Colombia, país de Encanto, ¿qué te puedo contar?
En estos días confluyen planetas como si ná. Las estrellas, allí arriba, siguen firmes en el cielo. Cuando miramos arriba, parece que juntas están, pero no te confundas caballero, que realmente lejos van.
Este año no ha sido fácil, no lo quiero ni pensar, hace meses que no puedo a mi madre ni abrazar. Pero sé que no soy el único, sé que hay muchos más.
No solo han confluido los astros al mirar. Hay muchas formas de hacerlo y ninguna está de más.
Cuando uno es pequeño, lo tratan de convencer de que en Europa o en América, uno debe envejecer. Pero dejadme decir una cosa, algo que no debo saltar, por mucha plata que ganen, el tren se les puede pasar. Hoy Disney llama a tus puertas, no lo debes olvidar, con cabeza y con esmero, sé que lo vas a lograr.
El tiempo nunca regresa y es importante recordar que solo seguimos vivos, si alguien nos llega a amar. Hay amores de muchos tipos, pero todos no marcan igual. Como se quiere a una madre, nadie lo puede igualar.
Es por eso que hoy me detengo, a compartir mi caminar por las tierras de Colombia, aunque después vendrán más. Son ya tantos los mensajes, que no sé por donde empezar. Pero dejadme que te diga algo, que no me puedo aguantar.
Algunos te llaman Locombia y otros no entienden por qué. Muchas veces no te entiendo, pero para amar no hay que entender.
Eres bella en muchas formas, que no todos pueden ver. Como viajero del mundo, yo sí que pude acceder.
Espérame un momentito, que ya vamos a terminar. Son tantos los recuerdos, que no sé por dónde empezar.
Hablemos del Amazonas, comencé a navegar, viajando desde Leticia, casi no alcanzamos a llegar. Sin saber ni cómo ni cuándo, el agua comenzaba a entrar No podía entender nada, nos llegamos a mojar. Con ayuda de una gente, conseguimos continuar. Aún recuerdo ese rescate, cómo lo iba a olvidar.
Cuando dos astros confluyen, algo tiene que pasar. Si ya Disney se ha fijado, algo tiene que saltar. Es por eso mis parceros, que se hace camino al andar. Porque caminante no hay camino, ni papaya que dar.
Como fotógrafo hoy digo, que Colombia es especial, que lo diga Disney o El Papa, eso a mí me da igual. Hay algo que sí me importa, y eso es de destacar. Cuando alguien ha pasado por conflictos sin par, hay un hueco en nuestro pecho, que tenemos que llenar. Yo no soy nada ni nadie, pero puedo sugerir, con amor y vallenatos, que volvamos a reir.
Cuando el canto es sol que abrasa, la voz vuelve a sonar. La de los pájaros en el cielo, la de los recuerdos de mi papá.
Aguas que vienen lloviendo, aguas que no volverán. Nunca olvides tu sombrero o papaya te darán.
Vienen tiempos de cambio, porque muchos quieren más. No te olvides de mi frase, ¿Sabías que la lengua castellana cuenta con casi 100 mil refranes registrados? No hay conversación, por cotidiana que sea, que no venga acompañada de refranes. Refranes, que si lo pensás, expresan consejos, pensamientos, opiniones e ideas, que vienen desde el Siglo XIV.
Los orígenes de estos refranes populares son de lo más variopinto. Historias inesperadas y curiosas, obras literarias clásicas o conservaciones reales, que dieron pie a una rica amalgama de expresiones que pueden orientarnos en nuestro caminar por la vida. Durante la pandemia, si algo había, era tiempo. Una canción comenzó a dar vueltas en mi mente.Y qué hace uno, si no sabe teoría musical. Pues lo que mandan los cánones. Me dije, Nunca es tarde, si la dicha es buena. Y como Diógenes de Sinope, me puse a aprender solfeo, casi con el mismo afán que él, que inició el proceso en su vejez.
Tras mucho esfuerzo, conseguí transcribir a un pentagrama esos sonidos etéreos que navegaban por mi mente. Y hoy, constituyen una canción llamada Un Recuerdo para el Mañana.
Pero lo más curioso es que músicos de todo el mundo han creado versiones de esta simple melodía, que durante muchos días de primavera viajó por los entresijos y recovecos de mis sueños. Confiando en la universalidad de la música invité a que músicos crearan versiones locales, con un toque propio. Llegaron versiones desde Afganistán, Brasil, Sri Lanka o España. Si conoces a alguien que podría gustarle este reto musical, te invito que le dejes saber.
Los finales son muy difíciles de escribir. Jennifer Hale habló de lo complejo de hacer un final en colaboración con miles de personas, y satisfacer todas al tiempo. Samuel R. Delany nos decía que para que los finales fueran útiles, debían ser inconclusos. Y Craig D. Lounsbrough que los finales eran solo un inicio disfrazado.