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Qué tan efectivo es el ‘dame tiempo’, para salvar una relación de pareja
Opiniones divididas de los expertos acerca de la vieja táctica de las parejas, en las que alguno de los dos pide darse un tiempo.
La famosa frase “démonos un tiempo”, en la pareja, es tan temida como “tenemos que hablar”, porque puede significar el fin de una relación.
Para Andrea Escobar Altare, psicóloga clínica y profesora del Departamento de Psicología de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana, la opción de darse un tiempo se plantea como un problema para las personas que hacen parte de una relación de pareja, y que muchas veces encuentran esta posibilidad como un pedido de una de las dos, o como un consejo planteado por amigos o la red afectiva más cercana.
“Dicho tiempo, sobre todo, despierta las ansiedades y temores alrededor del futuro de la relación de pareja: ¿seguiremos juntos?, ¿es solicitado para que tomemos la decisión de terminar?, ¿causará la separación?”, asegura la psicóloga Escobar Altare.
Lo primero, asevera la experta, que una pareja debe pensar, es “¿cuál es el sentido que encuentra en la solicitud de darse un tiempo?, y de qué manera considera que podrá invertir este espacio para reflexionar. Si la pareja estima que es importante intentar esta opción, porque es necesario aclarar dudas y sentires personales y privados, y que esta pausa ayudará a despejar las propias preguntas en torno al futuro, el tiempo solicitado puede ser una opción útil e incluso reparadora y creativa. Si este es el camino que tomó la solicitud del tiempo, incluso el reencuentro puede ser emocionante y alentador para continuar en la relación de pareja”.
Mientras que si el pedido se sitúa como única salida ante los conflictos de pareja, y se plantea más bien como una medida desesperada ante la confusión y los sentimientos encontrados, “puede ser prioritario que la pareja logre armonizar su sentir, reflexione en torno al problema que están atravesando, y opten por el diálogo: en ocasiones, los espacios de conversación en los que se puede hablar tranquilamente de los dolores y tensiones causados por la relación, tienen espacio para resolverse y la opción de darse un tiempo se puede ir diluyendo”.
Por su parte, la psicóloga y terapeuta Paula Dávila recomienda a una pareja que esté pasando por esa disyuntiva, “comunicarse muy bien, llegar a acuerdos y gestionar puntos de encuentro con un tercero, que puede ser un terapeuta de pareja, un coach y un especialista, que de pronto pueda entrar a mediar, a revisar cuáles son los puntos de conflicto que pueden tener y estudiar las razones válidas para poder concluir que hay que darse un tiempo”.
De acuerdo con esta especialista en el tema, lo que genera el espacio y el tiempo es “la posibilidad de a veces calmar las cosas, reconocerse y reencontrarse, pero siempre debe estar muy evaluado ese proceso, para que el ‘démonos un tiempo’ no sea una fase de evasión a la situación y que las emociones de extrañarnos y de hacernos falta haga que se regrese, pero sin haber solucionado las cosas”.
Para la psicóloga Dávila, es válida esta separación temporal cuando se está haciendo dentro de un proceso mucho más grande de ajuste, de revisión o de reorganización de dinámica de la pareja como tal.
Admite que esa táctica no suele ser muy utilizada dentro de lo que a nivel terapéutico se maneja, “no es la primera alternativa en la que uno piensa, pero los pacientes que acuden a terapia de pareja, por lo general, vienen en ese proceso, que por un desencuentro han tomado la decisión de separarse o de darse un tiempo y de esa manera, buscan ayuda para tratar que ese lapso sirva para construir o solucionar cosas que están haciendo que la convivencia sea buena”.
La psicóloga María Esclapez, experta en relaciones de pareja, opina, en el sitio womenshealth que darse un tiempo es bueno, siempre y cuando “la pareja negocie una serie de requisitos. Ambos deben tener claro cuál es la intención de hacerlo y en qué lo vas a emplear, sino la situación podría provocar indignación en cualquiera de las dos partes”.
Asimismo, hay que especificar cuánto va a durar esa pausa en la relación, definir una fecha límite para pensar las cosas. “Hay que pensar en la otra parte; a nadie le gusta estar esperando en la incertidumbre”. Ella recomienda que ese tiempo no dure más de un mes.
Por su parte, la psicóloga Gloria Hurtado, enfatiza que darse un tiempo, “no significa congelar” la relación, “es decir, ‘no sales con nadie, no salgo con nadie, somos fieles en la distancia, solo que no vivimos juntos’. Así, no sirve para nada. Darse un tiempo significa ‘tú vives, yo vivo, comparo, evalúo y tomo decisiones. También me desintoxico’, pero se debe buscar acompañamiento psicológico, es necesario un tercero, un terapeuta de pareja, que sirva de árbitro o mediador.
Al regresar, después de ese paréntesis negociado, es indispensable que ambos se sienten a hablar de nuevo y comenten las reflexiones a las que se han llegado, para que ese ‘break’ o descanso dé verdaderos frutos.
¿Contacto o no?
“Mientras la pareja se da un tiempo, no deben tener, de ser posible, relación entre ellos porque esta decisión no puede limitarse a ‘no dormimos juntos, pero nos vemos, nos hablamos, nos controlamos’. No debe haber contacto, ni paseo familiar (con hijos), debe ser una separación real”, dice la psicóloga Gloria Hurtado.
En cuanto al límite de tiempo, ella opina que “puede durar más de un mes, hasta unos 3 meses, pero con apoyo psicológico. Y cuando regresen”, dice Gloria H., “no puede haber reclamos sobre ese tiempo, porque fue un lapso separados, no fingiendo estarlo. Y con el terapeuta deben tratar acuerdos y condiciones”.
El regreso o el final
Según la psicóloga Gloria Hurtado, “darse un tiempo tiene múltiples significados y puede ser benéfico como también puede significar el final pero vale la pena vivirlo”.
Ella recomienda buscar ayuda profesional, “sino va a parecer a un avión que está fallando y deciden parar en un aeropuerto, le dan comida y atención a los viajeros y a las 6 horas los vuelven a subir al mismo sin haberle realizado reparación”.
Y agrega: “Parar sin reparar es un pajazo mental. Puede ser benéfico o significar no lo necesito, no me hace falta, viví mejor sin él o ella. Hay relaciones que se saturan y ese especial puede ser positivo”.
Todo, dice Gloria H., “va a depender la intensidad de la relación, del control del uno sobre el otro, de la posesividad y… de cómo está la sexualidad. Esta parte es muy importante. Esa distancia puede ser, en este aspecto, muy aclaradora”.