Algunas organizaciones se han convertido en un ejemplo a seguir por sus prácticas de sostenibilidad y responsabilidad social. Conozca su impacto en la sociedad.

En los últimos años, las compañías han incrementado su apuesta por estrategias que tengan como fin influir positivamente en la comunidad y en el medio ambiente. Por eso, las labores de Responsabilidad Social Empresarial, RSE, se han convertido en la forma en que las empresas marcan la diferencia y demuestran su compromiso con la sociedad y el planeta.

La mayoría de programas fomenta el desarrollo, la educación e inclusión hasta la implementación de una cultura medioambiental en la sociedad.

Si bien, en medio de esos esfuerzos surgen barreras como los altos costos, falta de aliados o de cooperación, estas no han sido un impedimento para marchar hacia el objetivo.

De hecho, los ingenios azucareros de la región son un claro ejemplo de un modelo de negocio centrado en las personas y el entorno, que beneficia a miles de colombianos.

Es importante mencionar que las empresas que gestionan sus operaciones de manera responsable son más competitivas y sostenibles en el mercado.

Formando para el futuro

Durante casi cien años el Ingenio Providencia ha entrelazado la naturaleza, la educación y el desarrollo económico para dejarle a las próximas generaciones un mejor lugar para vivir.

Su gestión en este sentido se ha centrado en tres ámbitos: social, ambiental y económico.

“Hablamos de un equilibro con enfoque al desarrollo sostenible, donde lo económico no es lo principal, sino que se convierte en un impulsador para que de manera consciente se entienda que somos corresponsables del desarrollo social y ambiental”, explica Angie Riascos, directora de Sostenibilidad de Providencia.

Por eso, la compañía ha buscado pasar de un concepto de RSE a uno de sostenibilidad, logrando implementar y desarrollar diversas estrategias que le apuestan a la educación de calidad, el deporte y las alianzas para el desarrollo local.

Desde 1961 Providencia busca contribuir al ámbito social con la apertura de su colegio Providencia Centro de Formación Integral, en el que reciben formación el 80% de niños y adolescentes de las comunidades aleñadas y 20% de los hijos de colaboradores. Gracias a su alianza con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar cuentan con un Centro de Desarrollo Integral con acompañamiento nutricional y psicomotor, educación básica y media con énfasis en inglés y programación de software.

“Queremos acompañar el proceso, desde que están pequeños y son unas semillitas hasta que llegan a la educación terciaria”, afirma Riascos. Por eso, en la Institución con el apoyo del Sena y la Universidad Autónoma de Occidente oferta carreras técnicas y tecnológicas. Cada año se benefician 4.000 personas.

Además, Providencia genera más de 3.800 empleos directos con beneficios para los colaboradores, como préstamos, auxilios y programas de bienestar social. De hecho, el 90% de la mano de obra es de la región.

Deporte y emprendimiento para todos

Crear un capital para contribuir al desarrollo económico, social y ambiental de los territorios y generar acuerdo entre las partes es la ficha clave de RSE de Incauca, con la que busca contribuir al mejoramiento de las comunidades aledañas.

Angélica Quiroga, directora de Sostenibilidad de Incauca, comenta que la compañía hace presencia en el norte del Cauca y el sur del Valle, predios conformados por indígenas, afrodescendientes y campesinos, a quienes les interesa trabajar reconociendo sus saberes, tradiciones, gustos, talentos y dolencias para crear programas que los beneficien.

Así, la Organización enmarca su sostenibilidad en tres ejes: educación, deporte y emprendimiento e iniciativas productivas.

Con su aliado Postobón incentivó desde hace tres años el programa Hit Social, el cual fomenta la compra de fruta a los pequeños campesinos para la elaboración de jugos Hit, beneficiando a 174 personas. “Identificamos posibles productores de mora en la comunidad indígena El Cabildo, La Silvia y La Calera del municipio de Miranda”, anota Quiroga. Con esta iniciativa, Incauca también le apuesta a la construcción de paz en territorios en los que existe violencia, brindándoles las herramientas para llevar a cabo el proceso.

Frente al deporte, Incauca Fútbol Club le brinda acompañamiento desde 2004 a niños de 10 comunidades vulnerables, mediante el suministro de implementos deportivos y la construcción de canchas.

“Queremos que los niños ocupen su tiempo libre en actividades que contribuyan a su bienestar” , expresó Mario Andrés Restrepo, expresa Quiroga.

En 2021 Incauca contó con una inversión de $2.800 millones, en beneficio de 7.000 personas. Y para 2022 está trabajando para impactar a 7.500 con más de $3.300 millones.