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Los secretos detrás del posible regreso a los escenarios de Céline Dion
La reaparición de Céline Dion en los escenarios mundiales, aviva la esperanza de su regreso.
Fue niña prodigio de la canción, representó a su natal Canadá en Eurovisión en 1988 y se convirtió en estrella mundial al interpretar las bandas sonoras de las películas La Bella y La Bestia y Titanic.
Por eso, muchos recibieron con llanto la noticia de que la mezzosoprano, intérprete de My Heart Will Go On, se retiraba de los escenarios por una enfermedad que le impedía cantar. Justamente, después de años de no pararse en un escenario, Céline Dion fue ovacionada al interpretar, al cierre de la reciente apertura de los Juegos Olímpicos de París, Hymne à l’Amour, después de haber anunciado al mundo que no sabía cuándo volverían a escuchar su voz, debido a una enfermedad que paralizó no solo sus extremidades, sino su voz.
Por lo pronto, algunas dudas se despejan en Yo Soy Céline Dion, película documental de Irene Taylor, que se estrenó en la plataforma Prime Video, donde la cantante revela que experimenta espasmos en la garganta y los pies, y dificultad para respirar y caminar. El diagnóstico lo supo hasta hace dos años: Síndrome de la Persona Rígida, un trastorno neurológico.
Uno de los momentos más dolorosos es cuando la artista de 56 años confiesa: “Es muy difícil para mí mostrarles esto. No quiero que la gente lo escuche”, mientras su cuerpo tieso está tendido en una camilla y por su rostro se le escurren un par de lágrimas. “Cuando me pasa algo como esto, me siento muy avergonzada. No sé cómo decirlo, no me gusta perder el control de mi cuerpo”, expresa. Y aunque tendrá que vivir con la enfermedad “por el resto de su vida”, ella se sigue proyectando “bailando y cantando”.
“Si no puedo correr, camino. Si no puedo caminar, gateo. Pero no me detengo”, advierte la mujer coraje que deslumbró al mundo, al volver a elevar su voz con la Torre Eiffel de fondo, como una campeona, en la mayor competencia de su vida.
“Estoy muy contenta de celebrar a increíbles atletas, con sus historias de sacrificio y determinación, perseverancia y dolor. Se han centrado tanto en su sueño, que se lleven o no una medalla, espero que estar aquí signifique que se les hizo realidad”, expresó Dion sobre su participación en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024.
La intérprete pasó de los escenarios a recluirse en su casa de Las Vegas, por cuenta, de su diagnóstico en 2022, un síndrome que afecta a una persona en un millón, es incurable y provoca problemas de movilidad por rigidez muscular en torso y extremidades, generando gran sensibilidad frente al ruido, el tacto y la angustia emocional y causa espasmos musculares.
Por esta razón, Céline lamentó no haber estado lo suficientemente presente, por su propia enfermedad, para su marido y manager, René Angélil, quien padecía de cáncer, y quien murió el 14 de enero 2016. Dos días después se fue de este mundo su hermano Daniel. Además, en el cuarto aniversario de la muerte de su esposo, murió su mamá. Fue tal su tristeza que pensó en dejar de cantar. Sin embargo, lanzó Courage en 2019, junto a David Guetta y Sia.
“Dar un concierto no es difícil. Lo difícil es cancelarlo”, dice Dion, quien confesó que tuvo que mentirle a su audiencia sobre las verdaderas razones, aduciendo una sinusitis o una otitis. En los años 2023 y 2024 canceló todos los conciertos para someterse a una terapia que disminuye los espasmos musculares. “Tengo que volver al escenario. Mi voz se reconstruirá. No sé cuándo exactamente, pero lo gritaré”.
En el documental, la artista admite que desde hacía 17 años convivía con el enemigo y no lo sabía, “comencé a experimentar algunos espasmos vocales… Me desperté un día y fui a desayunar. Después de desayunar, no me subió la voz. Eso me asustó. No podía hacer la prueba de sonido ni prepararme lo suficiente. Y si no te preparas lo suficiente, te puedes lastimar. Estaba asustada, no sabía qué hacer”, confiesa la estrella.
Entre tanto, el público ignoraba la lucha que ella vivía detrás de escena. Hubo momentos en los que tuvo que parar los conciertos porque no podía seguir, y hacían un cambio rápido, del que jamás volvía. “La mentira pesa mucho ahora”, dice la artista, en Yo Soy Céline Dion, que muestra un momento en el que recibe tratamiento cuando sus pies y sus manos se vuelven rígidos debido a los espasmos. Todo está grabado.
La ganadora de varios premios Grammy y un Óscar revela que en varias ocasiones, en pleno concierto, su voz le falló, y para esconderlo, apuntaba el micrófono hacia el público, para que ellos cantaran por ella, o tocaba el micrófono haciendo el gesto de que no estaba funcionando. Y hasta le pedía al director o a sus músicos que bajaran el tono de ciertas canciones para poderlas interpretar decorosamente.
Por años convivió con el silencioso mal, sin ser diagnosticada, pero sintiendo afectados músculos, tendones y nervios, hasta que en el año 2023 llegó al punto de tener dificultades para dar un paso: “Perdía el equilibrio, me costaba caminar, sentía mucho dolor”. Y aunque sus pulmones le funcionan, el problema, advierte, es “lo que está frente a estos, que se pone rígido”. De ahí su dificultad para cantar.
Dion compartió que siente como si la estrangularan, “es como si alguien estuviera empujando tu laringe, la faringe”.
A raíz de las crecientes dificultades que le generaba la enfermedad, Celine elevó el nivel de medicamentos. “Necesitaba mi instrumento (la voz) y no me estaba funcionando. Así que empecé a incrementar la medicina. Eran entre 80 y 90 miligramos de Diazepam por día… No quiero dramatizar, pero podría haber muerto. Los tomaba porque tenía que caminar. Tenía que poder tragar. Necesitaba medicamentos para funcionar”.
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