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Rigo es el actual integrante del equipo estadounidense EF Education-EasyPost, pero antes pasó por el equipo español ‘Caisse d’Epargne’, el británico Sky, y el Belga ‘Omega Pharma-Quick Step’. | Foto: Foto: Tomada del Instagram de Rigoberto Urán.

Rigoberto Urán: vuelta de 360 grados por la vida de un 'toro' para el ciclismo... y los negocios

Rigoberto Urán, el ‘Toro de Urrao’, contará cómo se convirtió en uno de los mejores ciclistas del país, gracias a su padre, en su nueva bioserie.

15 de enero de 2023 Por: Redacción El País

Si hay alguien en el mundo que dé fe de que los sueños se pedalean y se cumplen, es Rigoberto Urán Urán, uno de los más destacados deportistas nacionales de los últimos tiempos, ganador de medalla olímpica y podium en dos de las tres más grandes competencias de ciclismo del mundo, el Giro de Italia y el Tour de Francia.

Pero aunque la vida le sonría hoy, y los frutos de su trabajo constante lo tengan como uno de los ídolos más queridos y respetados del país, no solo por su talento para el ciclismo, sino por su desparpajo a la hora de hablar y su buen sentido del humor, no siempre la dicha y la alegría acompañaron su camino.

Hijo de Rigoberto de Jesús Urán y Aracely Urán, nació y creció en Urrao, Antioquia, un pequeño pueblo de esta región, famoso por sus tierras fértiles y por la producción de granadillas.

Fue un niño asmático —a cada rato debía ir al hospital en busca de oxígeno—, pero además, según su propia descripción, “inquieto, molestón y peleón”.

Creció en un hogar antioqueño con dificultades económicas, pero con espíritu y vocación de trabajo, por lo cual, conforme Rigo fue creciendo, su padre le enseñó el oficio de ser lotero. Vendía loterías para ayudar a sobrellevar los gastos de la familia, con la lejana, pero esperanzadora idea, de que algún día, un premio gordo caería en sus manos. Siempre detrás del ejemplo errante de su padre.

Por las mañanas estudiaba y por las tardes, se iba con su papá a vender lotería, puerta a puerta, por el pueblo. Fue así como Rigo aprendió a dar sus primeros pedaleos, pues este le obsequió la primera bicicleta, aquella que vaticinó su futuro. La recibió casi hecha pedazos, pues don Rigoberto había logrado juntar las piezas que luego mandó a soldar para que pudieran salir juntos a montar durante los fines de semana, y acompañarlo en sus días laborales.

Los fines de semana salían juntos a montar bicicleta por las montañas del suroeste antioqueño. Y así se le espantó el asma. Cuando tenía 14 años la violencia de los grupos alzados en armas en la que murió gente inocente y trabajadora, le arrebató a su padre, en agosto de 2001. Una mañana salió a entrenar en su caballito de aluminio, y en un retén ilegal se lo llevaron y lo asesinaron. Un episodio que marcó la vida de su progenitora, quien ha sufrido episodios de depresión.

Pero Rigo se prometió tomar el manubrio de su vida y la de su familia, apoyar a su madre y a su hermana Martha, y seguir cultivando aquella pasión por el ciclismo que luego sería el sustento. Además, le cumplió la promesa a su padre de terminar los estudios. “Con dificultad acabé en Jardín, Antioquia. Allá hicieron una escuela, el Cede, a la que llevaron varios deportistas, como Carlos Betancur”, cuenta Rigo, quien ya había ganado siete medallas nacionales y otras cinco en los juegos panamericanos juveniles.

Fue un tío quien le consiguió una bicicleta adecuada y lo inscribió en una competencia deportiva, donde participarían jóvenes más entrenados. Ese debut fue suficiente para comenzar a figurar como uno de los mejores.

No tenía la edad requerida para convertirse en ciclista profesional, pero aún así, con tan solo 16 años, consiguió pertenecer al equipo Orgullo Paisa, con quienes participó en sus primeros Juegos Panamericanos. Ese fue el inicio de su fructífera carrera con muchos golpes y caídas, pero también con grandes victorias.

Su historia, llena de contrastes, dolores y alegrías, y tras haber sido anunciada como uno de los estrenos para el año 2022 del Canal RCN, espera llegar a la pantalla de los hogares colombianos este año. Claro está, sí se logra conseguir el elenco pronto. Aunque el año pasado todo indicaba que el protagonista de la nueva producción sería el talentoso Juan Pablo Urrego, a quien se le vio en la bioserie de Netflix ‘Goles en Contra’, tal parece que ya no va. Pues el actor se bajó de la cicla y decidió no aceptar el papel de Rigo.

La razón principal del artista para no ponerse el uniforme de ciclista, es la falta de tiempo. Así lo aseguraron distintos medios, quienes atribuyen su decisión a los compromisos adquiridos con el rodaje de la segunda temporada de Primate, serie de Prime Video.

