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Alcohol, sexo y mucho silencio: la confesión del hombre que drogaba a su esposa para que desconocidos abusaran de ella
El hombre enfrenta un juicio que puede determinar una cadena perpetua.
El tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, decidió que proyectará a puerta cerrada las imágenes de las violaciones a Gisèle Pelicot, una restricción criticada por la principal víctima, que busca que la “sociedad” cambie.
La mujer, de 71 años, fue drogada durante una década por su entonces marido Dominique Pelicot quien es acusado de violarla junto a decenas de desconocidos. Este hombre y medio centenar más se enfrentan ahora a 20 años de prisión durante un juicio en curso.
Solo los magistrados, los abogados, los acusados y las partes civiles podrán mirar los vídeos y fotografías, que Dominique Pelicot grabó entre 2011 y 2020, siempre y cuando una o varias partes lo soliciten.
Estos se determinó luego de que Dominique hiciera una serie de confesiones para esclarecer lo ocurrido. Entre lo dicho por el acusado, se encuentra que habría sufrido un abuso sexual cuando era un niño de tan solo años, cuando un enfermero se sobrepasó con él. Además, confesó que el primer ataque sexual en el que participó, lo hizo cuando tenía 14 años.
En esa ocasión, Dominique afirmó que, junto a otros jóvenes, abusaron de una mujer en situación de discapacidad.
Precisamente, esto lo dijo en la más reciente audiencia, en donde aseguró que, según él, se encuentra arrepentido por su accionar. “Aguanté 40 años. Estaba muy feliz con ella. Era lo opuesto a mi madre, era completamente insumisa (...) La amé 40 años y la amé mal diez años. Nunca debí hacer eso. Lo arruiné todo. Perdí todo. Debo pagar por ello”, expuso el hombre.
“Hice cosas repugnantes. Soy un criminal y un violador”, admitió este exempleado de una cooperativa. “Lo que hice es espantoso, quiero un castigo severo”, añadió.
Además del abuso ya mencionado, el acusado manifestó que su infancia fue complicada por los comportamientos de sus padres. “Mi infancia es la vergüenza, el alcohol, el sexo, mucho silencio”, dijo. “Vivimos actos horribles de mi padre, de violencia sexual. A mi padre no lo llamaba nunca ‘papá’, sino ‘el padre’”.
El acusado explicó que una vez, de niño, tuvo que hacerle felaciones a su padre para que él y su hermana pudieran acompañarlo a pescar. “Mi hermana lloraba, yo prefería hacerlo yo mismo. Estaba más acostumbrado”, agregó, preguntándose si alguna vez había sido violado por su propio perro, por órdenes de su padre, cuando tenían “siete u ocho años”.
Con información de AFP.