CALI
La estrategia que busca ganarle por goleada a la violencia en zonas vulnerables de Cali
Cuando el balón infla la red, la emoción del gol desata una pasión sin prejuicios. Durante un instante, los gritos, la euforia y la emoción se funden en un abrazo en el que desaparecen las fronteras invisibles, la raza es una sola y no importa la clase social.
Cuando el balón infla la red, la emoción del gol desata una pasión sin prejuicios. Durante un instante, los gritos, la euforia y la emoción se funden en un abrazo en el que desaparecen las fronteras invisibles, la raza es una sola y no importa la clase social.
Esa pasión fue protagonista este primer semestre del año y no propiamente en los estadios que en cada partido visitan los hinchas de los equipos profesionales de Cali.
El escenario fueron las canchas de los sectores de Siloé, Mojica, Manuela Beltrán, Poblado 2, Los Lagos, Meléndez, Altos de Normandía, Bajo Aguacatal, Altos de Menga, Montebello y Antonio Nariño, donde se jugó el Primer Torneo de Fútbol para la Cohesión Social.
Un mundialito para la paz organizado por la Fundación Sidoc, con el apoyo de de la Oficina Alemana de Cooperación Internacional, la ONG francesa La Guilde, la Agencia Francesa de Desarrollo y la Fifa, en el que participaron más de 400 niños y niñas de estos sectores.
Pero lo importante de este torneo fueron las jugadas de ‘picabarra’. Porque mientras los niños se divierten persiguiendo la pelota y anotando goles, van aprendiendo en un tercer tiempo sobre los derechos que por ley les asiste, los deberes que deben cumplir como ciudadanos y a reconocer los distintos tipos de violencia.
Es una metodología llamada ‘fútbol 3’, explica Christine Armitage, directora ejecutiva de la Fundación Sidoc, en la que se trabajan todas las habilidades de los muchachos, el reconocimiento de emociones, la manera en la que se manejan los conflictos y el tema de las violencias.
“Todos sabemos que el problema de la violencia en Cali es enorme, pero reconocemos muy fácilmente lo que esta relacionado con muertes, atracos o peleas, pero hay otras formas de violencia de las que no se hablan mucho. Aquí lo que tratamos es que a través del deporte todo el mundo empiece a reconocer y entender en qué consisten esas violencias y que son igual de horribles en todas sus formas”, explica Armitage.
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La autorregulación
El mundialito de la paz es un campeonato distinto, pues el Torneo de Fútbol para la Cohesión Social no solo se juegan tres tiempos, sino que las reglas del juego son concertadas entre los mismos jugadores, no hay árbitros, los equipos son mixtos y no todos los goles tienen el mismo valor.
En la forma más justa de Fair Play, se reconocen las capacidades propias y del contrincante y el gol vale doble si lo anota de cabeza un jugador de baja estatura, si es autoría de una mujer o si se marca de pierna cambiada.
Igualmente, y en el interés de ir erradicando la violencia cultural, se ha concertado gol doble cuando es anotado por un afrocolombiano o un indígena, o por una persona de baja estatura, que representa a los excluidos, y se les ofrece ventajas deportivas a quienes tienen menos habilidades en el dominio del balón.
“Lo que queremos en la Fundación Sidoc es lograr que las personas puedan interactuar de una manera pacífica en el día a día, entendiendo que los temas de cultura de paz no pasan exclusivamente por los acuerdos de La Habana, sino por la manera como interactuamos entre vecinos, amigos y familiares. Porque por el historial de violencia que tenemos y por lo que hemos vivido en el último año, ve uno afuera a mucha gente reaccionando con los guantes puestos”, explica Christine Armitage.
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La Fundación trabaja desde el 2010 con los niños en sus habilidades sociales, cognitivas y emocionales a través del deporte y la música. Esta vez, se centró en los lugares que fueron foco del llamado estallido social.
Uno de los dinamizadores del torneo fue Alfaro Camacho, quien asegura que es un programa que dejó enormes satisfacciones por los resultados y los aprendizajes que se llevaron no solo los niños y sus padres, sino los mismos instructores.
“Hay casos como en el distrito, donde trabajamos un sector que por años ha tenido barreras invisibles y ahora conocer al otro y decir: ‘esta gente no es como me la pintan; tenemos los mismos problemas, las mismas necesidades y nos estamos matando por una violencia heredada; que es uno de los problemas en Cali, que heredamos violencias y ni siquiera sabemos por qué nos matamos; solo porque vive al otro lado”, agrega Camacho.
Razón de más para entender por que el Fútbol para la Cohesión Social es el único torneo apoyado por la Fifa en el que todos ganan. Donde aparecen en cada partido cientos de Messi del juego limpio, la inclusión y el respeto y en los que solo pierden por goleada, la intolerancia, la exclusión y las distintas formas de violencia.