Imagina un lugar
dónde pudieras pasar desde estar en la playa hasta ascender a la nieve, en una montaña de 5.800 metros de altura, en apenas 40 kilómetros. Increíble ¿Verdad? Ese lugar existe. Se trata de la formación montañosa litoral más elevada del mundo y se encuentra enclavada en el Caribe colombiano. Un sistema de montañas con forma piramidal, que a diferencia de lo que podría parecer, no tiene relación alguna con los Andes. Esto convierte a Pico Cristóbal Colón, con sus 5.775 metros, en la montaña costera más alta.La arquitectura del momento es totalmente diferente a la nuestra, sin embargo, puedo apreciar cierta relación entre la distribución espacial de las ciudades de los Tayrona y su uso, con la organización de las redes sociales actuales, basadas en nodos y accesos.
“Los espacios más importantes de la Ciudad Perdida son los que están más conectados”, me explica Santiago Giraldo, Director Ejecutivo de la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta. “A diferencia nuestra, que concebimos los espacios construidos donde el espacio más importante es el más exclusivo, el despacho del Presidente de la compañía suele estar en el último piso, en el último rincón…tras pasar las barreras de 15 secretarias, 2 guardias, etc.”.
“Sin embargo, en Ciudad Perdida el centro del poder está físicamente en el centro”, explica Giraldo. “Se encuentra expuesto a la vista y es el que más conectado está. Muy similar a lo que sucede en las redes sociales, el prestigio está conectado a la cantidad de conexiones que tienes y la extensión de tu red”.
El único edificio de características similares a los planteamientos arquitectónicos de los Tayrona que existe hoy en día es la Torre Bloomberg, en la ciudad de Nueva York, diseñada por el arquitecto César Pelli, que en el momento de su finalización era el catorceavo edificio más alto de la ciudad. El edificio se distingue por un espacio central, el Beacon Court, un gran espacio elíptico público al aire libre, que contiene múltiples entradas y accesos para vehículos. Pelli se inspiró en lugares icónicos de la ciudad, como la Estación de Grand Central o la sala de lectura de la Biblioteca Pública para crear una gran 'habitación' urbana increíblemente acogedora, donde el visitante se ve envuelto en un cono elíptico de vidrio.
La Ciudad Perdida es un conglomerado urbano que se encuentra en la parte alta de la Sierra Nevada, específicamente sobre la Rivera del Río Uritaca, a 1200 metros de altura.
¨Ciudad Perdida es uno, de los muchísimos sitios arqueológicos que hemos encontrado en la Sierra Nevada de Santa Marta, que datan del Siglo III después de Cristo”, explica Giraldo. “Fueron construidos por unas sociedades que hoy en día llamamos Tayrona, pero que en realidad desconocemos cómo se llamaban a sí mismas”.
Ciudad Perdida comenzó a ser construida en el Siglo XVII d.c. y fue abandonada entre 1600 y 1650. “El tejido urbano de la Ciudad Perdida responde a unos criterios estéticos y arquitectónicos muy particulares, que son muy distintos a los nuestros”, explica Giraldo.
“No existen construcciones rectangulares. Todo son construcciones circulares, abiertas, en el sentido que la mayoría de las personas estaban expuestas a la vista. Esto no significa que no tuvieran espacios más íntimos, pero la mayor parte de la vida se desarrollaba afuera. A la vista de todo el mundo, todo el tiempo. No tenían puertas. No había nada que impidiera tu paso. Te podías desplazar libremente por toda la ciudad”.
Y Giraldo continúa aclarándome un elemento que él considera primordial. “Cada núcleo habitacional”-- explica--, tenía múltiples caminos que entraban y salían. “Opera bajo una premisa de diseño de nodos y radios. Cada espacio habitacional es un nodo, del cual se desprenden múltiples radios, que lo comunican con distintas partes de la ciudad”.
Si uno hace una interpretación de las explicaciones de Santiago Giraldo sobre la arquitectura 'abierta' de este magnífico lugar, uno pensaría que existen infinitas formas de entrar y recorrer Ciudad Perdida. Y es por ello que el visitante tiene una gran dificultad inicial de hacerse un mapa mental de cómo funcionaba.
Como sucede con los grandes descubrimientos arqueológicos, mito, leyenda y realidad viajan paralelos en una fina línea.
“En los años 70 había varias cosas sucediendo en la Sierra Nevada y en la ciudad más cercana, que es Santa Marta”, explica Giraldo. “Por el lado de la investigación arqueológica tenemos una serie de investigadores que han sido contratados por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), y están sistemáticamente revisando las distintas cuencas para realizar unos mapas de los sitios Tayrona que encuentran”.
“Al mismo tiempo lo que llamamos guaqueros” -- continúa Giraldo--, se habían dado cuenta de que en muchos de estos sitios Tayrona, en la mitad de los anillos habitacionales usualmente hay una tumba de un ancestro fundador, con un ajuar funerario complejo y rico. Objetos personales que se lleva la persona muerta hasta el otro mundo, como copas, ollas de cocinar, comida… Pero también objetos de valor de su ajuar. De forma sistemática, los guaqueros también venían saqueando las tumbas. Incluso en esa época hubo un intento de crear un sindicato por parte de los más de 3.000 guaqueros buscando “tesoros en la vertiente norte y occidental de la Sierra”.
“Cuentan que una familia de nombre Sepúlveda que vivía muy cerca de la Ciudad Perdida, en la cuenca del Río Guachaca, estaba guasqueando en la zona”, explica Giraldo. “Salían con pocas herramientas, y ese día estaban cazando para comer. Matan una pava de monte, y cuando la van a recoger, encuentran que han caído sobre unos peldaños expuestos de una escalera. Así es como los arqueólogos encontramos muchos de los lugares arqueológicos. Encontramos primero la escalera de acceso”.
“Siguieron la escalera, que en las construcciones Tayrona son rectas, y empezaron a saquear el sitio”, continúa Giraldo. “Y así es como se encontró Ciudad Perdida”.
“Después otros guaqueros se enteraron, siguiéndolos hasta el hallazgo”, continúa Giraldo. “Hubo un enfrentamiento entre ellos y murió el hijo de Don Florentino Sepúlveda, quien incluso estuvo enterrado en Ciudad Perdida un tiempo, hasta que su familia lo sacó y lo enterró.
En Colombia, todo lo que es Patrimonio Arqueológico, los objetos arqueológicos, son Patrimonio de la Nación. Va directamente al Instituto Colombiano de Arqueología e Historia, y generalmente se exhibe en el Museo Nacional o en el Museo del Oro, en la sede nacional o regional. Una vez encontrados, van a unas áreas de almacenamiento del Icanh.
En Ciudad perdida se han encontrado cientos de miles de fragmentos de cerámica. “En los rellenos de las terrazas se encuentran ofrendas relacionadas con los procesos rituales de construcción del lugar”, explica Giraldo. “En todos los eventos de construcción, los seres humanos tenemos rituales para atraer la buena fortuna, a esa edificación o a las personas que van a vivir ahí. Es como la ofrenda de las abuelas cuando colocan una estampa de la Virgen detrás del umbral de la puerta para que atraiga la buena suerte. En Ciudad Perdida encontramos el equivalente a esas estampillas, como cuentas de collar, oro y vasijas. Cuando se excavan tumbas, aparecen objetos de oro, cerámica y piedra e incluso hachas. E incluso, cráneos de jaguar”.
Y finalizo el artículo de esta semana, con una cita de Michel Foucault, que decía “El hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda facilidad la arqueología de nuestro pensamiento”.