El negocio de la salsa en Cali se niega a ser 'un periódico de ayer'

Desde la consola musical se puede observar el movimiento de los bailadores en la pista, pero donde antes se aglomeraban parejas que circulaban casi rozándose, ahora son muchas menos las que bailan, manteniendo la distancia y usando tapabocas. Así se vive la rumba salsera en tiempos de pandemia. Como cuenta Alfonso Santamaría, administrador y programador de la salsoteca Malamaña, “en las primeras noches de reactivación, la gente estaba como tiesa, les costó un poco retomar el movimiento del cuerpo y sentir de nuevo la alegría, y no sé si otros lo han notado, pero es que la misma ciudad hasta hace unos tres meses se sentía extraña, no parecía Cali, ahora esa energía que tenemos los caleños se está volviendo a sentir”.

salsa baile parejas noche #NosUneLaEmpresa el país qhubo cali 2021 Con el horario extendido, varios establecimientos han reiniciado conciertos, apoyando a orquestas locales.
Foto: Bernardo Peña- El País

Con la reactivación económica de la ciudad volvió a la vida un sector que parecía condenado a desaparecer, el del entretenimiento nocturno, que incluye a las salsotecas y espacios de melómanos, es decir, el alma de la tradición salsera de los caleños.
En este sentido, como afirma Manuel Pineda, presidente de Asobares capítulo Valle, “aunque el primer momento de la reactivación se logró con la firma de unos pactos con la Alcaldía de Cali, en el último firmado hace tres meses se mantenía un horario reducido, pero con cierres a la medianoche no nos sosteníamos. Luego, hace un mes, acordamos subir el horario hasta las 3:00 a.m., y desde allí creo que logramos empezar una reactivación económica como tal. Así tengamos aforo reducido al 50%, ya alcanzamos a percibir una rentabilidad”.
De hecho, según cifras aportadas por Asobares, la recuperación del sector en estos tres meses de reactivación, ha sido realmente alentadora.
Se han recuperado más 26.000 empleos en Cali, y 15.000 en el resto del Valle. “Esto quiere decir que poco a poco nos estamos recuperando, después de año y medio de pandemia y un estallido social. Hemos mejorado las cifras de empleo que es lo más importante, puesto que nuestro sector está conformado en un 80% por jóvenes entre los 18 y 28 años. Sin embargo, todavía nos falta mucho camino por recorrer, esperamos rescatar los establecimientos que se perdieron”, afirma Manuel Pineda.


Zaperoco

Como cuenta David Levy Cote, administrador de Zaperoco, segunda generación de los dueños de este ícono de la salsa caleña, creado hace 27 años, “en abril pasado cuando anunciamos que íbamos a cerrar, no resistíamos más la crisis, pero fue la gente la que empezó a apoyarnos, y de emergencia sacamos unas camisetas y algunos instrumentos con la marca de Zaperoco, todo se agotó en un momentico. Así fue como logramos estabilizar algunas cuentas para continuar, gracias a ellos volvimos a abrir”. Actualmente, con el horario extendido, Zaperoco también ha retomado sus conciertos, apoyando las orquestas locales.


La Matraca

Leyda Santa Riascos es la directora cultural de La Matraca, el templo del tango ubicado en el barrio Obrero desde hace 57 años. Para Leyda, el hecho de que La Matraca haya sobrevivido a la pandemia, después de estar cerrada por un año y pasar por una crisis económica que estuvo a punto de acabar con el sueño de Jaime Parra, su esposo y propietario del establecimiento, solo se debe al amor de quienes ella llama “la familia matraqueña”. Ese amor se manifestó en todas las donaciones que recibieron de sus clientes habituales, algunos donando desde países como Argentina, México, Estados Unidos y España, mientras don Jaime y doña Leyda transmitían música por su canal de YouTube en el programa que realizaron todos los domingos de pandemia, hasta antes de la reactivación.


Nelly Teka

De los lugares más tradicionales de salsa y música antillana en el barrio Obrero, es la reconocida Nelly Teka, creada en 1985 y administrada por Nelly Parra. Para sostener su emprendimiento familiar durante la pandemia, doña Nelly destinó el local para comercializar productos de limpieza y desinfección. Sin estrategias virtuales, solo con paciencia, ahorro, créditos y algunos mercados donados por la Alcaldía local, logró llegar hasta el 2021 a la reactivación, manteniendo la mayoría de los empleos. “Me siento satisfecha de volver a ofrecer esta alegría a la gente, muchos me preguntaban que cuándo abría, porque como decían jocosamente ‘el encierro los estaba matando’”.


La Topa Tolondra

Carlos Ospina, gestor cultural, productor de cine y programador de La Topa Tolondra, considera que a casi cuatro meses de reactivación la suya es una “alegría a medias, porque no ha sido fácil sostenernos, y aunque ahora podemos trabajar tranquilos y brindar espacios a músicos y bailarines, siento mucha incertidumbre porque falta todavía gente por vacunarse, y el temor de un nuevo pico no nos permite planear y organizar algo más grande”. Sin embargo, no pierde la esperanza, él sabe que “la salsa ha sobrevivido a muchas crisis, es una música que se gestó hace poco más de 50 años y aún sigue en primera línea, para mí la salsa es una forma de expresión que define a Cali, y es la forma en que nosotros resistimos la adversidad. Sé que cuando todo esto pase nos sobrepondremos bailando”.


Malamaña

En el centro de Cali, a pocos metros de la Plaza de Caycedo, se encuentra Malamaña, otro de los nuevos templos de la salsa en Cali. El caso de este establecimiento, como afirma Alfonso Santamaría, es como muchos otros que resistieron “a riesgo propio”, es decir, con ahorros y créditos. Pero estos mecanismos no impidieron que aproximadamente 670 establecimientos tuvieran que cerrar, según cifras de Asobares. Sin embargo, Malamaña no murió, “y esto se debe más que todo al apoyo de la gente, que creen en la salsa como una identidad, y eso también nos motiva a nosotros, que no nos dedicamos a esto por un negocio, si así fuera, la salsa de Cali hace rato habría desaparecido”.

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