VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
¿Por qué es tan difícil alejarse de parejas agresivas?, las dudas que deja el caso de Marcela González
Por segunda vez, novia de conocido bloguero denuncia actos de violencia intrafamiliar. Hablan expertos.
Marcela González, caleña de 23 años que denunció por segunda vez a su novio, el bloguero Gustavo Rugeles, por golpearla brutalmente por celos el pasado 10 de enero, conmocionó ayer al país al aparecer en varios medios nacionales defendiendo a su agresor.
Sin embargo, en un acto de valentía horas más tarde, terminó revelando todos los actos de violencia de los que ha sido víctima.
Fueron muchas las opiniones y emociones que despertó el caso de González, quien en voz de expertos “es el reflejo de la realidad que viven muchas mujeres víctimas de violencia que pese al infierno de maltrato físico y psicológico de su pareja, se sienten incapaces de poner un punto final a esta situación y alejarse de su victimario”.
Pero, ¿por qué una mujer violentada se mantiene en esta situación? El psicólogo clínico Luis Eduardo Peña, experto en ansiedad, depresión y problemas de pareja, explicó que se trata de lo que los especialistas llaman el ‘vínculo traumático’.
Peña dijo que en ese tipo de relaciones no hay amor, sino un vínculo cimentado en la dependencia y la sumisión en el ejercicio del poder por parte de la pareja, lo que trae consigo el menoscabo de la autoimagen de la víctima.
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“Esta inseguridad sobre sí misma y las dudas sobre su valía como persona, hacen que la víctima no se sienta con la fuerza y la determinación necesarias para abandonar a su agresor”, afirmó Peña, quien aproximó la experiencia a lo que sucede con el conocido Síndrome de Estocolmo:
“El vínculo traumático explica por qué la víctima llega a manifestar por su verdugo sentimientos intensos de proximidad, fidelidad y cariño. Es un fenómeno complejo, pues la víctima considera que el agresor es el único que puede garantizarle su supervivencia o quien debe darle la valoración que ella no encuentra en sí misma, por lo que busca siempre la manera de complacerlo”, acotó el psicólogo.
Por su parte, el agresor, según Peña, se encarga de reforzar en su víctima la esperanza de que todo va a cambiar, teniendo con ella algunas muestras de amor y consideración, con el fin de que no se vaya de su lado.
Lo expuesto por el psicólogo es respaldado por Luz Amparo Sánchez, coordinadora de la Casa de la Mujer Bogotá, quien resaltó la relación de poder que viven esta clase de parejas.
“Esto tiene que ver con la naturalización de los hechos de violencia. A muchas mujeres desde pequeñas les enseñan que quejarse contra la violencia es consustancial a la relación y se expresa en las sanciones, cuando es golpeada y las amigas y el entorno familiar le pregunta: ¿Pero qué hiciste?”, dijo la experta, quien además habló de las clases de dependencias que impiden a las mujeres poner un punto final a sus situaciones.
“Una mujer se vuelve incapaz de romper ese vínculo porque muchas razones: por miedo, porque no tienen autonomía emocional, por dependencias económicas, emocionales o sexuales y muchas situaciones que hacen parte de su historia, del acumulado de experiencias en su formación y su proceso de socialización”, argumentó Sánchez.
“Señalan a Marcela y no a su agresor”
Según cifras de Medicina Legal, el pasado año en Cali se realizaron 2108 valoraciones médico-legales por casos de violencia de parejas: 1914 fueron realizadas a mujeres y 194 a hombres.
Las cifras revelan que la situación es más común de lo que se estima y que llega, en muchos casos, a ser subestimada, incluso, por las autoridades.
“En Cali el año pasado sucedieron 23 feminicidios, justo ahí hay que entrar a indagar cuáles de esas mujeres, como Marcela, había puesto una denuncia anticipada al último ataque y que pudo evitar su muerte. Es ahí donde hay que ver qué está haciendo la justicia frente a los victimarios y preguntarnos, ¿por qué entramos a juzgar a Marcela y no a su agresor?”, expresó Luz Amparo Sánchez.
La coordinadora de la Casa de la Mujer Bogotá resaltó la necesidad de sanciones ejemplares para los agresores y la solidaridad de la sociedad con las víctimas para brindarles las condiciones apropiadas y que puedan salir de estas situaciones violentas.
“Marcela no es un caso, ella es una de las muchas mujeres que en el país sufren situaciones dolorosas y que encuentran en la sociedad y el Estado una respuesta adecuada”, señaló Sánchez.
En este sentido, el psicólogo Luis Eduardo Peña refirió que si una mujer violentada no recibe ayuda profesional lo más probable es que regrese con su agresor.
“Pueden tener momentos de lucidez y tomar valor, pero en poco tiempo el miedo que le hizo alejarse desaparecerá y crecerán de nuevo sus necesidades afectivas, además de su sentimiento de vulnerabilidad. Por su parte, el agresor ya habrá empezado su tarea de mostrarse arrepentido y, de esta manera, el ‘juego’ empieza de nuevo. La mujer víctima debe recibir las herramientas psicológicas adecuadas que le permitan ver con otros ojos a su maltratador y le proporcionen la entereza suficiente para romper el vínculo negativo”, explicó el profesional.
Denuncie en el Valle
La Gobernadora del Valle reiteró ayer el llamado a las mujeres para que denuncien cualquier tipo de violencia.
En Cali, cualquier agresión puede ser puesta en conocimiento a entidades como: Casa Matria en el teléfono 6688250, el Centro de atención a víctimas de la violencia familiar, Cavif, al número 6204100, extensiones 1095 o 1096. También instituciones de salud, comisarías de familia, Policía y Fiscalía.
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