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Con la muerte de Gadafi terminaron más de cuarenta años de excentricidades y abusos

El pensamiento obsoleto de Muamar el Gadafi iba desde lo político hasta lo deportivo.

User Admin

20 de oct de 2011, 12:00 a. m.

Actualizado el 18 de abr de 2023, 02:36 p. m.

El pensamiento obsoleto de Muamar el Gadafi iba desde lo político hasta lo deportivo.

Como lo dijo el presidente ruso Dmitri Medvédev, Gadafi ya era un "cadáver político" sin "cabida en el mundo civilizado moderno". Para la muestra, Gadafi nunca ocupó un cargo público y sin embargo regía el destino de Libia en calidad de ‘Líder de la Revolución’.Revolución con la que, el 1 de septiembre de 1969, derrocó al rey Idris I de Libia e instauró un régimen que nacionalizó toda la empresa privada incluyendo la multimillonaria industria petrolera y bancaria del país. El ‘Líder’ permitió solamente los pequeños negocios familiares, lo que atrasó varias décadas el desarrollo económico de un país que, pese a ser rico, quedó sumido en la miseria. Gadafi justificó su actuar en ideas antioccidentales y en lo que llamó el "Estado socialista ideal del Tercer Mundo".Otro aspecto que revela su espíritu anacrónico fue su obsesión por unificar a Libia con cualquier otro u otros países árabes, por su orientación panarabista que fue tolerada por los gobiernos europeos en vista del poder petrolero de Libia, pero que recibió un golpe certero tras los atentados del 11 de septiembre que encendieron las alarmas sobre el avance de las ideas extremistas de algunos sectores del mundo árabe.Pero quizá el golpe más certero al régimen de Gadafi fue el desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicaciones y las redes sociales que acercaron al pueblo Libio, y en general a los países del norte de África, a la realidad cambiante del mundo contemporáneo que hacía obsoleta e insostenible la presencia de un ‘Líder’ como Gadafi, que respaldó a dictadores tan terribles como Idi Amín durante la guerra entre Uganda y Tanzania, o que invadió a su país vecino, Chad, para apropiarse de sus depósitos de urano.Amigo íntimo de Hugo Chávez, quien le regaló a Gadafi una réplica exacta de la espada de Bolívar, extendió su influencia a los países latinoamericanos. Durante las negociaciones de paz del Caguán, en Colombia, Raúl Reyes le pidió a Gadafi un préstamo por US$300.000.000 que se pagarían una vez que las Farc tomaran el poder. Por suerte para Colombia, el préstamo no llegó a concretarse, pero muchos guerrilleros de las Farc y del M19 fueron entrenados en campos clandestinos de Gadafi con los que pretendía extender un gran movimiento revolucionario internacional. Paradójicamente, líderes de extrema derecha colombianos, como Salvatore Mancuso, también recibieron lecciones en Libia.Sus excentricidades también son famosas. En Libia, los narradores de fútbol no podían mencionar a los jugadores por sus nombres, sino por el número de su camiseta, pues el único ídolo autorizado para recibir la adoración del pueblo era Gadafi. Prefería a las mujeres como escoltas, por su lealtad y fiereza, pero debían llegar vírgenes a su círculo y se destacaban por su belleza.No tuvo un palacio oficial desde el cual oficiar. Recibía a los visitantes ilustres en carpas lujosamente decoradas e instaladas en la mitad del desierto libio, al mejor estilo de los beduinos (nómadas del desierto). A pesar de esta imagen de cercanía con el pueblo, era un gran aficionado a las compras, como lo registró la prensa suramericana en una excursión de Gadafi a Venezuela en el año 2009, en la que gastó cerca de medio millón de dólares en artesanías, compradas en los centros comerciales de Caracas.Paralelamente con su accionar bélico y su poco respeto por los derechos humanos, se le conocía como un padre y abuelo amoroso, que jugaba como un niño más. Su hija adoptiva murió en un bombardeo norteamericano a comienzos de los años 90, y en su memoria construyó un monumento para recordarla. Uno de los hijos del derrocado dirigente libio Muamar Gadafi, Moatassem Gadafi, fue hallado muerto en Sirte hace pocos días.Gadafi, que tenía hasta hace poco más de US$40.000 millones invertidos en Italia, logró que otro de sus hijos, Al-Saadi Gadafi, jugara en la serie A de la liga italiana de fútbol. Aunque el joven no se destacaba por su talento, llegó a jugar en equipos tan importantes como Udinese, Perugia y Sampdoria. El joven alcanzó, también, a jugar en una Champion’s League frente al Barcelona en el mítico estadio español Camp Nou.

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