GATO DE TEJADA
Santa Estelita Gatía: La nueva gata que adorna las calles de Cali
Se vistió con los colores de las aves y del atardecer, para posarse sigilosa en un lugar de Cali donde recibe y despide a sus visitantes.
Santa Estelita Gatía o Pajarofilia Gatuna no es solo una novia del Gato del Río, quiere ser su esposa, como Dios manda, y para conquistarlo se ha vestido con los arrebolados atardeceres de Cali, que hoy la acoge nupcialmente alfombrada con las flores de centenarios guayacanes.
Así presenta a la gata número 29 de las Novias del Gato, su autor, el maestro caleño H.Z. Omarín, quien entregó ayer a la ciudad la escultura, que curiosamente no está ubicada en la ribera del río junto al Gato de Tejada y las demás mininas, sino en la Avenida 6 con Calle 70, en el separador al frente del Parque del Amor, al lado de las letras que conforman la palabra Cali. “Desde esa glorieta la gata saludará a quienes entran a la ciudad y se despedirá de quienes salen”, dice este artista que desde hace más de dos décadas se dedica a la escultura.
Cuenta el creador de la nueva gata que “esta estuvo por tres semanas en su taller rodeada de muchas manos que enlucirían su belleza, disputándole horas al sol”.
No hay mejor descripción de su belleza que la dada por su autor: “va sondeada por una línea de pájaros besagatos arrancados al cielo, quienes fecundados por el color de nuestras primaverales tierras dan origen a esa sinfonía alada que a todos nos encanta… no son aves simplemente, son flores que copulan y fructifican reavivando a diario la esperanza, de esta tierra mestizada, tierra hermana, orgullosa de su herencia indígena, negra y española”.
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El pedestal que la sostiene, a 130 centímetros del suelo, tiene 16 placas o mosaicos, que simbolizan esta ciudad, sus barrios, sus cuadras, rodeadas por una resina que refleja las 7 aguas que la circundan y en medio, la grieta que es río tutelar que lleva su nombre.
“Cali es la sucursal del cielo y un paraíso de aves (alberga 562 especies), que atrae a pajareros y turistas, esta obra refleja los arreboles maravillosos que se forman en las nubes en los atardeceres”, dice el escultor, quien a través del nombre le rinde homenaje a Estelita, una tía suya que murió hace mes y medio, “una de tantas santas que hay en cada familia”, como dice él.
H.Z. Omarín elaboró la Fuente de la Vida, Monumento a Monseñor Isaías Duarte Cancino, ubicado en la parroquia del Buen Pastor, en el lugar del asesinato del líder religioso. La segunda obra que se le encomendó para la ciudad, en conmemoración de los Juegos Mundiales fue el busto en bronce de Jorge Herrera Barona, en el estadio Pascual Guerrero. Y ha creado imágenes religiosas de corte realista para parroquias en Cali, Popayán y Palmira.
Es un estudioso de la anatomía, por eso mucha gente que ve a los ojos de la felina, llora, al advertir en su mirada el realismo que el autor le imprime a sus obras —religiosas o no—. Que la gata no esté junto a las otras mininas es sano, según él: “Se busca generar distintos espacios en la ciudad para disfrutarlas”.
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Datos sobre el artista
Homero Z. Marín
Conocido artísticamente como H.Z. Omarín, es escultor por tradición. Su abuelo, Ramón José Marín, fue alumno sobresaliente del Instituto Popular de Cultura, y aunque no lo conoció, heredó su vocación. Empezó trabajando con barro de la calle y en el taller de la escultora Rocío Vivas aprendió el manejo de las estructuras. Tomó clases con buenos maestros del IPC, pero se considera autodidacta.
“Soy un artista de la gente y para la gente. Quiero hacer entender a mis colegas que se puede vivir y sobrevivir del arte”, dice el creador de escenografías de obras de Incolballet como Don Quijote y Cascanueces.