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Gerardo de Francisco, un hombre de familia

User Admin

3 de sept de 2011, 12:00 a. m.

Actualizado el 19 de abr de 2023, 12:42 p. m.

Gerardo de Francisco dice que al irse a estudiar arquitectura a Bogotá se declaró república independiente de sus padres, tal como lo hicieron Adriana, Margarita y Martín, sus hijos, entre los 18 y 20 años, cuando cada uno empezó a tomar su rumbo.Casado con la diseñadora de modas Mercedes Baquero —con quien pronto cumplirá sus bodas de oro— Gerardo explica que el éxito de su relación de pareja está en “tener muchas cosas en común y una gran amistad. Lo que hace que un matrimonio dure es ser un ‘mompa’ de su pareja”. Reconoce, sí, que la responsable de esa estabilidad ha sido Mercedes, “porque ha sabido entenderme a mí: mi bohemia, tener la música por delante. Al principio, yo empezaba a cantar y ella se acostaba. Y yo la despertaba a las seis de la mañana y le decía: ‘Ya nos vamos’”.Los celos tampoco han existido, asegura Gerardo: “Si ella hubiera sido celosa, nada hubiera funcionado. Aunque yo sí le he dado motivos porque el escenario, la música y las novelas con las escenas de amor dan motivos para que una mujer se sienta celosa”.Cuenta que como padre de familia ejerció la autoridad de manera esporádica porque como matrimonio decidieron con Mercedes “ser muy anchos, generosos, no hemos intercedido en sus vidas en forma inadecuada”.Con orgullo de padre cuenta que gracias a la música ha logrado hacer una gran cohesión familiar. “La música ha sido connatural en la vida nuestra, cantábamos cada ocho días y rodeados de gente, se acostumbraron a oírme cantar y desde chiquitos y a oír música en la casa, por eso los tres sacaron el gusto por la música”. Aunque reconoce que solo con Adriana, la hija mayor, comparte el gusto por el folclor; mientras que Margarita y Martín “son más rockeros”. Martín heredó especialmente su humor, aunque lo pintó de un tono más oscuro. Y aunque Gerardo dice que ha admirado a Margarita Rosa desde chiquita, admite que han compartido poco juntos en la música por diferencia de gusto y de edades, y ella reconoce que la relación no ha sido fácil. Por eso, en su obra ‘A solas con Margarita’ interpreta un tema con su padre y se piden perdón por lo ocurrido. Y el propio Gerardo cuenta que tuvo que ensayar mucho para no llorar en escena.“En la obra hablo de cómo son de difíciles a veces las relaciones entre padres e hijos y como toda relación, la mía con él ha tenido sus altos y bajos, y ahí cuento acerca de eso muy brevemente, y cómo decido yo reconciliarme con él escribiéndole una canción. En ese momento empiezo a cantarla y él aparece y la canta conmigo”, confiesa Margarita Rosa.Pero han sido muchos los momentos buenos con sus hijos, dice Gerardo. A ellos —afirma— les debe haberse dedicado de lleno a la música y crear El Zaguán del Viejo Conde. “Cuando hubo problemas con el Upac, la sociedad de arquitectos, de la que hacía parte, sufrió un revés económico. Para mí fue muy difícil reponerme pues no estaba dispuesto a emplearme, habiendo sido dueño de mi empresa. Fueron mis hijos quienes me dijeron que me dedicara a la música, pero yo no quería ponerme a dar serenatas, y ellos me dieron la idea de montar un sitio”.Hoy, al mirar en perspectiva su vida, a sus “48 años” como él dice, asegura que “la arquitectura es una cosa visceral igual que la música. La actuación para mí es un accidente que me ocurrió en la vida. En cambio nací músico antes que arquitecto”.

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