EJÉRCITO DE COLOMBIA
¿Qué ha pasado con la asistencia militar en Cali?
A los 10.000 policías se sumaron 2000 militares para proteger sitios estratégicos y asistir las labores que de manera oportuna realizan el Esmad y la Policía.
Durante los días previos al paro nacional, convocado para el pasado 28 de abril, se realizó un Consejo de Seguridad en Cali en el que se determinó cuáles serían los lugares más propensos a que las manifestaciones pacíficas fueran infiltradas por vándalos y atender rápidamente cualquier alteración.
Con esa información entregada por la Administración Municipal, se empezó a trazar un plan que les permitiera a las autoridades anticiparse a lo que finalmente ocurrió en Cali y que desbordó cualquier pronóstico, según una fuente del Ministerio de Defensa.
La jornada de protesta contra la reforma tributaria empezó con el derribo de la estatua de Sebastián de Belalcázar, en el oeste de Cali, y terminó convertida en el mayor acto de violencia, bloqueos, saqueos y atentados contra bienes públicos y privados en la historia reciente de la ciudad.
Ante ese panorama, se hizo necesario al día siguiente, el 29 de abril, pedir el apoyo de más hombres de la Policía Nacional para acompañar las labores de protección de lugares estratégicos en Cali y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
“Esa fuerza, entre la que hubo un número importante de agentes del Esmad, se dispuso al cuidado de las estaciones del Sistema de Transporte Masivo, estaciones de combustible, centros comerciales, acompañamiento a la recolección de basuras, seguridad en puntos críticos y estratégicos y se conformaron grupos de reacción ante bloqueos extorsivos en varios puntos de Cali”, explicó una fuente policial.
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Por decisión presidencial, y para garantizar una acción efectiva en los diferentes puntos en los que permanecía el bloqueo por parte de manifestantes, Cali estuvo bajo el mando de cuatro generales de la Policía coordinando todo el plan estratégico y garantizando la presencia de uniformados en el momento justo en el que un brote de violencia lo demandara.
Además del general Juan Carlos Rodríguez, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, estuvieron el general Hoover Penilla, subdirector de la Policía Nacional; el general Fernando Murillo, director de la Dijín e Interpol, y el general Fabián Laurence Cárdenas, director de la Unidad Antisecuestro y Antiextorsión de la Policía.
Ante el ataque sistemático y masivo en varios sectores de la ciudad, el Ministro de Defensa, Diego Molano, anunció el primer aumento de pie de fuerza con la llegada de 554 policías y 300 hombres del Esmad.
Desde la estación de Policía de Fray Damián, en el centro de Cali, y con la facilidad de llegar en 15 minutos en moto a cualquier lugar de la ciudad, centenares de agentes del Esmad aguardaban el llamado para atender los actos de vandalismos contra bancos, CAIs, comercio y entidades del Estado.
Con ese antecedente se encendieron todas las alarmas desde el Puesto de Mando Unificado sobre lo que podría ocurrir luego de terminadas las marchas pacíficas con las que se conmemoró el 1 de mayo en Cali el Día Internacional del Trabajo. Lo peor aún estaba por venir.
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El jueves pasado, por ejemplo, al menos 130 tractocamiones con todo tipo de carga llegaron a la ciudad
de Cali acompañados por una caravana de la Fuerza Pública.
Apoyo del Ejército
Tres días después de que la ciudad quedara bloqueada y muchos sectores sin la posibilidad de moverse internamente, se toma la decisión de traer más personal policial y acudir a la asistencia militar con el propósito de controlar el vandalismo y el caos en las calles.
Un apoyo para el cual se conformaron 25 pelotones de 36 hombres cada uno, llegados de distintas ciudades del país, y que sumados a los disponibles en la Tercera Brigada bordeaban los dos mil hombres.
Una presencia militar que, según el general Miller Nossa Rojas, comandante de la Tercera Brigada del Ejército, no es una militarización sino una asistencia militar y apoyo a las labores que adelanta la Policía Nacional.
“El protocolo es muy claro y dice que la primera intervención en situaciones como la que se ha presentado en Cali es disuadir y persuadir con garantes y comisiones de paz para tratar que los manifestantes no entren a realizar manifestaciones violentas; en segunda instancia es el Esmad cuando la protesta se torna violenta y nosotros lo que hacemos en tercera instancia es apoyar esa acción pero sin entrar a una acción decisiva. Si las cosas se salen de las manos nosotros lo que hacemos es replegarnos para proteger a la población civil y que la Policía pueda actuar ante los desmanes”, explica el Brigadier General Nossa Rojas.
La asistencia militar en situaciones críticas como la que atraviesa la capital del Valle, está avalada por la Ley 1801 del 2016 y se realiza con cuatro propósitos: salvar vidas, cuidar los activos estratégicos de propiedad pública y propiedad privada, garantizar o restablecer los servicios básicos para la población civil y ayudar al restablecimiento del orden social.
En este caso las tropas, llegadas también de diferentes lugares del país para no descuidar la acción militar en su zona de influencia y el control de los corredores, se centró en garantizar la seguridad de activos estratégicos como el aeropuerto, la central de abastos de Cavasa, la planta de combustible en Yumbo, los edificios de la Alcaldía y la Gobernación y las plantas de acueducto, entre otras.
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También el control en algunos puntos de bloqueo mientras la Policía y el Esmad contenían actos vandálicos en otros lugares de la ciudad. Eso explica en buena medida la presencia rápida de la Policía en cada lugar en los que eran requeridos para atender nuevos disturbios.
Paralelamente, unidades de inteligencia de la Policía trabajaban en reconocimiento de quienes lideraban y promovían los actos vandálicos en los diferentes puntos de la capital del Valle.
Uno de esos resultados fue la captura de alias Jacobo, presunto cabecilla de la red de apoyo de la estructura ‘Dagoberto Ramos’ de las disidencias de las Farc, señalado de coordinar actos de vandalismo en Cali como el hurto a entidades bancarias, la quema del CAI de Puerto Rellena y la quema de la estación del MÍO en Calipso, entre otros hechos en Siloé.
Esa labor oportuna que aún adelanta la Fuerza Pública en el restablecimiento del orden en la ciudad fue la que reconocieron esta semana en medio de aplausos diversos sectores de la ciudad al paso de integrantes de la Policía y el Ejército Nacional.
“¡Es para ustedes el aplauso! Nosotros nos quedamos con la satisfacción del deber cumplido y reafirmamos una vez más que vale la pena soportar el peso de la armadura y ver la noche amanecer”, dijo el general Juan Carlos Rodríguez, comandante de la Policía Metropolitana de Santiago de Cali.
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Sobre la Fiscalía
La Fiscalía General ha cumplido también un papel clave en esclarecer los hechos desde el inicio de los actos violentos en la ciudad.
Hasta el pasado viernes llevaban 47 capturas de las cuales 20 son con imputación de cargos, siete con medida de aseguramiento intramural, dos con detención domiciliaria, cuatro no privativa de la libertad, pero continúan en investigación y cinco extranjeros entregados a Migración para su expulsión.
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