?

Teníamos una relación muy linda, viviamos en Irlanda. Me contaba cuentos de Colombia, de un mico que se llamaba Paco. Fue una infancia linda pero viajando todo el tiempo, sin parar. A mis papás les gustaba mucho viajar, ir de país en país. Viajamos por toda Colombia, a mí mamá siempre le había encantado este país. Pasamos por Boyacá, Nariño, por muchos pueblos pequeños, viviendo en casuchas, yo iba a las escuelas de los pueblos. Cuando era niña no analizaba la forma de vida de mi madre y lo aceptaba como normal. Fue cuando crecí que dije: ya no quiero viajar, quiero tener una estabilidad.

¿Cómo vivió su adolescencia sin su presencia?

Decidí que me quería ir a vivir con mi papá a la ciudad, ellos ya se habían separado. Mi mamá se internó en la selva sola. En ese momento le cuestioné por qué se había ido, por qué no vivía de una forma más estable. Toda adolescencia es difícil y la mamá es la base de uno, la que lo cuida.

Sin embargo, la película va mucho más allá de hablar de un abandono...

Claro. Yo voy en un viaje con mi mamá hacia su pasado para entender las decisiones que toma en la vida, escuchándola. Ella es una persona magnética, que siempre he admirado, pero la veía más como figura materna como una amiga, siempre le he contado todo a ella. Cuando quiero volverme madre noto que tengo muchos vacíos, de todo ese tiempo que se fue, vuelvo a buscarla ya embarazada y la cuestiono por qué tomó esas decisiones. Ella logra abrirse sinceramente y me cuenta que en 1985 cuando mi hermana muere en Armero, decide vivir la vida como si fuera el último. Eso nos deja una reflexión de lo que significa ser mamá, uno encasilla a las madres de que deben ser de tal forma y mi mamá rompe con los estereotipos de la buena madre. La película cuestiona eso de fondo, le doy voz a mi mamá, no la juzgo sino que la trato de entender. Habla de lo que es tabú, de lo que las madres no somos capaces de decir como “mi vida está por encima de la de mis hijos, porque vine a vivir mi vida”, ella lo dice así, sin pelos en la lengua, te hace reflexionar mucho, aunque es chocante oírla decir eso.

Siempre tuvo en cuenta que usted tenía que hacer alguna vez una película sobre su madre. ¿Por qué?

Porque es tremendo personaje. Al principio pensé en hablar solo de su vida, pero la película se volvió mucho más profunda. Yo no quería ser un personaje en la cinta, ni tener voz en off. Pero en el proceso de grabación que duró siete años, poco a poco me di cuenta que la película me lo pedía. Uno no puede hacer una película sobre su madre sin hablar desde el corazón. Por eso se volvió más universal, no tan familiar. Encontramos la universalidad en el tema que fue lo que hizo que yo abordara el tema de la maternidad y qué significa. Se transformó un poco en mi propia historia y cómo quería volverme mamá.

Cuando conoce a su esposo Nicolás, ambos deciden renunciar a sus trabajos y embarcarse en esta aventura. ¿Por qué espera hasta ese momento para arrancar con el proyecto?

Desde siempre había tenido la idea, pero sola hubiera sido incapaz de hacerla. Mi mamá y yo necesitábamos esa tercera persona que fue Nicolás, que fuera además una persona cercana. Cuando conozco a Nico y le cuento idea comenzamos grabándola en vacaciones. Un día él me dijo que renunciáramos y nos metiéramos de lleno. No teníamos plata, habíamos aplicado al Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC) y no ganamos. Así que hicimos un crowfunding en el que pedimos 15 mil dólares y la gente nos aportó 22.500 dólares, lo cual nos dio la fortaleza para empezar el rodaje. Creíamos que con esa plata podíamos hacer toda la película, no teníamos ni idea en qué nos estábamos metiendo. Para poder terminarla volvimos a aplicar al FDC, ahí sí ganamos. Hacer una película es costosísimo, el presupuesto total fueron $400 millones.

Ustedes renunciaron a sus trabajos para apostarle a esta idea. ¿Qué expectativas tenían con la película?

No teníamos ni idea en qué nos estábamos metiendo. No teníamos ninguna expectativa, solo teníamos ganas de hacerlo. Teníamos un muy buen personaje que era mi mamá, cuando hicimos el crowfunding pensabamos que tenía futuro. Hacer esta película fue una maestría. Mi esposo es arquitecto, como no veníamos del mundo del cine, no teníamos expectativas. Ahora con esta experiencia entendemos mejor todo. Nos metimos de manera inocente, esa fue una ventaja, no teníamos ninguna presión, muy orgánicamente fuimos haciendo la historia. Era o quedarse en el trabajo o hacer lo que realmente queríamos.

¿Antes de realizarla tuvo bloqueos emocionales o miedos para enfrentar las heridas de su niñez?

Siempre tenía la sensación de que debía preguntarle a mi mamá sobre sus decisiones, una sensación de vacío. Ahora con la película me siento más tranquila. Igualmente nunca hemos peleado, nuestra relación siempre ha sido buena. Ahora continúa normal como antes. Como madre e hija no somos perfectas, no hay resentimientos. Pude decirle las cosas de frente y superar mis incomodidades.

¿Se le presentaron dificultades en proceso de grabación en la selva?

Grabar en la selva es muy difícil. El equipo de producción eramos Nicolás y yo. Grabamos en Putumayo en una casa, algo muy íntimo, con toda la paciencia porque no teníamos afán. La selva es muy húmeda y eso daña los equipos. Por eso debíamos esperar hasta siete horas para que los lentes se secaran al sol. Además los mosquitos pican todo el día. Grabar en la selva es cinco veces más difícil que grabar en cualquier otro lugar. También en algún momento yendo hacia Putumayo teníamos que viajar siete horas en lancha en un bote, que se inundó, casi nos ahogamos. Nos pegamos un susto terrible.

