MARÍA FERNANDA GONZÁLEZ
Mujeres aprendiendo a amar, el círculo femenino que lidera María Fernanda González
Conozca la historia de Mujeres Aprendiendo a Amar, una comunidad femenina que brinda un espacio para la transformación interior femenina.
María Fernanda Gónzalez, fundadora de Mujeres Aprendiendo Amar brindará un espacio de manera virtual, desde Colombia, Cali, ciudad donde hoy reside, el próximo 28 de agosto. El tema a tratar será ‘Cómo afrontar la pérdida de un ser querido y cómo prepararse para la muerte’. Su objetivo es fortalecer ese amor propio que toda mujer necesita para crear una vida plena y feliz.
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María Fernanda González, ganadora del premio honorífico por su excelencia académica y espíritu humanista otorgado por la Universidad Javeriana, fundó en 2015 la comunidad Mujeres Aprendiendo a Amar.
Esta mujer de cabello rojo cobre y sonrisa contagiosa, logró con mucho esfuerzo y dedicación tener todo lo que un día soñó. Un trabajo maravilloso, un gran cargo, amistades, una pareja, autoestima y buena posición económica, pero aun teniéndolo todo, no se sentía plena.
Y es que luego de atravesar por una relación tormentosa, sintió que debía hacer un cambio en su vida, así que en 2015 decidió crear Mujeres Aprendiendo a Amar con el propósito de compartir su experiencia personal y el conocimiento que obtuvo en múltiples seminarios, capacitaciones y certificaciones con coachs de desarrollo personal como Covadonga Pérez y Tony Robbins.
A lo largo de los años, además de las conferencias virtuales impartidas en México, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Panamá, España y otros países, también ha impactado a miles de mujeres en los espacios presenciales realizados en Colombia, y como beneficio de la pandemia, ahora son 4500 mujeres que hacen parte de esta comunidad.
La caleña tiene como mentor y padrino de su espacio al exsacerdote Gonzalo Gallo, hoy, un terapeuta, consultor, escritor y conferencista reconocido a nivel nacional, quien además, ha contribuido en varios de los talleres que ella realiza.
La líder femenina ha publicado también varios artículos en la revista Lazos, de la Caja de Compensación de Comfenalco Valle y ha colaborado en espacios de entidades nacionales como Expo Mujeres Colombia.
También ha participado en medios de difusión nacional como la emisora de radio Bésame.
¿Qué la motivó a iniciar este proyecto?
Todo inició por una experiencia personal que tuve. A nosotras desde pequeñas nos enseñaron que teníamos que conseguir el príncipe azul o la media naranja, y cuando llegó esa persona a mi vida, me mostró el gran vacío y la desconexión que tenía conmigo misma, y a pesar de que ya me había graduado, tenía un súper trabajo y siempre me consideré bonita, sentía que algo me faltaba, no tenía plenitud. Pero la vida es muy bonita y cuando uno le pide respuestas, ella las da. Un día mi mejor amiga me mandó un audio de Covadonga Pérez. En ese audio ella dijo: “Cuando tú cambias, todo cambia”, esa fue una frase muy impactante para mí. A raíz de eso, empecé a leer sus libros, a conectarme con ella, estar en sus cursos y descubrí qué era lo que tenía que cambiar; me volví mucho más consciente, y me di cuenta de que mis amigas tenían la misma inseguridad, compartíamos el mismo dolor. Teniendo ese panorama, les propuse que en lugar de reunirnos cada quince días a hablar de chismes (risas), hiciéramos una mesa redonda donde habláramos de temas sobre mujeres. Ellas dijeron que sí y le puse al grupo ‘Mujeres aprendiendo a amar’.
¿Qué tipo de temas hablaban?
De todo. Sobre las inseguridades, el miedo, la dependencia emocional, etc. Mis amigas me decían: “Me da miedo que mi novio se vaya de mi vida, así la relación sea tenaz, no quiero que se vaya”, entonces yo les aportaba cosas que había aprendido, cómo empezar a cambiar ese miedo. Luego me contaban que sus amigas también se sentían inseguras y les dije que las llevaran a mi casa. Cuando menos pensé ya éramos 40 y me tocaba buscar espacios mucho más amplios. Pero en ese punto, yo sentía que mi corazón se llenaba.
¿En qué momento entra en su proyecto el exsacerdote Gonzalo Gallo?
Llega a mi vida en un momento muy duro. Él ayudó a mi familia y a mí a superar el proceso de duelo de mi hermano. Nos dio mucho apoyo. Decidí compartirle el propósito de la comunidad y en 2019 Gonzalo se convierte en una persona vital para la misma, yo lo siento como el padrino de Mujeres Aprendiendo a Amar, por lo cual él participa activamente en los espacios.
¿Qué brindan los talleres que usted realiza?
En los espacios que yo hago no vas a encontrar a una persona que te diga constantemente: eres una persona abundante. Yo ya sé que lo eres, lo que haré son ejercicios que te lleven a descubrir por qué tú no te sientes así, quiero que descubras que ya estás completa, que tú eres tu naranja completa y que ese amor que buscas afuera, lo tienes en tu interior. Los talleres no solo brindan un mensaje sino una experiencia de transformación.
¿Cómo está conformado Mujeres Aprendiendo Amar?
Yo soy la vocera, la que cuenta historias porque todavía estoy en un caminar, pero todas somos un equipo. Lo que yo hago es conectarlas con otras mujeres que en algún momento vivieron una situación de abuso, de divorcio o alguna otra experiencia dolorosa y le digan a otra mujer: tranquila, que vas a salir de esta, es por este camino, si yo pude tú también puedes.
¿En qué momento comenzó a expandirse esta comunidad de mujeres?
Yo sentía que no quería enfocarme más en mi trabajo, entonces renuncié cuando sentí que ya estaba cien por ciento con el proyecto. En ese entonces yo ya hacía eventos en diferentes ciudades de Colombia. En pandemia creció muchísimo, yo empecé a compartir el mensaje de manera virtual y ya llegaba a otros países. Ahora somos 4500 conectadas.
¿Qué es lo que más le gusta de haber iniciado este proyecto?
Me encanta compartir un mensaje en donde las mujeres puedan darse cuenta de que existe una manera de relacionarse diferente. Que este camino sí existe, que no es el que nos dijeron. Me encanta hacerle ver a otra mujer que hay otra manera de vivir la vida y me fascina que me compartan historias porque yo también aprendo y sigo creciendo con ellas. Es un sentimiento de amistad y solidaridad que se respira en la comunidad.
¿Qué ha sido lo más difícil?
Lo más difícil es ser coherente. Porque lo que tú piensas, dices, haces y sientes debe estar alineado, como el pensamiento está programado desde hace tantos años con una información, desprogramar es un poquito difícil. Alinear todo es el reto más grande.
¿Cómo aprender a amarse?
Lo más esencial es comprender que la felicidad es responsabilidad tuya.
¿Cómo se logra eso?
Conectándote contigo misma, sanando tus heridas. En el camino habrá muchos desafíos, pero tú te das cuenta de que te sabes amar cuando a pesar de todo, sientes que tienes el poder suficiente para afrontarlo todo.
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