MUNDO
Guerra en Ucrania: Reino Unido rechazó el uso de bombas de racimo
Estas armas están prohibidas en numerosos países, sobre todo europeos, signatarios de la Convención de Oslo de 2008, que ni Estados Unidos ni Ucrania firmaron.
El primer ministro británico, Rishi Sunak recordó el sábado que el Reino Unido es signatario de la convención que prohíbe la producción y el uso de bombas de racimo, después de que Estados Unidos anunciara que entregará a Ucrania esas controvertidas armas.
“El Reino Unido es signatario de una convención que prohíbe la producción y el uso de bombas de fragmentación y desalienta su uso”, declaró Rishi Sunak a la prensa británica, al margen de un acto electoral.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el viernes que tomó la “difícil decisión” de entregar bombas de racimo a Ucrania, que se quedó “sin municiones”, lo que causó fuertes críticas a las ONG.
“Fue una decisión muy difícil para mí”, pero las tropas ucranianas están “quedándose sin municiones”, declaró a la cadena CNN el presidente Joe Biden, quien asegura haberlo hablado con los países aliados y el Congreso estadounidense. “O tienen las armas para detener a los rusos ahora (...) o no las tienen. Y creo que las necesitan”, afirmó.
Biden ha tomado la decisión en un momento en que Kiev está inmerso en una vasta contraofensiva contra las fuerzas rusas que no va tan rápido como le gustaría al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Para Washington es “lo correcto” a la vista de los acontecimientos sobre el terreno.
El consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, declaró que el presidente Biden tomó la decisión por “recomendación unánime” de su administración.
Añadió que los ucranianos dieron garantías “por escrito” sobre el uso que harían de estas armas para minimizar “los riesgos que suponen para los civiles”.
Muchos países han prohibido su uso y producción en virtud de la Convención de Oslo de 2008, de la que no forman parte Estados Unidos ni Ucrania.
Este viernes Estados Unidos anunció un nuevo paquete de ayuda militar de 800 millones de dólares a Ucrania, que eleva a más de 41.000 millones el total desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022.
Sullivan justificó largo y tendido la decisión, muy criticada por las oenegés. Afirma que la artillería es crucial en esta guerra y que Rusia las usa desde el comienzo de la misma.
Existe un “riesgo masivo para los civiles si las tropas y tanques rusos invaden las posiciones ucranianas y se apoderan de más territorio porque Ucrania no tiene suficiente artillería” para defenderse, dijo.
Según el Pentágono, estas nuevas armas pueden utilizarse tanto para perforar vehículos blindados como contra tropas terrestres, y serán “claramente útiles para todo tipo de operaciones ofensivas”.
Los estadounidenses tienen la intención de suministrar modelos más recientes con un bajo “índice de fallos”, a diferencia de los rusos, aseguró la misma fuente.
Uno de los principales problemas de este tipo de armas son las submuniciones que no estallan pero siguen activas.
Europa en un aprieto
El anuncio pone en apuros a los europeos, muchos de los cuales han firmado la Convención de Oslo.
En Alemania, el portavoz gubernamental Steffen Hebestreit declaró el viernes que está seguro de que los estadounidenses “no tomaron a la ligera la decisión de entregar las municiones en cuestión”.
Misma reacción en Francia, donde el gobierno afirmó que respetará sus compromisos de la Convención de Oslo, pero comprende “el arbitraje al que llegó Estados Unidos en su voluntad de ayudar a Ucrania en el ejercicio de su legítima defensa frente a la agresión ilegal desencadenada por Rusia”.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, señaló que tanto Rusia como Ucrania utilizan estas armas, pero que Moscú las emplea “en su brutal guerra contra Ucrania, mientras que Ucrania las utiliza para defenderse”.
Al margen de los motivos de cada bando, lo cierto es que la presencia de estas armas puede suponer un peligro a largo plazo, sobre todo por las municiones que quedan sin explotar, lo que ha enfurecido a las oenegés.
Human Rights Watch considera que esta decisión “causará inevitablemente sufrimiento a largo plazo y socavará los esfuerzos internacionales para erradicar su uso”.
El gobierno de Biden “debe comprender que cualquier decisión que permita un mayor uso de municiones de racimo en esta guerra tendrá una consecuencia clara: más muertes de civiles”, estimó por su parte Amnistía Internacional.
Con información de AFP
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