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Kamala Harris o Donald Trump, una elección con secuelas para el clima
Ni la demócrata ni el republicano han mostrado un programa completo sobre asuntos ligados al calentamiento global.
Los dos principales candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump, tienen opiniones diametralmente opuestas sobre el clima, lo que convierte los comicios del 5 de noviembre en una elección entre transición energética o escepticismo climático.
Ni la demócrata ni el republicano han mostrado un programa completo sobre esta cuestión, que dista mucho de estar en el centro de la campaña en EE.UU., pese a ser el segundo país emisor mundial de gases de efecto invernadero por detrás de China.
Pero sus posiciones no tienen ningún misterio. El expresidente califica el cambio climático de “engaño” y ha prometido extraer combustibles fósiles “a toda costa”, si es elegido.
De concretar sus amenazas, la victoria del republicano supondrá más emisiones estadounidenses de gases de efecto invernadero y la desvinculación del país de la diplomacia climática, un revés para los avances mundiales contra los combustibles fósiles.
En caso de victoria de Trump, los negociadores estadounidenses perderán peso en la COP29, que comienza seis días después del 5 de noviembre.
El compromiso de países ricos como Estados Unidos contra el calentamiento global será decisivo para el aumento de la ayuda financiera a los países vulnerables del mundo.
Durante su mandato (2017-2021), el republicano retiró a Washington del Acuerdo del Clima de París, y ha prometido volver a hacerlo si es reelegido, después de que su sucesor, Joe Biden, revocara la decisión.
En virtud de este acuerdo, Estados Unidos se ha comprometido a reducir a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en comparación con 2005.
En 2023, solo había rebajado un 18 % sus emisiones, según el centro de investigación Rhodium Group.
Para alcanzar el 50 %, “realmente necesitamos mantener el rumbo” en las políticas de esta Administración, pero si gana Trump habrá “un giro de 180 grados”, advierte Leah Stokes, politóloga especializada en clima: “Las elecciones estadounidenses tendrán repercusiones para todo el planeta”.
“Estafa verde”
Harris, que asistió a la COP28, donde Washington desempeñó un papel clave, se ha comprometido a “continuar y ampliar el liderazgo internacional de Estados Unidos en materia de clima”, según el sitio web de su campaña.
Como senadora, apoyó el ‘Green New Deal’ (Nuevo pacto verde), resolución que pedía la reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero. Con su sorna habitual, Trump apodó esta medida “green new scam” (nueva estafa verde).
Harris apoyó en 2019, cuando era candidata a las primarias demócratas, la prohibición de la fracturación hidráulica, un método de extracción de hidrocarburos altamente contaminante. Sin embargo, dio marcha atrás en esta postura, porque le perjudicaba entre los votantes del estado clave de Pensilvania, donde este sector tiene un presencia importante.
La aspirante por el Partido Demócrata no se manifestado mucho sobre el clima en esta campaña. Durante su debate con Trump defendió la necesidad de “fuentes de energía diversificadas”, aunque llegó a presumir de que el país había “visto el mayor aumento de la producción nacional de petróleo de la historia”.
Es una postura que ha sido recibida con críticas veladas desde algunos sectores, pero gran parte del movimiento ecologista apoya a Kamalsa a y su historial de lucha medioambiental.
Citan su labor contra la compañías petroleras cuando era Fiscal General de California. Y, sobre todo, su voto decisivo para aprobar la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), por la que se destina una fuerte inversión para la transición energética.
Donald Trump no ha parado de atacar esta ley, y ya ha adelantado que “cancelará todos los fondos no gastados” previstos en el texto. Pero revertir una ley federal es complejo, e incluso algunos legisladores republicanos se han manifestado en contra.
Vehículos eléctricos
El exmandatario también ha prometido acabar con lo que él considera la “compra obligatoria de vehículos eléctricos”, en referencia a una normativa aprobada por la Administración Biden sobre las emisiones de los automóviles, destinada a acelerar el cambio de motores de combustión a los eléctricos, aunque no se impone su compra.
Otras normas recientes de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, como los límites a las emisiones de CO2 de las centrales eléctricas de carbón, también podrían verse afectadas.
Pero “cualquier intento de derogar estas normas dará lugar a numerosos recursos”, opina Fatima Ahmad, de la consultora climática Boundary Stone. “Los gobiernos locales y el sector privado seguirán impulsando sus compromisos climáticos”, como hicieron “durante la primera Administración Trump”, explica a la AFP.