Lo cierto es que Rigo tendrá mucho por contar en esta historia que pronto verá la luz en la pantalla nacional.

'Go Rigo Go'
No solo el pedal le ha servido a este antioqueño para aventurarse por la vida, pues aunque es uno de los ciclistas más populares del lote, su espíritu alegre y aprendizaje agudo con los números, gracias a su padre, le han servido para ser también un emprendedor de éxito.

Su apasionante carrera le sirvió de aliciente para atreverse a lanzar su marca de ropa Go Rigo Go, el nombre, con el que ha dado la vuelta al mundo, y con el que ahora tiene una larga lista de negocios relacionados con su deporte y la gastronomía.

De ella, hace parte una marca de bicicletas en fibra de carbono, llamadas Uranium, con las que hace honor a su apellido, y ‘Support’, un taller de bicicletas completamente equipado para solucionar los problemas ciclistas aficionados. Pero además supo aprovechar los dotes de esa tierra prodigiosa y deleitar el paladar de quienes lo quieren y lo siguen. Para ello creó El Café de Rigo, un espacio de bebidas y comida, que cuenta con seis sedes a nivel nacional. Y la Finca de Rigo, un restaurante - bar, en Llanogrande, Medellín. Este último, con una pista de BMX, granja y zona de picnic.

Negocios que ha enrutado mientras sigue pedaleando los grandes campeonatos del mundo, de los que anticipó, pronto declinará, finalizando una de las etapas más enriquecedoras de su vida, claro que en uno o dos años.

Ahora bien, hace poco fue noticia porque le ha puesto freno a su manera de hablar sin tapujos y con mucha simpatía, —un reflejo fiel de la capacidad de los colombianos de ser resilientes ante las dificultades de la vida y de asumirlas con alegría—. Pues el glosario de frases como: “Y yo que voy a saber güevón”, “Cuando las patas dicen que no, es no”, “La misma güevonada” y “Un cansancio el hijueputa”, ya no harán parte de su vocabulario 2023. Todo porque, a través de redes sociales, se comprometió a no decir malas palabras con la llegada del año nuevo.

“Ya que estamos en este 2023 tengo un propósito que se los voy a contar. Voy a dejar de decir groserías muchachos, voy a mejorar mi vocabulario. Ya que soy un hombre empresario, padre de familia, ese es mi propósito”.

Fueron sus empleados quienes le llevaron una alcancía para cobrarle cada descache con creces. “Cómo les parece que estos muchachos me pusieron una alcancía para que, por cada grosería que diga, vea… $ 10.000. Pero se van a joder porque no he dicho una sola mala palabra en una semana. Se van a quedar con las ganas porque lo que no hagan con su trabajo y su salario, de esta boquita no van a recibir ni un peso”, comentó entre risas el ciclista a sus seguidores, quienes no estuvieron muy de acuerdo, pues para ellos, su estilo desparpajado y natural es y será siempre parte de su esencia.

Historias Peculiares
Hay cosas que hacen que las historias de quienes merecen ser siempre recordados, sean aún más peculiares, y sin duda, la de Rigo lo es. Pese a perder su padre a causa de la violencia armada en Colombia, y refugiarse en su familia, el trabajo y el ciclismo, quizá la vida lo recompensó como a todo buen hijo.

Sus triunfos con el pedal lo llevaron a vivir en Brescia, Italia, cuando su floreciente carrera tomaba vuelo en tierras lejanas. Allí conoció a quienes, sin planearlo, se convirtieron en sus segundos padres, su familia en Europa.

Beppe Chiodi y Melania Charutti, una pareja italiana sin hijos, lo adoptó desde el primer día como parte de su hogar. Un amor filial que lo ha seguido por diversas partes del mundo, “son mis otros papás”, dice. Ellos lo cuidaron y por ellos aprendió a hablar italiano.

Antes de conocer a Michelle Durango, fue padre de Matías. La antioqueña de 35 años nació el mismo año que Rigo, en Urrao, y fue recibida en el mundo por el mismo médico que asistió la llegada de quien, 22 años después, conoció por un primo. “Tenía una sudadera casi rota, estaba todo desarreglado. Me impactó su buena energía y personalidad arrolladora”, contó Michelle, la hija del dueño de Helados Tonny.

Jarlinson Pantano, ciclista, lo conoció siendo unos jóvenes soñadores, a sus 15 años. “Viajamos juntos, por primera vez, a Europa. Fue nuestro primer mundial, y siempre ha sido el mismo, alegre, gran amigo, espontáneo, un loco. Antes del primer campeonato mundial que hicimos en Austria, entramos en una cabina telefónica para llamar a los papás. Salió muy aburrido de la cabina porque su mamá necesitaba dinero, y estaba lejos para proporcionárselo. Ha sido fantástico ver la forma en la que la vida de Rigo ha cambiado. Todo lo que tiene ha sido con sacrificio, nadie se lo regaló. Lo admiro porque disfruta lo que hace y así le vaya bien o regular, siempre será el más alegre y agradecido de todos”.

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