Estos son efectos en la salud que podrían tener los tripulantes del submarino desaparecido

En una carrera contra reloj, ya que el oxígeno de la nave se está agotando, equipos de rescate centran la búsqueda del sumergible desaparecido el pasado domingo con cinco personas a bordo cerca de los restos del Titanic, en la zona donde en las últimas horas se escucharon ruidos de origen indeterminado.

La comunicación con el sumergible Titán, de 6,5 metros de eslora, se perdió el domingo dos horas después de que emprendiera el descenso hacia los vestigios del mítico transatlántico Titanic, localizados a casi 4.000 metros de profundidad y a unos 600 km de Terranova, en el Atlántico Norte.

Hasta ahora, la búsqueda, con ayuda de un vehículo operado remotamente (ROV), no han dado ningún resultado y a los suministros de oxígeno para los cinco tripulantes les quedan pocas horas.

Al no haber suficiente oxígeno, los tripulantes pueden sentir sueño, perder el conocimiento y un ritmo irregular en los latidos del corazón.

Al problema del oxígeno se suma también las reservas de comida y agua potable, junto con la profundidad en la que se encuentran. Mike Reiss, productor y escritor de Los Simpson estuvo en el interior del Titán el verano pasado y en conversaciones para el New York Times dijo que en el submarino había bocadillos y agua. Eso sí, recordó que le dijeron que “muchos pasajeros no comieron durante el viaje debido a la emoción y que el inodoro rudimentario a bordo nunca se había utilizado”.

El ser humano puede vivir varios días sin comer, siempre y cuando se mantenga hidratado y de 3 a 5 días máximo sin agua. A partir de un determinado momento, el cuerpo sería incapaz de realizar sus funciones básicas, debido a la falta de este motor natural.

Según la Clínica Mayo, los síntomas por falta severa de agua son: sed excesiva, micción menos frecuente, orina de color oscuro, fatiga, mareos y confusión.

Las personas atrapadas en la cápsula también pueden experimentar ataques de pánico, depresión, alucinaciones o tornarse agresivos por el impacto de las circunstancias y los problemas de convivencia.

Desde que fueron descubiertos los restos del Titanic en 1985, a 4.000 metros de profundidad, el área se ha convertido en lugar de peregrinación de buscadores de tesoros y turistas ávidos de emociones fuertes.

El sumergible, como el que ha desaparecido cerca de los restos del barco, es una especie de submarino, pero de movilidad más reducida y con una capacidad limitada para permanecer bajo el agua.

Esas naves cuentan con una tripulación muy reducida, o son dirigidos a distancia. Son utilizados usualmente para la investigación científica o para la exploración del fondo marino.

El Titán tiene la forma de un tubo estrecho, con una escotilla de entrada en la parte frontal. Su velocidad máxima es de tres nudos, es decir, 5,5 km por hora. Equipado con cuatro propulsores, puede bajar hasta los 4.000 metros, según OceanGate, lo que da un ajustado margen respecto a los 3.800 metros donde se encuentra el Titanic.

Stefan Williams, un experto en robótica submarina de la universidad de Sidney, explicó a que la presión a esas profundidades es “implacable”.

“Por cada 10 metros que bajas en el mar incrementas la presión en una atmósfera”, explicó. Eso significa que a la profundidad del Titanic la presión es 380 veces superior a la de la superficie de la Tierra.

Sin embargo, al igual que en los aviones, la sensación no es muy incómoda en el cuerpo, por algunas horas.

¿Cuáles son los posibles escenarios?

En el mejor de los casos, según el experto de la universidad de Sidney, Titán perdió la capacidad de comunicar o se quedó sin energía. Si eso es así, su sistema de emergencia lo lanza automáticamente hacia la superficie, lo que permite la localización de la nave.

El segundo escenario es que el sumergible se hundió hasta el fondo del mar, intacto.

Hallar y rescatar al Titán en ese caso sería extremadamente complicado. Según este experto, hay vehículos de rescate que son capaces de bajar hasta 6.000 metros de profundidad, pero se necesita tiempo para trasladar ese equipo al lugar del drama, y luego al fondo del mar.

El peor escenario es un incendio o algún tipo de percance que afectó a la presión interna de la nave. Eso representa “un fallo catastrófico a ese nivel de profundidad”, indicó.