MATERNIDAD
Consejos de expertas para que el rol de mamá no la anule en otros campos de su vida
Consejos para madres que se olvidan de su propia vida y de su pareja por dedicarse por entero a sus hijos.
Los maridos son como las fogatas, se apagan si se les desatiende”. Esta frase de la bella y sensual actriz húngaro-estadounidense Zsa Zsa Gabor (6 de febrero de 1917 - 18 de diciembre de 2016) puede servir hoy como un llamado de atención a muchas madres que se entregan de forma tan desmedida a sus hijos, que terminan ahuyentando a sus parejas e, incluso, olvidándose de sí mismas.
Y no son casos aislados. En opinión de la psicóloga-sexóloga Ana Cristina Mallarino, en terapia de pareja se oye mucho la queja de maridos que se sienten como ceros a la izquierda frente a sus esposas. “‘Desde que nació el niño las cosas cambiaron’, ‘mi mujer ya no está pendiente de mí’, ‘a ella solo le importan los hijos’, ‘a mi pareja no le intereso, no quiere que tengamos salidas los dos solos, siempre tiene que ser con los niños’, ‘ya no se arregla, se descuidó’, ‘hace rato que no tenemos sexo’, ‘por más que yo quiera ayudarle, ella quiere seguir con esa carga tan pesada y no puede con esta, ni con el estrés que le produce’”, evoca la profesional caleña sobre los reclamos de los señores.
Sin embargo, las esposas y madres que deciden pedir ayuda profesional también tienen sus reclamos. Ellas se quejan, dice Mallarino, ‘de estar muy cansadas’, ‘que los niños no me den tiempo de peinarme, ni de mirarme al espejo’. ‘Cuando él llega del trabajo, cansado, se pone a ver Tv. y no me ayuda con los quehaceres, me toca muy duro’, ‘mantengo estresada’, ‘no me dan ganas de tener sexo, se me bajó la líbido’, ‘me siento frustrada, deprimida’”.
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La llegada de un hijo trae cambios en la dinámica y cotidianidad de toda relación: la preparación de teteros, las trasnochadas, los cambios de pañales, las visitas al pediatra, etc, ¡son como para enloquecerse!, explican especialistas, es cierto. Pero depende de los dos miembros de la pareja ajustarse a la nueva situación para no permitir que el rol de ella, el de ser madre, no elimine sus papeles de esposa, amante, mujer.
“La mujer tiene que entender que esos cambios hormonales que trae la maternidad, a los seis meses, al año, han pasado y tiene que reacomodar su rutina a los nuevos retos que le impone la vida. Que se diga: ‘bueno, voy a ajustarme, pero no voy a desdibujarme como mujer’. Porque tenemos que entender que los hijos son hermosos, que la maternidad es divina, pero los hijos son prestados. Están un rato con nosotros y luego hacen sus vidas... Hay muchas madres que han centrado sus proyectos de vida en su hijo o en unos hijos y cuando ellos se van se frustran, porque no tienen proyecto de vida propio”, asegura la psicólogasexóloga.
Llegar a un balance de sus diferentes roles cuando la mujer ejerce la maternidad no es sencillo, interviene Michelle Riviere, autora del blog ‘The Blooming, Mama: Maternidad Consciente’, que tiene casi 9000 seguidores, ya que muchas madres no se atreven a expresar que se sienten cansadas, abrumadas; que quieren espacios para ellas, que desean no hacer tantas cosas que las recargan; que les da pena salir un domingo y dejar la responsabilidad de sus hijos en otras manos porque se sienten señaladas o malas madres.
Para esta joven administradora hotelera que hoy ejerce como educadora de familia en disciplina positiva, muchas mamás se sienten culpables, creen que si levantan la mano para pedir ayuda no son tan buenas mamás. Ellas piensan: ‘yo soy la que tengo que estar con mi hijo, si no estoy ahí las 24 horas, no soy lo suficientemente buena”.
A este tipo de madres les aconseja sacar de su rutina espacios de autocuidados para ellas recargarse, que no sientan pena de decir que quieren ir a hacer ejercicios, yoga, leer algo que no sea sobre maternidad, pues así tendrán una actitud diferente. “Cuando estamos cansadas, que no tenemos energía para nada, estamos tan abrumadas emocionalmente con todo lo nuevo que llega a nuestras vidas que cuando llega nuestra pareja, normalmente terminamos desquintándonos con él. Pero si aprendemos a pedir ayuda desde que nuestros hijos son chiquitos y comprendemos que eso hace parte de nuestro autocuidado, esto puede ayudarnos mucho para la vida sexual y en pareja”.
Afortunadamente, dice Riviere, los papás de esta generación están mucho más involucrados en la crianza de los niños y son mucho más conscientes del tiempo que necesita la mamá para ellas mismas, para estar bien para sus hijos y para ellos también.
Hay que contar con una pareja cómplice y hacer convenios
Por todas las etapas
La influencer de temáticas maternas María Clara Rodríguez reconoce que ella ha pasado por “todas las etapas”.
“Por la de descuidar a mi pareja, por la de entregarme por entero a mis hijos, por la de olvidarme de mí y de mi entorno; por la fase de culpa: si dedico tiempo a alguien más, le estoy robando tiempo a mis hijos. También he pasado por la del exceso de trabajo y de sentir que no estoy dándolo todo por mis hijos. Pero la forma que he encontrado de retomar el camino es parando, observando, hablando muchísimo con mi pareja. Realmente él ha sido mi cómplice en todo esto y es por decirle exactamente cómo me siento; cuento con él como un amigo que tengo al lado para hablar de todos estos vacíos que siente uno por todas las sobrecargas“, dice la autora del instablog ‘Ser mamá’.
