SECUESTROS
Masacres y secuestros recrudecen la violencia en el Cauca
Grupos ilegales han ganado terreno, sobre todo en el norte, y se les señala de masacres y secuestros. Gobierno realiza estrategias.
La semana pasada, por ejemplo, en el departamento del Cauca se registraron ocho hechos de violencia, entre los que se cuenta la masacre de cuatro personas en zona rural de Santander de Quilichao y el secuestro en Toribío de un ingeniero español, director del Centro Internacional de Agricultura Tropical.
Y aunque Jesús Antonio Quintana García fue liberado el pasado lunes en una vereda del municipio de Caloto, este hecho, de connotación internacional, dejó en evidencia la compleja situación en materia de orden público que se está viviendo en el Cauca, sobre todo en zonas del norte de la región.
Para el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, que estos últimos días ha estado liderando consejos de seguridad en el suroccidente del país, el responsable de la violencia desmedida en el Cauca es el narcotráfico.
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“El narcotráfico es el principal generador de violencia en el departamento del Cauca. Los grupos armados organizados que se dedican a esta actividad son los responsables de las masacres y las muertes selectivas en el norte y sur de este departamento”, aseguró Trujillo tras uno de los consejos.
A su vez, Elías Larrahondo, gobernador del Cauca, explicó que “en la región, como es ampliamente conocido, se encuentran los grupos residuales de las Farc, en el norte hacia la Cordillera Central está la Dagoberto Ramos. Al mismo norte, en la Occidental, está la Jaime Martínez, más hacia el sur está la Carlos Patiño y hay una disputa territorial con el ELN, con sus columnas José María Becerra y la Manuel Vásquez. Esos son los factores que hoy nos dejan enfrentados a estas masacres, a estas muertes dolorosas”.
Por su parte, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, dijo que “hay que rechazar la violencia generalizada que se presenta en la zona norte del departamento del Cauca. Esta cada vez se agudiza más, afectando directamente a las comunidades indígenas, campesinas y afrocolombianas de esa zona del país”.
“El norte del Cauca es una zona en la que confluyen diversos intereses en disputa, que van desde las economías ilegales hasta la tenencia de la tierra. En un amplio proceso de escucha, hemos recaudado información que evidencia las múltiples alianzas de actores armados, económicos y políticos en la región, que perpetúan las causas del conflicto armado. No es solo un problema de narcotráfico, por eso se requiere la intervención integral del Estado y el fortalecimiento de las iniciativas sociales y comunitarias de protección de la vida, ante la arremetida de los violentos”, acotó la Comisión de la Verdad.
Cabe recordar que según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), el 60 % de las masacres en el país se han registrado en el Cauca, donde se libra una guerra entre la guerrilla del ELN y otros grupos al margen de la ley. En lo corrido del 2020 van 13 masacres y 62 líderes y lideresas asesinados. Además, en la región se concentra casi el 70% de los cultivos ilícitos del país.
El Gobierno mantiene activo un plan de recompensas para quien brinde información que ayude a desarticular los grupos armados ilegales en la región del Cauca.
¿Qué puede estar pasando?
Camilo González, presidente de Indepaz, afirmó que lo que pasa en regiones como el Cauca, donde se han cometido varias masacres en lo corrido del año, es que “no se juzga a los autores intelectuales. Es decir que la justicia no llega a estos territorios y la cadena de violencia sigue ocurriendo”.
Con esto coincide Feliciano Valencia, senador y líder indígena que hace poco fue víctima de un atentado en el Cauca y el domingo pasado amenazado por medio de un panfleto. “Es tan grave la situación de derechos humanos que se vive en la región, que los violentos actúan con impunidad ante la escaza reacción del Estado. Pese a los continuos consejos de seguridad, son 13 las masacres cometidas en 2020 en el Cauca y no ha pasado nada”, dijo.
Por su parte, Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), explicó que en el Cauca lo que se vive hoy son tres guerras simultaneas. Una al norte, donde hay disputa entre la disidencia de las Farc Dagoberto Ramos, un grupo denominado EPL y dos estructuras del narcotráfico. Al sur de la región, entre tanto, se vive otra situación compleja entre el Frente Carlos Patiño, el ELN y dos grupos del narcotráfico”.
“El Cauca, se podría decir, se está desangrando en un posconflicto que yo le llamo un empate técnico negativo, pues ninguno de los grupos es suficientemente fuerte para cooptar al resto. Y cuando esos escenarios se dan la empreden contra la población civil para ganarse sus lealtades a punta de violencia. El narcotráfico es solo un combustible en esta guerra, pero también la minería ilegal, que se da mucho en el norte del Cauca”.
De otro lado, un habitante de esta región, que ha trabajo en diferentes procesos con la población, aseveró que en todo el departamento hay zozobra porque los grupos armados ilegales se fortalecieron durante la pandemia, y porque además hay una pugna que nadie entiende, pues por un lado dicen que son problemas con el tema del posconflicto, por otro piden que se cumplan los acuerdos de paz y por otro que todo es por culpa del narcotráfico, pero nada cambia”.
Ante esto, el Gobierno ha reiterado que está comprometido con la seguridad del departamento del Cauca.
Ayer, por ejemplo, tras un consejo de seguridad en Argelia, varios representantes de la Presidencia dijeron que se está haciendo “un trabajo articulado de Gobierno, Fuerza Pública y autoridades locales, que es clave para contrarrestar las economías criminales como el narcotráfico, que afectan a la población en Argelia y otras poblaciones del Cauca, así como lograr una intervención integral que traiga desarrollo a la región”.
Y días atrás, el ministro Trujillo anunció el inició del proyecto piloto ‘Gran diálogo por el Futuro del Cauca’, para acercar y mejorar la confianza de las comunidades con la Fuerza Pública