Usted quedó en embarazo durante el rodaje de la película. ¿Qué significó esta experiencia al confrontar a su madre?

Fue como tener dos partos al mismo tiempo: uno, la película y el otro, mi hija. Fue una experiencia linda, si no hubiera quedado embarazada la película no sería lo que es. Agradezco mucho a Noa que le dio el completo significado a la película, sin ella no hubiera sido lo mismo. Fue importante para la película y para mí convertirme en madre, que es lo más importante en la vida, lo máximo.

¿Y si hubiera tenido hijos antes cree hubiera podido hacer la película?

Yo creo que sí. Ese es el gran aprendizaje de la película, uno puede realizar sus sueños y al mismo tiempo estar con los hijos. Mi hija Noa ahora tiene dos años y la hemos llevado a todos festivales, se logra, es más difícil pero se logra.

Usted es cineasta como su hermana Carolina, que murió ejerciendo esa misma profesión en la tragedia de Armero pues estaba grabando un documental. ¿Qué influencia tuvo el que su hermana fuera cineasta en que usted también lo sea?

Yo tenía 8 años cuando ella murió. Yo creo que sí influyó, y aunque me acuerdo muy poco de ella, saber que tu hermana mayor era cineasta, seguramente me hacía verla como un ídolo, como una heroína.

¿Qué momentos de tensión vivió con su madre durante la grabación?

Hay muchas escenas de confrontación un poco fuertes. Yo soy de las que me pongo roja y se me sube la rabia y al momento se me quita y seguimos rodando normal. Fue proceso de entender en esas confrontaciones, nos dijimos las verdades y eso fue importante para nuestras vidas y para la película.

Supongo que hubo momentos lindos también. ¿Cuáles?

Claro, muchos. Llegar con ella a una comunidad indígena en la que vivió hace 20 años y que la reconocieran a ella y que se acordaran de mí cuando era pequeña. Ella llegó emocionada con sus libros, es una escena muy linda. También hay otra muy especial que es un baile de mi mamá y mio en el que nos enrumbamos hasta el amanecer.

¿Qué idea tenía ella de ser madre?

Una idea más libre, no de sacrificio, ella dice que si uno se sacrifica por los hijos, después los hijos se sacrifican por uno. Ella veía el ser madre de una manera independiente y un poco egoísta, pero tenía una idea más libre de relación madre e hijos.

Usted dice que no pretende juzgar con la película, pero que sí busca hacer una reflexión sobre el dilema de la responsabilidad y la libertad. ¿A qué conclusiones llegó cuando terminó el documental?

Que uno cuando tiene hijos se pueden hacer las dos cosas. Tener un hijo es una responsabilidad grande, es darle el centro a los hijos, aunque no necesariamente seamos perfectos.

¿Qué es de la vida de ella ahora?

Ahora está en Leticia, vive en una reserva natural, donde grabamos, a 11 km de la ciudad. Vive de forma sencilla, v en una cabaña en techo de hojas, lo más cercano que puede en relación con la tierra. Cocina en leña al fuego, vive tranquila, vende sus libros por ha escrito dos: uno que hizo de un viaje por el río Amazonas remando durante 6 meses y otro libro de sus memorias. También tiene un disco porque toca instrumentos. Ella es toda una atracción turística en Leticia. También es maestra reiki, le hace reiki a todo el mundo, vive rodeada de gente, tiene mucho carisma.

En la actualidad hay madres para quienes sus hijos son un estorbo para vivir su vida como quisieran. Sienten que les coarta la libertad. Usted como hija y con su experiencia, ¿qué les dice a estas personas?

No soy quien para decir nada, pero creo que ser madre no coarta la libertad para nada, se puede tener las dos cosas, que si uno hace lo que le gusta y tiene sus hijos ahí, ellos van a estar muy orgullosos de uno. Cada situación es distinta, hay casos de madres adolescentes que pueden ser más difícil, no se puede generalizar, yo solo pongo la película y con eso cada quien genera sus reflexiones.

¿Qué pensó cuando su madre le dice que ella no va a aceptar que tuvo ningún error, porque su vida fue su vida y eso es lo único que debe aceptar?

Mi mamá es orgullosa y nunca aceptará sus errores. Después de que me dice eso me confiesa que no esperaba esa pregunta de mí, por eso se pone brava y después acepta que sí cree que tiene un poquito de culpa. Ella lo que dice es que hizo lo mejor que pudo en ese momento, y yo creo que así fue, lo hizo sin darse cuenta si estaba haciéndole daño a los demás, ella vive el día como debe ser.

¿Qué piensa del cine en Colombia y específicamente del género documental?

Cada vez hay mas cine y hay muchas historias. Aunque me preocupa un poco que la gente todavía piensa que el documental es aburrido, hay que romper con esa idea porque el documental es igual que la ficción, solo que cuenta historias basadas en al vida real. Ya no es el típico documental narrado, aburrido y acartonado, eso ya cambio totalmente. La gente en Colombia tiene un prejuicio con el cine colombiano, piensan que es malo, pero la verdad es que hay demasiadas buenas historias, películas que van para festivales y aquí la gente no aprecia. Hago el llamado a la gente para que vaya a ver buen cine colombiano, que se den cuenta que tenemos algo muy valioso.

Tráiler Amazona - Competencia Documental FICCI 57. #FICCItetoca

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