FERIA DE CALI
Izzy Sanabria cuenta la historia detrás de 'La gran fuga'
El gran artista gráfico, diseñador de La Fania, cuenta la historia detrás de ‘La gran fuga', el mítico álbum de Willie Colón.
Un revolucionario. Un adelantado. Lo han llamado, con justicia plena y entre tantos otros calificativos que le sientan, el Toulouse Lautrec puertorriqueño. No hay exageración.
Si los Rolling Stones tuvieron a Andy Warhol diseñando algunas de sus carátulas más memorables, aquello otro que había empezado en las calles bajas de New York y que se nombraba con un estruendo incierto como salsa, tuvo a este genio como el hacedor de toda su iconografía: el maestro Izzy Sanabria.
Cuando la salsa aún no era salsa, sino solo aquella mezcla genial y feroz y salvaje y vital y primigenia de timbales y campanas y trompetas y flautas y trombones creada por los migrantes latinos en las calles más oscuras de la capital del mundo, hubo un hombre que no sonó una trompeta ni golpeó un timbal ni pronunció ninguna frase en ninguna canción pero sin el cual la salsa no hubiese sido salsa.
Lea además: ¡La salsa está más viva que nunca!, ellos son los melomanitos, la nueva 'sangre salsera'
Él, Izzy Sanabria, nacido en Mayagüez, Puerto Rico, pero criado en New York, quien consumió en su infancia todos los cómics que la cultura popular estadounidense engendró en mitad del siglo XX, quien estudió en el School of Visual Arts de Nueva York y luego se hizo maestro de ceremonias de un bar de esa misma ciudad, fue no solo el encargado de diseñar todas las portadas de los álbumes grabados por la Fania Records, sino el encargado de que eso que empezaba a llamarse salsa tuviera una iconografía que nadie negara que era arte.
Si el rock estaría incompleto sin la boca de los Stones o el prisma de Pink Floyd o aquel bebé que se sumerge en una piscina en busca de un billete verde o de esos cuatro tipos cruzando Abbey Road, la salsa no habría llegado a ser salsa sin Willie Colón fotografíado como un criminal o sin Ray Barreto como Superman o sin Rubén Blades como un boxeador invicto.
Y todo eso fue obra de él, de Izzy Sanabria, de quien por estos días de Feria se puede apreciar una exposición con la mayor parte de sus diseños - que con el tiempo reclaman con más fuerza su estatus de obra de arte - en el Encuentro de Melómanos y Coleccionistas de la Feria de Cali, en la Unidad Deportiva Jaime Aparicio.
“Mi propósito era desde la primera carátula mejorar la imagen del latino en New York con calidad. No habia calidad en el arte de la música latina hasta que yo empecé a hacer carátulas que querían llamar la atención de la gente a la hora de comprar un disco. Los productores no creían que era importante tener una buena carátula, ponían cualquier foto, pero yo quise cambiar eso”, dice, a gritos, con una voz que le sale con estallidos de euforia, incansable, como si sus casi 80 años no fueran tantos, ese hombre delgado y alto cuya historia forma la historia de tantos.
La entrada a la exposición de la obra del maestro Izzy Sanabria es gratuita, así como al Encuentro de Melómanos y Coleccionistas.
La gran fuga
Es quizá una de sus obras más recordadas y también más radicales. Fue para 1970. El dúo de Willie Colón y un hasta entonces semidesconocido llamado Héctor Lavoe habían grabado un álbum al que llamarían ‘La gran fuga’, y al maestro Sanabria se le encargó la carátula del disco.
Un Willie fotografiado como un capturado, con un titular en el que se lee “Wanted by FBI for The Big Break. Willie Colón”, y a un lado, a la derecha, el prontuario criminal: “Fue visto por última vez en New York City. Puede estar acompañado por Hector Lavoe, cantante, también muy peligroso por su voz”. Abajo de todo eso la firma de un tal J. Edgar González, en alusión al entonces director del FBI, el hombre que había descubierto que las huellas de los dedos de cada hombre y mujer eran únicas y podrían utilizarse para capturar a los criminales: J. Edgar Hoover. Al darle la vuelta, una fotografía que imitaba la página de un diario en la que aparecían todos los integrantes de la orquesta fugándose de una prisión.
¿Cómo se le ocurrió hacer esa carátula?, le pregunto. Y, como un trombón, Sanabria responde:
“Porque la foto que me dieron era una mierda y no tenía suficiente color. Así que decidí hacer una carátula siguiendo la estética del periódico más popular de New York. Durante los años 60 los hippies vendían afiches de algunos revolucionarios, de los Contra-Vietnam y otros a quienes el FBI los estaba buscando. Así que supuestamente, con esas carátulas, yo estaba ayudando al FBI, que fue y paró la venta del disco, y tuvimos que quitar la parte que decía “Wanted for FBI” y dejar solo “Wanted” (Buscado).
A la abuela de Willie casi le da un ataque al corazón porque todo el mundo llegó a decirle que el FBI estaba buscándolo, porque la gente se lo creyó. Esa carátula, además, tiene la foto más barata que le han sacado a Willie Colón en toda su vida. Yo cogí a Willie y me lo llevé a una de estas máquinas de hacerse fotos en la que le hice 4 fotos por 25 centavos, y sabía que cuando yo las ampliara iban a ser una mierda, de muy baja calidad, siguiendo la estética de los periódicos populares de New York... Y, ¿sabes qué son los números de presidiario que aparecen en la foto de Willie?, pues son los números de los discos anteriores que ya había sacado. Y las huellas, son huellas de un criminal verdadero, porque yo conseguí unas huellas de un reo y las pegué allí en el álbum. Fue muy polémica y la genta nunca la olvidó”.
No, nunca se ha olvidado.
Es lo que pasa con las verdaderas obras de arte, el tiempo se encarga de mantener su brillo.
Regístrate gratis a nuestro boletín de noticias
Recibe todos los días en tu correo electrónico contenido relevante para iniciar la jornada. ¡Hazlo ahora y mantente al día con la mejor información digital!