Resulta admirable pensar en lo valientes que fueron esos 40 hombres que tuvieron la iniciativa de convertir una tragedia como la del incendio del Salón Moderno en una oportunidad de vida llamada Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cali.

Un camino difícil, lleno de contrastes y contradicciones, pero sobre todo, de grandes satisfacciones. Es gratificante mirar por el espejo retrovisor y ver cómo ese primer cuartel de tablas ahora es solo un recuerdo de la humildad con la que surgimos y el punto de partida de lo que somos hoy como Institución.

Para 1928, Cali era una pequeña aldea conformada por siete barrios y 30.000 habitantes. Con el paso de los años esa aldea se ha ido transformando, ha crecido en infraestructura y ha vivido una explosión demográfica importante, con una pluralidad étnica multicolor, convirtiéndola en la casa de todos.

De la mano de esa Cali de ayer y de hoy, nosotros también hemos crecido como Institución. Poco a poco, ese cuartel de tablas fue extendiendo sus brazos hacia las zonas estratégicas de la ciudad, poniendo a su servicio 11 estaciones de Bomberos modernas, dotadas de equipos de última tecnología, dejando atrás el dulceabrigo rojo con el que bomberos insignes de la época cubrían sus vías respiratorias para protegerse del humo, mientras apagaban incendios.

Los Bomberos de hoy utilizan equipos de respiración autocontenidos con cilindros de aire comprimido a sus espaldas, chaquetones y pantalones resistentes al fuego en lugar de overoles, así como guantes, botas y cascos diseñados para el combate de incendios.