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Según el especialista, dos de los temores más extendidos de los niños son la Samhainofobia, es decir el miedo irracional y atroz a la fiesta de Halloween y la coulorofobia o miedo a los payasos. | Foto: Especial para El País

SALUD

¿Fobia al Halloween? Si, es una enfermedad y se puede prevenir

La Samhainofobia es el miedo irracional a la fiesta de Halloween. Y la coulorofobia, el terror a los payasos. ¿Cómo ayudar a los niños a superarlo? Detrás de estas fobias se esconden problemas serios.

22 de octubre de 2018 Por: Redacción de El País

“Payasos, brujas, calabazas, disfraces, aunque para la mayoría de niños se traduce como diversión, para algunos niños representa un motivo de temor, de miedo y hasta de fobia”, afirma el psicólogo clínico Javier Bohórquez Joya, director de Fundanita, Fundación Centro de Psicología Clínica y de Familia Anita.

Según el especialista, dos de los temores más extendidos de los niños son la Samhainofobia, es decir el miedo irracional y atroz a la fiesta de Halloween y la coulorofobia o miedo a los payasos.

“De 90 niños, dos se asustan ante máscaras de Halloween o payasos, al punto de paralizarse y no ser capaces de emitir una palabra o de llorar”, asegura el doctor Bohórquez.
“Los padres creen que eso no es un problema, pero el problema del adulto es que no piensa por el niño, cree que se trata de una pataleta y no de una fobia”, explica.

Los niños que sufren de estos miedos no soportan la decoración, la música, los disfraces y los sustos o bromas que se realizan para estas fechas.

En su consultorio él tuvo un niño que se paralizaba frente a los payasos, durante la terapia el médico le llevó una peluca, una nariz de payaso y se fue maquillando delante de él para explicarle que se trataba de un disfraz. Mientras que algunos adultos lo que hacen es sacar de inmediato al niño de la situación —sea un payaso o alguien disfrazado de Halloween—, lo cual da un mal mensaje al pequeño, porque lo que se hace en esos casos es validar su miedo.

“El miedo es la emoción más limitante que puede experimentar el ser humano pero nos protege cuando estamos en peligro físico; no obstante, puede limitarnos sino se trata adecuadamente”, complementa.

Dice él que detrás de las palabras de los niños siempre hay un contenido que no se debe ignorar, pueden existir miedos reales o inventados, pero todos nos están hablando e informando algo sobre los niños. “Puede ser que los niños inventen miedos para ser oídos, porque se sienten inseguros, porque no son capaces de decir lo que sienten, porque necesitan afecto, o porque sufrieron un evento que no son capaces de contar a los padres y lo disfrazan de esta manera”, aclara.

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Para distinguir entre una fobia y un llamar la atención de los padres, el experto da una clave, cuando se trata de fobia, el niño se paraliza, le tiembla todo el cuerpo, no puede llorar, no habla. Quien tiene una fobia no comunica, se sale de control; quien está inconforme habla, llora y hace pataleta. En ese caso es mejor esperar que se le pase la pataleta para hablar.

Cuando sufrimos eventos impactantes emocionalmente durante la infancia,  en el cerebro se guardan esos recuerdos y cuando en el presente la persona está expuesta a una situación similar a la del pasado, reacciona de forma sobredimensionada.

Para el especialista “el diálogo es el principal medio para resolver cualquier tipo de inquietud o angustia de los niños. Es indispensable encontrar la razón de la expresión de los miedos”. Un método muy útil para tratar estos temores es a través de la terapia clínica y la comprensión y apoyo de los padres.

La figura paterna siempre debe hacer un acompañamiento, una orientación, para brindarle seguridad al niño, ver una película de terror juntos y explicarles que se trata de un montaje, de ficción, de personas que actúan, que la sangre es ficticia. “Si se les enseña desde una perspectiva muy real lo que es una película ellos lo van a entender. No se trata de disfrazarles la realidad, hay que explicarles que es un montaje, que es maquillaje”.

Dice Bohórquez que si no se tratan estas fobias en la infancia pueden prevalecer en la adultez, hasta llegar al borderline, borde o límite.
Y concluye que detrás de los miedos se pueden esconder problemas como el abuso de autoridad por parte de un adulto, que ven reflejados en figuras de terror. Este puede estar asociando al payaso con el papá chistoso pero muy autoritario, que le pega o abusa de su poder. Por eso, lo ideal es acudir a terapia familiar.

Consejos

“Al niño hay que abrazarlo, no soltarlo, así llore. Tratar poco a poco de calmarlo y no llevárselo del sitio. Detrás de las fobias se esconden inseguridades del niño. Procure siempre liberarlo de temores, mostrándole la realidad de las películas o los disfraces.
Informes: Bogotá: 4109944, 4168924- 3212353407.

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