Según un estudio del medio especializado Carbon Brief, la victoria de Donald Trump supondría que Estados Unidos emita hasta 2030 unos 4000 millones de toneladas de CO2 más, la misma cantidad que emiten conjuntamente Europa y Japón en un año.
El voto de Michelle
La exprimera dama Michelle Obama expresó su “genuino temor” de que el republicano Donald Trump pueda volver a la Casa Blanca y pidió apasionadamente a los estadounidenses votar por la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris, a pocos días de las reñidas elecciones presidenciales.
La esposa del expresidente Barack Obama dijo que Harris sería una “presidente extraordinaria”, de ser elegida en los comicios. Aunque su “esperanza sobre Kamala también va acompañada de un genuino temor”, admitió al analizar el historial del republicano y preguntando: “¿Por qué esta carrera está tan reñida?”.
Georgia: desafecto de afros es un problema para Kamala
En menos de dos semanas, Preston Paris votará por primera vez en unas presidenciales estadounidenses. Su familia apoya a los demócratas, como gran parte de la comunidad afroamericana del país, pero este estudiante de Atlanta (Georgia) discrepa: su sufragio irá para el candidato republicano Donald Trump.
“Mucha gente me mira como si estuviera loco cuando lo digo. Soy negro y muchos asumen que votaré automáticamente por (la demócrata) Kamala Harris, pero confío en Trump. Prefiero su política exterior y su plan para la economía”, asegura a sus 19 años.
Georgia será uno de los lugares decisivos en los comicios del 5 de noviembre. El presidente demócrata Joe Biden venció a Trump por apenas 11.779 votos en 2020 en este estado, donde los afroamericanos representan hoy un tercio de las personas con derecho a voto. Por ello algunos sondeos recientes han hecho saltar las alarmas para la campaña de Harris.
Según una encuesta del diario Atlanta Journal-Constitution de la semana que terminó, la demócrata obtiene un 73,8 % de apoyo entre los afroamericanos en Georgia, frente al 7,6 % para Trump. Una cifra muy por debajo del 88 % de respaldo que Biden logró entre allí hace cuatro años.
Un sondeo nacional de New York Times/Siena College sugirió este mes que la mayor pérdida de apoyo se da entre los hombres afroamericanos. Según este, el 70 % de ellos tiene decidido votar por Harris, frente al 83 % de las mujeres afro.
A raíz de esas encuestas, Harris anun ció una “agenda de oportunidades para los hombres negros”, que incluye, entre otras cosas, préstamos para crear negocios y formaciones profesionales.
Su campaña también ha movilizado al expresidente Barack Obama, que acompañó a Harris en un mitin cerca de Atlanta junto al cantante Bruce Springsteen.
Los republicanos tratan, por su parte, de capitalizar la decepción de parte de ese electorado con los demócratas.
Una mañana de octubre, decenas de personas acudieron a un acto del activista conservador Charlie Kirk y el empresario Vivek Ramaswamy, excandidato a la Presidencia, en el centro de Atlanta. Algunos no quieren apoyar a Trump, pero escuchan con curiosidad los argumentos de los republicanos. Otros, como Preston Paris, son entusiastas del magnate.
“Tiene previsto bajar las tasas, no gravar las propinas, reducir los impuestos a las grandes empresas, lo que puede beneficiar a gente como yo”, dice el estudiante y agrega que, durante su mandato (2017-2021, “no hubo ningún conflicto exterior nuevo”. “No quiero que me llamen a filas ni pronto ni nunca”.
Cerca de él, JP, de 23 años, luce con orgullo una gorra roja con el lema de Trump: ‘Make America Great Again’ (‘Devolver la grandeza a Estados Unidos’).
Este joven afroamericano, que no quiere revelar su nombre, considera las elecciones “una cuestión de vida o muerte”. La economía iba mucho mejor cuando Trump era presidente, asegura, pero su apoyo tiene más que ver con su fe cristiana.
Al igual que él, el electorado más religioso agradece al republicano por nombrar a varios de los jueces conservadores de la Corte Suprema que anularon el derecho federal al aborto en 2022. “Trump es el que está más alineado con la Biblia, con mis creencias”, resume JP.
Para Jarrod Grant, profesor de Ciencias Política de la Clark Atlanta University, los afroamericanos ya no están dispuestos a dar ciegamente su apoyo a un partido, como antaño. Ahora preguntan “¿qué vas a hacer por los negros?”, explica. “Los negros hemos estado ayudando a todos los demás, excepto a nosotros mismos. Y todos se llevan algo, pero los negros no”.
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