Una arepa preparada con amor y con cariño, nunca decepciona.
Y lo pude comprobar viajando por toda Colombia. Pero vayamos paso a paso. La mañana arranca con un tinto. El famoso tintico que despierta al país. El tinto es un café negro. Aunque en muchos rincones ví cómo la gente le añade azúcar y un poquito de leche. Sin embargo, son muchos los que toman el famoso tintico, como decimos en España, a palo seco.Siempre se ha dicho que el mejor café de Colombia sale exportado al extranjero. Y que en Colombia solamente se consume el café barato. Pero los tiempos cambian y yo creo que eso ya es un mito. Se pueden encontrar grandes cafés de calidad dentro de Colombia.
Aún recuerdo la primera vez que probé la mítica arepa. Hecha de maíz, a diferencia de la arepa venezolana que se elabora con harina de trigo. Decidirse por qué tipo de arepa se va a comer, es tan complejo como decidir a dónde se irá de vacaciones. Bueno, eso si hay platica, porque sino la decisión se toma sola.
Hay arepas de todo tipo. Me atrevería a decir que para todos los gustos. Con sabor, sin sabor; con queso campesino; de choclo; e incluso rellenas de huevo y sofritas como hacía referencia en mi último artículo.
Se usan como acompañantes en algunas zonas; y en otros departamentos se convierten en el eje de la comida.
En mi paso por muchas casas colombianas me llamó la atención la Loza. Y no digo la losa, porque sino sería labrada, lisa y delgada. A mí personalmente me enamoraron los diseños floridos sobre fondos blancos de las cerámicas elaboradas por los artesanos carmelitanos. Sí, esos, los que viven en Carmen de Viboral, en el Oeste antioqueño.
¡Y qué bonitas son las tradiciones colombianas! No deberían perderse. Tik Tok entretiene. Pero ¿cuántas de esas coreografías serán recordadas por las familias del mañana? La tradición del Valle del Cauca y las cestas del ahijado. En la película de animación de Disney, Encanto, veíamos en la cesta las ollas antioqueñas de Ráquira; los oscuros barros de la Chamba; las achiras del Huila.
Pero señores, ¡qué me dicen de las Atta laevigata! ¿que no las han probado? Son una de las muchas especies de hormigas cortadoras de hojas del género Atta. Y una de las más grandes. La primera vez que descubrí las hormigas culonas viajaba recorriendo Colombia por carretera. Me las ofrecieron dentro de una bolsita de plástico transparente en un atasco en la vía ¿quién iba pensar que podrían ayudar con el nivel alto de colesterol? Pues sí, son ricas en ácidos grasos no saturados.
Es temprano en la mañana mientras escribo estas líneas, pero por mi mente no hace sino desfilar comidas típicas: la lechona del Tolima; el mojojoy del Amazonas; el rondón (Run Down) de las islas; el ajiaco y la changa boyacense… Pero hoy, lo que tomaría sería una deliciosa lulada, con mucho lulo, por supuesto, acompañada de unas marranitas (plátano en forma de bola relleno de chicharrón) y unos aborrajados, hechos con un maduro bien dulce rellenos de queso. Pero como dijo el actor norteamericano Robert Duvall alguna vez, “Si no sueñas despierto y planeas las cosas en tu imaginación, nunca llegas allí. Así que tienes que empezar en algún lugar”.