Medio Oriente
La cara oculta de Asma al Asad: de ícono del progreso a cómplice del régimen sirio
Asma al Asad se casó con Bashar al Asad en 2000, es apodada “la primera dama del infierno” o “la esposa del diablo”
Asma al Asad, la esposa del derrocado expresidente de Siria, Basar al Asad, es una figura importante en ese país, pues cautivó tanto al mundo árabe, como al occidental, su belleza y carisma la catalogó como una figura prominente en los dos países.
Nacida en Londres en 1975, Asma creció en una familia acomodada, su padre Fawaz Akhras, era un cardiólogo y su madre tenía una carrera diplomática, así mismo se educó en el Reino Unido, pero conservó las tradiciones sirias, lo que la convirtió en un puente entre Oriente y Occidente, según las apreciaciones de Manuel Alejandro Rayran, docente e investigador de la Universidad Externado de Colombia.
La esposa de ex dirigente del régimen Sirio se graduó en el King’s College de Londres en informática y literatura francesa, gracias al prestigio del instituto, pudo trabajar con entidades financieras importantes como JP Morgan y Deutsche Bank. Para ese entonces ella estaba alejada de la política y del mundo arable.
Sin embargo, su vida cambió drásticamente cuando conoció a Bashar al Asad, el segundo hijo de Hafez al Asad, presidente de Siria desde 1971. Cuando Hafez falleció, dejó el cargo a Basel al-Ásad, el hermano mayor de Bashar al Asad, quien estaba alejado de la política. Sin embargo, cuando Basel al-Ásad murió en 1994, Bashar tomó su lugar como heredero y seis meses después se casó con Asma.
La boda sucedió en el 2000 y muchos consideran que a medida que el régimen dé al Asad se volvió más autoritario, ella se convirtió en un símbolo de la fachada del régimen, presentándose como una primera dama moderna y progresista.
Pero detrás de esta imagen, llevaba una vida de excesos y lujo, mientras que el pueblo sirio sufría bajo el régimen de su esposo. Su vida de lujos fue expuesta en 2012, cuando correos electrónicos filtrados por WikiLeaks revelaron sus compras extravagantes y su uso de seudónimos para evitar las restricciones internacionales.
Muestra de ellos es que para 2010, Asma Afirmó en la revista Vogue que Siria era prácticamente una democracia, “libre de bombas, tensiones y secuestros”, pero otra cosa era lo que sucedía en el país, porque poco después, su esposo despegó los militares en las calles, lo que desencadenó una guerra civil que dejo medio millón de muertos, además, el presidente atento en múltiples ocasiones contra los derechos humanos de la población, pues en sus ataques se incluyeron bombardeos masivos y armas químicas.
La magnitud de la lavada de cara de la dictadura por parte de Asma se conoce aún más cruda ahora, con el descubrimiento de cárceles denominadas “mataderos”, espacios que traen a la memoria las imágenes de los campos de concentración de Hitler.
Asma también se codeó con grandes personalidades de Hollywood, tales como Angelina Jolie, Brad Pitt y Sting. Pero para la guerra civil de 2011, mientras ella daba entrevistas por los medios del mundo, tratando de suavizar la situación, el pueblo sufría represiones y hambruna. Por esta razón fue apodada como “la primera dama del infierno” o “la esposa del diablo”, por el apoyo incondicional a las atrocidades cometidas por el régimen.
Con la caída del régimen de Al Asad, Asma huyó a Rusia con su familia, dejando atrás un país devastado por más de una década de conflicto. Su exilio marcó el fin de una era para la dinastía Al Asad, que mantiene intacta su fortuna, estimada en 2.000 millones de dólares ocultos en paraísos fiscales.
En resumen, la historia de Asma al Asad es un ejemplo de cómo la apariencia puede engañar, y cómo la realidad detrás de una imagen puede ser muy diferente.