RAFA TAIBO
La historia paranormal que contarán en vivo en '¿Hay alguien aquí?'
Rafa Taibo y Ayda Valencia invitan a los fanáticos de lo paranormal a conectarse este 31 de octubre a una investigación completa de ‘Hay alguien aquí?’
Este sábado 31 de octubre, en una noche donde el mundo paranormal está energéticamente más activo que nunca, Rafa Taibo y Ayda Valencia, presentadores del programa ‘¿Hay alguien aquí?’, cumplirán un sueño: por primera vez tendrán la oportunidad de mostrar una de sus investigaciones completas, en un live que podrá ser seguido por sus fanáticos a través de sus redes sociales.
“Me siento súper contenta, porque es la realización del sueño que tenía con Rafa, desde hace muchos años, de poder tener una experiencia en vivo y en directo y sobre todo siendo acompañados por personas del público”, comentó Ayda.
Rafa, quien también dijo estar emocionado con los posibles sucesos que se puedan vivir en el live, comentó que no estaba del todo de acuerdo con su compañera y que creía que “más que un sueño, lo que van a vivir ellos (los fans) será una pesadilla. Ya hemos recorrido la locación (la Estación de la Sabana de Bogotá) y hay una sorprendente intensidad energética en el lugar”.
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Al igual que Ayda, Rafa está muy contento con esta oportunidad de compartir con los espectadores una investigación completa, “desde que iniciamos, hasta que cerramos los portales, con la adrenalina y la emoción que eso conlleva”, pero su emoción se da, principalmente, porque los seguidores podrán ver las ocho o diez horas que dure la investigación y no los usuales 45 minutos, tiempo en el que se tiene que condensar todo lo que vivieron, para que cumpla con su espacio en la televisión.
Otro punto positivo es que en esta oportunidad Ayda y Rafa no serán los únicos presentes en escena, los estarán acompañando un jefe muisca, un exorcista, una psiquiatra y dos fans, personas del ‘común’ que podrán vivenciar en carne propia un encuentro paranormal.
Ya lo dijeron Ayda y Rafa: no hay mejor forma de creer en el más allá, que teniendo una experiencia personal.
“Las personas que dicen que no creen, me he dado cuenta de que no es que no crean, sino que tienen unos temores muy profundos, que los hacen negar esa realidad para protegerse. Los he visto, no solo en el programa que hacemos, sino también desde que era niña, personas que con la mínima experiencia se colapsan. Entonces creo que esa negación es más bien un mecanismo de defensa”, comenta Ayda, quien recomienda que las personas no busquen los encuentros, sino que permitan que ellos les lleguen de forma natural, cuando tengan que llegar.
Distinto piensa su compañero Rafa, quien es de los que se lanzan al ruedo sin pensarlo. Para él, que considera que “lo paranormal es pura especulación”, donde “no hay una sola verdad absoluta, excepto la que cada uno de nosotros vivimos en carne propia”, la mejor decisión es buscar el encuentro.
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Por eso en su libro ‘Hay Alguien Aquí Guía Paranormal de Colombia’ da explicitas instrucciones para que las personas, desde sus propias casas, puedan obtener, lo que él llama, una “respuesta inesperada” y darse cuenta de que “lo inexplicable está más cerca de lo que pensaban”.
En ese punto Ayda lo regaña, como siempre suele hacerlo en el programa, y le recuerda que cuando uno abre un portal al otro lado, lo que cruza no siempre es una entidad amable, como un familiar fallecido; en algunos casos pueden entrar espíritus malignos, entidades demoniacas, “y si no se tiene el entrenamiento necesario o la capacidad de rechazar energía negativa, puedes llegar a tener un daño psicológico o emocional muy grande”, explica ella.
Una vida de misterios
Ayda, desde sus cuatro años, posee la capacidad de ver cosas que no están en nuestro plano. “Mis mejores amigos eran de otras vidas, mi parque de diversiones era el cementerio y yo me la pasaba allá con mis amigos”, relata.
Estudió enfermería y durante un tiempo trabajó en un hospital, pero sus habilidades extrasensoriales, que le permiten sentir el mismo dolor que experimenta la gente al morir, la obligó a retirarse de esa profesión. En ese punto decidió estudiar como era debido los fenómenos paranormales, abrió un consultorio y se creó un camino y un renombre en ese campo.
Sin embargo, pese a su conocimiento y experiencia, Ayda también tiene su propia historia terrorífica, cuando en una investigación, con Rafa y el equipo, en un cementerio de Palmira sintió como, literalmente, la empalaban.
“Yo quedé doblada del dolor y empecé a gritar. No me pude proteger, el dolor fue tan intenso físicamente que perdí mis defensas espirituales. Alcancé a salir del cementerio, me llevaron en ambulancia y el equipo paramédico me conectó a todos los aparatos y todos mostraban signos vitales de una persona fallecida. Yo les decía ‘no soy yo, es el muerto’, pero no me hacían caso, me quitaban los equipos, los revisaban poniéndolos en los demás, viendo que sí marcaban signos vitales, los receteaban, me los ponían de nuevo y estos volvían a marcar signos vitales de alguien muerto. Fueron 15 minutos que duré clínicamente muerta, por culpa de esa otra energía. Esa ha sido la experiencia más aterradora y dolorosa que he tenido”, contó Ayda.
Rafa, por su parte, no tiene las habilidades sensoriales de su compañera, pero la atracción por el mundo paranormal le llegó luego de ver el espíritu de su abuela fallecida a los diez años, “que es el límite, la frontera en la que los niños dejan de percibir cosas del otro mundo y comienzan a cerrar los portales hacia la percepción natural como la que controlan, por ejemplo, los animales”.
Él también tuvo su gran momento de terror en una noche de investigación que estaban haciendo en el Bronx. Ese día sus compañeros fueron víctimas de una agresión, “que ellos atribuyen a un ser paranormal”, en la que hubo una repercusión física, ya que la explosión de una totuma ceremonial les abrasó el rostro y el suceso casi los deja ciegos. Por suerte no pasó a mayores y en este caso, como en el de Ayda, los afectados decidieron volver al lugar de los hechos, hacer frente al suceso y superarlo, para poder seguir adelante.
“En realidad el susto pasa, el susto es una anécdota, una inyección de adrenalina. Lo más aterrador es el contacto físico, porque uno ve sombras, escucha voces, pero cuando algo invisible te toca, te acaricia o te golpea, es de lo más incomprensible, tu mente entra en cortocircuito y da mucho miedo”, reconoce Rafa, quien espera muchos sustos en el live de mañana, pero ninguno tan grave como el del Bronx o el del cementerio de Palmira.
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