“Quiero ser muy gráfico: las gradas se movían como si fueran hamacas, de lado a lado”.
¿Cómo soportar el peso de la tragedia para informar sobre lo que ocurre? El experimentado reportero radial quindiano Jaime Tobón Naranjo cuenta su experiencia durante el terremoto de 1999.
“Quedé en un 97% de discapacidad. Solo podía mover los ojos”.
La vida de Julio César Bonilla sufrió un abrupto cambio con el terremoto de 1999. Este profesional en Deporte quedó discapacitado en el sismo. ¿Cómo hace para levantarse del suelo un hombre que lo perdió todo?.
“Dentro de los escombros nosotros pensamos que era nuestro final”.
Lida Mondragón representa el dolor de miles de familias afectadas por el terremoto de 1999 en Armenia: sufrió lesiones, se quedó sin vivienda y perdió a uno de sus familiares más amados. Historia de cicatrices indelebles en el alma.
“Seis compañeros murieron cuando el edificio se cayó con el terremoto”.
En la época en que ocurrío el terremoto de 1999, el capitán Luis Zuluaga Gómez pertenecía al Cuerpo de Bomberos Voluntario de Armenia. Quince años después, cuenta qué ha pasado con las instalaciones de los bomberos, destruidas por el sismo.
“Ha estado abandonado. No se sabe si lo van a demoler o a reparar”.
El edificio El Mirador, ubicado en el carrera 21 con calle 23, es una de las cicatrices palpables que quedan del terremoto de 1999 en Armenia. Desde ese 25 de enero sufrió daños y fue abandonado, pero sigue en pie.
“Cuando llegué a Urgencias ya había cerca de 100 o 120 personas heridas”.
El médico Jorge Raúl Ossa, quien era subdirector científico del Hospital Universitario San Juan de Dios de Quindío durante la tragedia, cuenta cómo en medio del drama de perder a su madre en el sismo siguió trabajando.
“Los muertos ya no nos necesitaban. Había que trabajar por quienes aún vivían”.
El entonces sacerdote Eduardo Mejía Mejía perdió a su hermano y a su mamá en una de las edificaciones colapsadas por el terremoto. Conozca cómo hizo este excura para seguir brindando fuerza a los más necesitados.
“Las heridas no han sanado. Ni las corporales ni las que están por dentro”.
Azucena Barragán, habitante del barrio Brasilia desde hace más de tres décadas, relata los angustiantes momentos que se vivieron durante y tras el terremoto. Una historia de lucha, esperanza y orgullo en medio del caos.