Claves para combatir el estrés académico
A raíz de algunos casos conocidos en Cali sobre estudiantes que, al parecer, padecen altas exigencias académicas, expertos plantean soluciones como revisar los modelos educativos, afianzar métodos de estudio en los alumnos y dedicar tiempo a actividades lúdicas.
Esta semana se conoció del estrés académico que han padecido algunos estudiantes de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle. Alumnos, egresados y trabajadores de la institución así lo señalaron, al decir que la situación data de tiempo atrás, debido a las altas exigencias de calidad, la carga académica, problemas familiares y la falta de actividades extracurriculares. Además, indicaron que los problemas psicológicos habrían sido la causa del suicidio de algunos de ellos en el último año.
Una fuente que pidió reserva del nombre le contó a El País que en dicha facultad algunos docentes se muestran distantes de los estudiantes y están inspirados en un modelo antiguo de mano dura, en el que consideran que se debe tener rigor con el médico en formación. Incluso, se muestran renuentes a disminuir los extenuantes turnos de los estudiantes, que llegaría a las 36 horas en el HUV.
No obstante, este no es el único centro educativo donde, al parecer, los estudiantes realizan sus actividades bajo presión, pues el estrés pedagógico se presenta, incluso, en jardines infantiles y colegios, afirmó la psicóloga clínica Mara Tamayo.
Además de reportar estos casos a los comités de convivencia escolar de las institución educativas públicas, los estudiantes que tengan dificultades pueden comunicarse a la línea de atención 106.
¿Qué estresa a los estudiantes?
La tensión que puede sufrir un niño o un joven en su entorno educativo proviene de diversas causas.
Por unos padres que le exijan más de lo que puede dar o le negocien réditos académicos por algún reconocimiento.
Respecto al papel de los padres, la psicóloga Tamayo afirmó que muchas veces les repiten a sus hijos, hasta la saciedad: “estudie, estudie, y de no hacerlo los tratan con rigor y críticas. Pero no se preocupan por saber qué se los impide, qué dificultades tienen”.
Otro factor causante de dificultades, sobre todo en los jóvenes, es el trato violento de algunos docentes. Tamayo, quien atiende diversos casos estudiantiles, menciona el caso de un universitario que tartamudeó al hacer una exposición, y el profesor, en vez de ayudarlo, se burló de él. El muchacho lo agredió y le lesionó un brazo. “Al joven lo iban a expulsar de la institución, pero sus compañeros salieron a su favor y contaron lo sucedido”.
También están las burlas de los compañeros, problemas emocionales, dificultades de aprendizaje, dudas sobre la vocación en dicha carrera, horarios excesivos en las prácticas estudiantiles, entre otras.
Además, hay que tener en cuenta que los estudiantes también son hijos, hermanos, amigos, y que “pueden llegar a sentirse sin tiempo para responder en todas las dimensiones de su vida”, explicó María Adelaida Arboleda, jefe del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Salud de Univalle. En este sentido, agregó, que las razones de estrés académico se encuentran, también, interconectadas a otras situaciones de tensión de la vida de un sujeto.
La situación se da cada vez más, porque a las universidades están llegando jóvenes a temprana edad. A los 15 años ya inician su vida universitaria y como es lógico, “tienen un proceso de maduración incompleto para el cual no están preparadas todas las universidades”, sostuvo la psicóloga y terapeuta Beatriz Eugenia Guzmán Monroy.
En relación con el caso de Univalle, la también consultora y docente, propuso trabajar sobre el modelo pedagógico actual, cuestionarlo y verificar el impacto del mismo sobre los estudiantes y reflexionar sobre cómo se debe formar a los médicos.
“Se debe hacer un seguimiento al estado de desgaste laboral y al sufrimiento psíquico de los docentes que, debido a una carga administrativa o académica, puede revertir sus niveles de estrés sobre los estudiantes”, indicó la doctora Guzmán, asesora de prácticas de psicología.
Por otro lado, María Adelaida Arboleda, enfatizó que ante las situaciones que se presentan de estrés académico es muy importante socializar unos valores democráticos que promuevan el autocuidado y la consideración del bienestar de los demás.
Actualmente, el bienestar Universitario de la sede San Fernando se encuentra adelantando estrategias en ese sentido. Para ella, es importante recordar algunos de los valores que la filósofa Martha Nussbaum propone: el primero, tener capacidad narrativa para pensar en otras vidas posibles, de manera que podamos sentir empatía con las necesidades de otros. El segundo, capacidad de autocriticarnos y saber qué nos afecta y qué podemos cambiar; y el tercero, poder hacer crítica constructiva hacia los demás. En la medida en que toda una comunidad académica se abra al diálogo, situaciones de estrés académico podrían reducirse.
