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MARCAS DE CORAZON

Colegio Bennett, la escuela que enseña a cambiar el mundo

Hace 56 años, dos emprendedoras fundaron en Cali el Colegio Bennet, referente de la educación billingüe y de la formación de líderes con valores, gracias a su innovación pedagógica.

8 de noviembre de 2019 Por: El País / Proyectos Especiales
Colegio Bennet / Marcas de Corazón

Los maravillosos años escolares constituyen una de las etapas de la vida que dejan honda huella en el corazón. Nuestra memoria revive los cuadernos, los salones de clase y el recreo; los compañeros de curso, la ‘teacher’, los deberes y tantas anécdotas y experiencias vividas mientras nos preparamos para enfrentar el mundo.

Y para muchos caleños y vallecaucanos esas imágenes y sensaciones pueden traer a su memoria el nombre del Colegio Bennett, una institución que durante 56 años ha trabajado en la región para formar generaciones de líderes con sólidos principios y valores, éticos, espirituales, morales e intelectuales.

Como la parábola bíblica que enseña cómo de una diminuta semilla de mostaza surge un frondoso árbol, la historia del Bennett, surgió del pequeño sueño de la señora Yolanda Arboleda y de su señora madre, Armida Cárdenas de Arboleda, quienes a comienzos de la década de 1960 se percataron de que los caleños carecían de una institución donde se brindara una inmersión temprana y total en el inglés para su aprendizaje y desarrollo, y que aportara a la construcción de valores y de un pensamiento crítico.

Fue así que el 3 de octubre de 1963 fundaron el Colegio Bennett en una casita del barrio Centenario, con 24 niños para Kinder y 18 para Primero, para convertirse en esa semilla de mostaza que dio comienzo a su fascinante aventura pedagógica.

Yolanda, la líder del proyecto, había llegado con su familia a Cali procedente de los Estados Unidos, donde realizó toda su formación académica y profesional, y con una fe inquebrantable y gran vocación se entregó junto a su madre, a su labor pedagógica y la consolidación de la institución.

Consolidando un sueño
La iniciativa tuvo tanto éxito entre los alumnos y padres de familia, que un año después la institución debió trasladarse a una casa más grande, en el Parque de El Peñón. Fue allí donde llegaron las primeras maestras extranjeras, amigas de la señora Yolanda, quienes aceptaron el reto de venir a Cali a impartir sus conocimientos en inglés.

La consolidación del Bennett continuó de forma imparable. La entidad asumió también la formación en bachillerato. Fue así que en 1968 sus impulsoras adquirieron un lote para su sede campestre, en el sector de Ciudad Jardín, donde actualmente funciona. Lo que en esos años era una sede construida en guadua y techos de paja, hoy en día es un moderno centro educativo con espacios apropiados para el desarrollo pedagógico y emocional del alumnado.

Pero todo ello se logró gracias a la constancia de una familia que fue creciendo unida por el amor a la enseñanza. A este esfuerzo, se integraron los hijos de doña Yolanda y sus nietos, sumando así cuatro generaciones que han ido edificando el prestigio de la institución, con reconocimientos como el premio Andrés Bello, otorgado por cuatro años consecutivos, por el Icfes o la condecoración que su directora recibió de manos del entonces Gobernador del Valle, Rodrigo Guerrero, con motivo de los 30 años de la institución por el “liderazgo académico del Colegio Bennett en la región”.

Esto se puede ver reflejado en su metodología actual, ‘Open Project’ en la que se aborda la enseñanza desde proyectos que parten de los intereses de los niños y jóvenes, sus saberes previos y su autonomía. El resultado de esta propuesta, es la formación de seres con gran capacidad de liderazgo, con pensamiento crítico, pero también con grandes valores, sensibilidad y solidaridad para aportar a su comunidad.

Pero ninguno de sus más de 1.300 exalumnos puede olvidar experiencias tan especiales como hacer parte de sus tradicionales musicales o ‘plays’, los cuales se realizan desde la fundación del colegio, para poner en contacto a los niños y jóvenes con el mundo de las artes y la cultura. Ni qué decir de las grandes gestas alcanzadas a través de sus equipos deportivos en disciplinas como fútbol, basketball, volleyball femenino y masculino, natación, taekwon-do, gimnasia, equitación y patinaje; o su tradicional ceremonia de grado, ese momento especial que simboliza el final de una inolvidable experiencia de vida.

Todo ello nos recuerda la parábola de la semilla de mostaza, que sembrada en el corazón de cada alumno se convierte en ese frondoso árbol lleno de saberes y valores que han transformado por más de cinco décadas la vida de su comunidad. Es por ello que el Colegio Bennett es una marca de corazón.

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