Judicial
Así fue el idilio amoroso entre el narco Miguel Rodríguez Orejuela y la reina de belleza Marta Lucía Echeverry
Orejuela envió una carta al presidente Petro solicitando que lo acepten como ‘gestor de paz’.
El mafioso Miguel Rodríguez Orejuela, quien junto a su hermano Gilberto fueron jefes del Cartel de Cali y quien está pagando una condena de 30 años de prisión en Estados Unidos, reapareció esta semana por cuenta de una carta que le envió al presidente Petro, solicitándole lo considere para ser un ‘gestor de paz’ de su Gobierno y prometiendo contar toda la verdad de la que llamó “la época más aciaga, oscura y sangrienta de nuestra historia”.
Rodríguez Orejuela, de 81 años, quien estaría cerca de terminar su condena, aseguró que quiere aportar a la verdad de Colombia. “Él dice estar dispuesto a decir toda la verdad de su vida sin contraprestación y como un acto de servicio al país al final de sus días”, comentó Petro.
Por esta razón, ha renacido el interés por la vida del exnarcotraficante, quien fue capturado el 6 de agosto de 1995 en la ciudad de Cali.
Una de las historias más curiosas en torno al mafioso caleño es la de su romance con la exreina nacional de belleza Marta Lucía Echeverry, quien se convirtió en la segunda esposa del capo y madre de una de sus hijas.
Echeverry, quien nació en Cartago en 1956, pertenecía a una familia humilde del Valle, sin embargo, para los años 70 logró ingresar a la Universidad Santiago de Cali, donde estudió Administración de Empresas, carrera que no desempeñó, puesto que para el año 1974 fue elegida Señorita Valle y posteriormente ganaría el título de Reina Nacional de la Belleza en Cartagena.
Después de representar a Colombia en el Miss Universo de 1975 y entregar su corona, Marta Lucía contrajo nupcias con Juan Fernando Ulloa Cabal, empresario caleño de una familia pudiente del Valle. Este matrimonio solo duraría tres años y tras la separación, la exreina quedaría en una situación económica bastante precaria.
Fue para principios de los años 80 cuando Echeverry conoció a Miguel Rodríguez Orejuela, puesto que ella había entrado a trabajar como relacionista pública de la revista del América de Cali, equipo de fútbol local del que Miguel era el mayor accionista.
Se conocieron entonces en una fiesta del América, se hicieron amigos y a los pocos meses empezaron una relación. Cabe aclarar que Rodríguez Orejuela ya estaba separado de su primera esposa, Amparo Arbeláez.
Según fuentes que conocieron a ambos, la pareja estaba realmente enamorada. Empezaron a vivir juntos en una casa del barrio San Fernando, pero a los dos años se mudaron a una mansión del barrio Ciudad Jardín, donde, aseguraron fuentes, Marta Lucía se aficionó a coleccionar costosas cerámicas y obras de arte. Además, fue ascendida en su puesto, pasó a ser gerente de la revista del América.
Durante los primeros años, cuando los Rodríguez Orejuela tenían una reputación de exitosos empresarios, Marta Lucía y Miguel se casaron y tuvieron la atención de la alta sociedad caleña, puesto que realizaban fiestas exclusivas en sus propiedades.
Pero cuando Estados Unidos los incluyó en su lista de narcotraficantes y el Estado colombiano empezó a investigarlos, el idilio se rompió, y por razones de seguridad tuvieron que separarse y programar encuentros clandestinos, algunos de los cuales fueron seguidos de cerca por el Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional, y estuvieron a punto de capturar al capo.
En medio de esta persecución, que concluyó con la captura de Miguel Rodríguez Orejuela en 1995, Marta Lucía optó por abandonar la vida en sociedad. Hasta el día de hoy no se sabe qué pasó con ella y su hija.