Convenios
“Con mi pareja he llegado a convenios: tenemos un tiempo en familia, pero también un tiempo para él y yo. Y cada uno tiene un tiempo para dedicarlo a su vida personal y emocional. Yo, por ejemplo, tengo sagrado mi tiempo de ejercicio, que lo amo. También es sagrado para mí, una salida al mes con una amiga a tomarme una copa de vino y todo eso me recarga”.
Según María Clara, encontrar el equilibrio entre sus diferentes roles (madre, esposa, profesional, etc,) no es fácil.
“Pero tengo un horario personal bien estricto donde divido todo por diferentes áreas: el área emocional, espiritual, social, de pareja, de trabajo, de ocio, de dedicarme a mis hijos por entero. Me he organizado muy bien cubriendo todas esas áreas siendo súper estricta con los horarios que le dedico a cada una de ellas”.
"Mi vida dejó de ser mi vida"
Muy entregada
Gabriela Salazar* es una abogada de 36 abriles, separada, madre de un pequeño de 7 años. Cuenta que por ser tan entregada en todo lo que hace, desde que se casó, “mi vida dejó de ser mi vida para convertirse, primero, en la de mi esposo, y luego, en la de mi hijo”.
Ni amigos ni baile
Cuando se separó de su esposo, su hijo "se convirtió en ese tronco, en esa tabla de salvación de la que me aferré: como mis jornadas de trabajo son extensas y extenuantes, todo el espacio que tengo libre es solo para dedicárselo a él. Si voy a cine, a piscina, a un viaje es con él. Ni siquiera me arreglo las uñas porque son dos horas que no estoy con el niño. No salgo con mis amigos; tampoco me voy a bailar porque después voy a estar trasnochada y no estaría al ciento por ciento para atender todas las actividades que él demanda. A veces me siento culpable porque mi mamá se encarga del niño todo el día, mientras yo trabajo. Pero ella me dice que no me sienta así, que yo sí estoy pendiente de mi hijo, porque sé todo lo de él: a qué hora llega del colegio, si comió, si jugó, si está enfermo”. Cuando el niño salía con su papá, yo pasaba llamándolo, quería controlarlo todo: si se metió a la piscina con el flotador, el bloqueador, la gorra. Reconozco que era o soy muy cansona.
Mi mamá me aconseja que salga a bailar, que haga mi vida también porque cuando el niño crezca va a hacer su vida y yo me voy a quedar sola”.
*Nombre cambiado
Recomendaciones
• La psicóloga Ángela María Vera comenta que si se desea tener tiempo en pareja es importante realizar las tareas en conjunto porque las mujeres se cansan, pues se la pasan haciendo actividades hogareñas y cumpliendo con responsabilidades que las agotan y que les generan situaciones emocionales de impacto.
• La comunicación sincera es fundamental, anota Vera. Cuando las cosas ya no están funcionando, cuando ella o ambos se sientan tristes, agobiados, “es importante llegar a nuevos acuerdos y poder realizar los cambios de una manera calmada y tranquila”.
• Hay que tener en cuenta que el sexo no es solo coito, advierte la psicóloga y sexóloga Ana Cristina Mallarino. Así que en tiempos en que aún la mujer no esté totalmente recuperada de la cesárea o de su parto natural, la pareja “puede prodigarse besos, caricias, sexo oral, tener prácticas no coitales, pero muy satisfactorias, que no hagan mayor presión en la matriz
o no sobre-exijan un esfuerzo de la mujer, porque, por ejemplo, si su parto fue por cesárea, tiene puntos y no pude ponerse a hacer fuerza”.
• Martha Carrillo y Raúl Araiza en su libro ‘Cama para dos’ señalan que a los 4 meses de nacidos los niños ya tienen que dormir en su cuarto y que la cama sea solo de los papás. Que la mujer no debe olvidarse que es mujer ni de hacer sentir bien a su hombre: diciéndole te amo, agradeciéndole su apoyo; haciéndole sentir que le gusta y que no es solo un proveedor. ”Es que si a la mujer ni se le pasa por la cabeza tener sexo y todo es el niñito, los hombres empezamos a preguntarnos: ‘¿Y yo qué’”, asegura Araiza.
• Aconsejan los autores mexicanos en su libro que si la pareja tiene con quién dejar al niño, haga una vez por semana una salida solos. Pueden ir a cenar, al cine, al teatro, a lo que gusten, pero juntos. Hay que aprovechar para despejarse y hablar de otras cosas que no sean pañales, teteros, horas de sueño y pagos. Y que si no tienen a nadie con quién dejar al bebé, que armen un espacio en la propia casa con noche de cine y palomitas, viendo una película que les guste a los dos o una cena en la azotea, o lo que se les ocurra, que pueda ser un buen espacio para reencontrarse y volver a sentir lo que sentían antes de que llegara el pequeño. Que es vital retomar el sexo y la intimidad lo antes posible.
• La autora del libro El Club del Buen Sexo, Esther Balac, aconseja, sobre todo a esas madres jóvenes, separadas, que dedican hasta el último minuto de su tiempo libre a llevar, dejar y traer a los niños a sus cursos y actividades sociales, a sacar tiempo para ellas, que se dejen querer y se busquen una pareja que les den su lugar públicamente y en la cama. “Por encima de todo son mujeres y el calendario no es estático”, asegura.