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Experto que viajó en el sumergible Titán en 2019 detectó extraño crujido: “sonaba como una falla”
Son varias las versiones que apuntan a que el navío tenía fallas de seguridad.
La implosión del sumergible Titán, con el que buscaban observar los restos del legendario Titanic, dejó múltiples enigmas sin resolver. Tras la trágica travesía a 4 mil metros de profundidad del océano, se han conocido nuevos detalles sobre los riesgos a los que se sometieron los cinco pasajeros a bordo del navío.
Recientemente, Karl Stanley, un experto en submarinos que viajó en el Titán en 2019, reveló que durante su expedición escuchó un crujido, sonido que parecía indicar que “un área del casco se estaba rompiendo”. En diálogo con CNN, Stanley comentó que cuatro años atrás fue invitado por Stockton Rush, uno de los fallecidos, para vivir el viaje turístico de prueba de la nave.
“Sonaba como una falla o defecto en un área sobre la que actuaban tremendas presiones y que estaba aplastada o dañada”, detalló Stanley. Incluso, el estadounidense, que actualmente reside en Honduras y tiene un negocio de sumergibles turísticos, contó que en ese momento envió un correo preocupado al CEO de OceanGate, Stockton Rush, pero no obtuvo respuesta.
Este relato se suma a otras experiencias que se han conocido sobre el supuesto mal funcionamiento del submarino. En 2018, según el Daily Mail, expertos en la industria de los submarinos, exploradores y oceanógrafos advirtieron al CEO de la compañía los riesgos de un viaje turístico en el Atlántico Norte.
James Cameron, quien ha realizado 33 inmersiones a los restos del transatlántico Titanic, hizo varias críticas sobre el sumergible y la empresa. “Sentí en lo más profundo de mi ser lo que había sucedido. El hecho de que la electrónica, el sistema de comunicación y el transpondedor de seguimiento del sumergible fallaran al mismo tiempo indicaba que no había esperanza”, comentó Cameron director de la conocida película Titanic en 1997, en una entrevista a la BBC.
El jueves, 22 de junio, un oficial de la Marina de Estados Unidos informó a CBS que se había detectado “una anomalía acústica consistente con una implosión” poco después de que el Titán perdiera contacto con la superficie. Esta información fue transmitida al equipo de guardacostas de EE. UU., lo que llevó a reducir el área de búsqueda.
Las críticas de Cameron fueron más allá y, además, consideró que toda la información que surgió en los últimos días fue una “farsa prolongada y una pesadilla” en la que se discutían golpes, oxígeno y otros detalles. Él sabía que el submarino estaba exactamente debajo de su última ubicación conocida y profundidad. Y así fue como finalmente lo encontraron una vez que se desplegó un vehículo submarino teledirigido.
El Titán y el Titanic, dos tragedias parecidas
El cineasta también señaló la ironía de la pérdida del Titán y su tripulación, comparándola con la tragedia del Titanic en 1912 e hizo hincapié en que se basaron en los mismos principios de no prestar atención a las advertencias.
La tragedia tuvo inicio cuando los cinco pasajeros del pequeño sumergible Titán, perteneciente a la empresa privada OceanGate Expeditions, se sumergían cada vez más en aguas profundas, teniendo en cuenta que contaban con un período corto de oxígeno en caso de emergencia, el cual tenía como plazo cumplido este jueves 22 de junio.
Posteriormente, las comunicaciones con Titán se perdieron, precisamente el domingo, dos horas después de sumergirse hacia los restos del mítico transatlántico Titanic, a casi 4.000 metros de profundidad y a unos 600 kilómetros de la isla canadiense de Terranova, en el Atlántico Norte.
Las búsquedas continuaron, como también versiones en las redes sociales de cómo la presión pudo afectar al Titán, el cual se hallaba a aproximadamente cuatro kilómetros de profundidad.
A bordo viajaban el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman; el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet, y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, la compañía que opera el sumergible y que cobraba 250.000 dólares por turista.
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