Entretenimiento
Jorge Rauchs, jurado de ‘MasterChef’, confiesa cómo fueron sus inicios en la cocina
El chef bogotano tuvo que empezar “de cero” en esta difícil industria.
Jorge Rausch ha logrado ganarse el amor de todos los televidentes gracias a su participación en el reality gastronómico MasterChef, en el que hace las veces de jurado. En las primeras temporadas Jorge era de los jueces más álgidos y duros hacia sus competidores, sin embargo, con el pasar de los años ha ido mostrando la gran persona que es y lo paternal de su personalidad, pues siempre da regaños con una lección qué aprender.
Este carácter fuerte del chef no es de gratis y él mismo lo ha revelado en diferentes entrevistas que ha otorgado a medios de comunicación nacionales e internacionales, contando su historia en las cocinas de Francia y Colombia y cómo logró convertirse en uno de los mejores exponentes de la gastronomía colombiana no solo en el país, sino en el mundo entero.
“Vivía con mis compañeras en Israel y me puse de acuerdo con ellas para que lavaran la loza mientras yo cocinaba. Me empecé a encarretar, compré libros de cocina y al año estaba estudiando en Inglaterra”, comentó Rausch en su entrevista con la revista Vea, contando cómo descubrió el amor por la cocina, que lo llevó a diferentes países de Europa a profesionalizarse, sin conocer mucho de lo que le esperaba.
El bogotano ha contado que le tocó empezar desde lo más mínimo en cocinas muy prestigiosas y que aunque este camino fue muy difícil, logró obtener todo el conocimiento pertinente y necesario para volver al país y crear sus propios restaurantes, que hoy son catalogados como de los mejores de Colombia.
“Al principio es muy duro, sobre todo en mi caso, que empecé tarde, además arrancar en Europa siendo uno colombiano no es fácil. Empecé de cero y por ocho meses hice la comida del personal”, añadió el chef contando su experiencia en el restaurante Le manoir aux quat’saisons, el primero donde trabajó como cocinero profesional.
Rausch no solo tuvo que soportar ser el “extranjero” en dicha cocina, también ha mencionado lo terrible y arduo que era pasar más de 12 horas en las cocinas de Europa, donde el trato altanero y la presión psicológica eran pan de cada día, más por la época en la que él comenzó, pues aún no había tanta atención en los derechos laborales de los empleados, menos en el campo gastronómico.
“Era Inglaterra, en los años noventa, principios de los 2000 y lo de Gordon (en Hell’s Kitchen) es exacto, así era la cocina literalmente, así de duro. Cuando uno está en ese tipo de restaurantes, sobre todo al principio, uno limpia mucho más de lo que cocina… Hay historias de dolor, pero el tiempo fue productivo, fantástico, interesante, era uno de los mejores sitios para aprender en el mundo. Al final, terminé con muy buenos amigos y fue una experiencia que atesoro y que me formó como cocinero”, agrega el chef.
Hoy Rausch trata de imprimirles ese sentimiento de productividad a sus empleados y sus concursantes con una mano muy blanda que no manotea, pero que se recibe a aquellos que lo necesitan en momentos álgidos en la cocina, cuando lo único que importa es poder sacar los platos que se necesitan servir a los comensales.
“Hay muchas dificultades en la vida y lo único que sirve es echar para adelante, es la forma en que uno afronta la vida y trata uno siempre de superarse, de salir adelante, de hacer las cosas bien. Siempre que llegan dificultades, hay grandes oportunidades que hay que aprovechar… Estar en MasterChef me da la oportunidad de enseñarle a la gente a cocinar, a enamorarse de la cocina. Es lo que más me gusta hoy, y no necesariamente desde un punto de vista muy técnico”, agregó a su conversación con revista Vea.
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