Síntomas del estrés académico:
- Falta de sueño o sueño intranquilo, con pesadillas.
- Alteraciones en el apetito, comer poco o demasiado.
- Preocupación excesiva por los resultados y calificaciones.
- Dificultad para concentrarse.
-Irritabilidad o paranoia.
- Quedarse con la mente en blanco.
- Desánimo, perder por completo las ganas de continuar con las tareas y responsabilidades.
- Tensión corporal. Aunque muchas veces se concentra en zonas como la mandíbula.
- Taquicardia y nerviosismo.
- Dificultad para hablar en público.
- Inseguridad a la hora de expresar las ideas.
- Aislamiento social, dejar de frecuentar amigos o familiares.
- Uso de sustancias para mantenerse activos (como los energizantes o las anfetaminas, etc).
- Baja tolerancia a la frustración, este comportamiento que se adquiere en la infancia impide asimilar malos resultados o situaciones difíciles.
Consejos para que padres, docentes y compañeros generen un entorno saludable
- Informarse: cuando un estudiante ingresa a la universidad debe conocer algunas de las afectaciones propias de su edad y del nuevo reto que asumirá. Es importante que las instituciones los enteren sobre espacios de ayuda y bienestar.
- Mejorar hábitos de estudio: tener horarios y listas de tareas, que incluyan actividades lúdicas y de descanso.
- Si hay dificultades con alguna materia, el estudiante puede contemplar la participación en grupos de estudio.
- Evitar perder tiempo en redes sociales.
- Contar con un espacio especial y ameno para estudiar, que no sea el cuarto de dormir y que cuente con buena iluminación y ventilación.
- Estrategias para ocupar el tiempo libre: el ocio culturalmente ha sido estigmatizado, sin embargo, es muy importante que los estudiantes no siempre estén dedicados de lleno a sus carreras. Tanto ellos como sus padres deben entender que la formación integral del sujeto necesita de actividades de relajación, autoconocimiento, hobbies, etcétera.
- Cuidado con la procastinación, este es uno de los síntomas de estrés académico menos perceptible, es importante detectarlo a tiempo, ya que es un mecanismo de evasión muy natural. Según la psicóloga Lucía Nader, consiste en aplazar con desidia las tareas pendientes y dejarlas para último momento.
- Humanizar las carreras: la sociedad suele recargar a estudiantes de ciertas carreras como Medicina con estereotipos y demandas, olvidándose de que ellos son ante todo sujetos con necesidades emocionales, familiares y económicas. Entender esto ayuda a reducir la presión.
- Hay condiciones de cuidado particular: Las universidades, compañeros, docentes y familia deben identificar que algunos estudiantes tienen ciertas vulnerabilidades, como la baja tolerancia a la frustración, dificultades económicas, conflictos interpersonales, procedencia de otras ciudad, entre otras.
- Generar espacios de integración, donde el estudiante pueda conversar con otros y contar lo que le pasa. Suele suceder, por ejemplo, que los residentes de medicina pasan mucho tiempo con sus compañeros, pero sin siquiera conocerse bien.
- Canalizar el miedo o la angustia con actividades como el yoga y el manejo de la respiración.
- Reemplazar el no puedo por el vamos a hacerlo.
- Evitar el bullying. La comunidad académica debe ser capaz de ponerse en los zapatos del otro y no someter a nadie a situaciones incómodas con actitudes de rechazo, bromas y burlas.
- Un buen profesional no siempre es un buen profesor. Desconocer la necesidad de tener una buena pedagogía lleva, en ocasiones, no siempre es así, a que algunos docentes sometan a mucha presión a sus estudiantes. Por lo tanto, ambas partes deben hacer una reflexión crítica. Los estudiantes deben aprovechar los espacios de evaluación de los profesores para expresarse y los docentes pueden buscar capacitarse.
- Las universidades, por política, cuentan con una vicerrectoría de Bienestar Universitario que garantiza una infraestructura adecuada para las actividades académicas y de recreación, recursos económicos y un servicio integral de salud, explica, la Directora de Desarrollo Humano y Salud Integral de Bienestar Universitario Icesi, Ana Cristina Marín. Sin embargo, lo importante es que toda la comunidad emprenda acciones de autocuidado y apoyo a los demás.