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Lo que dice el expediente de Manuel Rocha, el colombiano que espiaba en EE.UU. para el régimen cubano
Como diplomático estadounidense, Rocha fue embajador de ese país ante los gobiernos de República Dominicana, Argentina y Cuba.
Los 40 años de la que parecía ser la digna carrera diplomática de un hombre nacido en el extranjero, en Colombia, y que prestó su servicio a la función consular, terminaron siendo solo una fachada con la que Manuel Rocha se desenvolvía como espía para el régimen de los hermanos Castro, en la isla de Cuba.
“Esta acción expone una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el gobierno de los Estados Unidos por parte de un agente extranjero”, dijo el fiscal general Merrick B. Garland en un comunicado donde se detalla la acusación contra el exdiplomático, detenido el viernes pasado en Miami (Florida).
Rocha, nacido en Colombia, fue criado en los Estados Unidos, donde luego se convirtió en un contrastado diplomático. Ocupó varios puestos en las embajadas de Estados Unidos en República Dominicana, Argentina y Cuba, además de que fue embajador en Bolivia entre 1999 y 2002, donde se hizo famoso al pedirle a los ciudadanos que no votaran por Evo Morales.
Según la denuncia, Rocha, un estadounidense de 73 años nacido en Colombia, “apoyó en secreto a la República de Cuba y su misión clandestina de recopilación de información de inteligencia contra Estados Unidos” desde alrededor de 1981 hasta ahora.
Para cumplir su misión, el acusado obtuvo un empleo en el Departamento de Estado estadounidense entre 1981 y 2002 “en puestos que le proporcionaron acceso a información no pública, incluida información clasificada, y la capacidad de influir en la política exterior estadounidense”, indica el comunicado.
Tras abandonar el Departamento de Estado, Rocha fue asesor del Comando Sur de Estados Unidos, un mando conjunto de las fuerzas armadas estadounidenses cuya área de responsabilidad incluye Cuba.
Entre 1999 y mediados de 2002, fue embajador estadounidense en La Paz, donde causó una gran polémica al amenazar con retirar la ayuda estadounidense a la guerra boliviana contra las drogas, si el izquierdista y exsindicalista cocalero Evo Morales ganaba las elecciones.
Una actividad “meticulosa”
Rocha admitió haber trabajado para Cuba durante “40 años” en varias reuniones mantenidas en 2022 y 2023 con un agente encubierto del FBI que se hacía pasar por un representante de la Dirección General de Inteligencia de Cuba.
Durante esos encuentros Rocha celebró su actividad como agente de la inteligencia cubana, que calificó de “meticulosa” y “muy disciplinada”, y se refirió una y otra vez a Estados Unidos como “el enemigo” y a sus contactos cubanos como “compañeros”.
La Fiscalía lo acusa de conspirar para actuar como agente de un gobierno extranjero sin notificación previa al fiscal general, de actuar como agente de un gobierno extranjero sin aviso previo a los responsables del Ministerio Público y de utilizar un pasaporte obtenido mediante declaración falsa.
Según información publicada por The New York Times, Rocha compareció este lunes ante un tribunal federal de Miami donde no hizo ninguna declaración y rompió a llorar mientras su familia abandonaba la sala.
El Departamento de Estado elogió la labor de las fuerzas de seguridad para desenmascarar a Rocha e indicó que la investigación sigue adelante. “En los próximos días, semanas y meses trabajaremos con nuestros socios de la comunidad de inteligencia para evaluar todas las implicaciones a largo plazo para la seguridad nacional de este asunto”, dijo el portavoz del Departamento, Matthew Miller.
En Bolivia, Evo Morales, que fue presidente entre 2006 y 2019, reaccionó a la imputación del exembajador en la red social X. “Que aprendan los renovadores. Primero, cuando le conviene, el imperio los utiliza para perseguir, masacrar y reprimir al movimiento indígena y popular. Cuando ya no le sirve, los procesa y defenestra. Manuel Rocha, mientras era servil a EE.UU gozaba de la impunidad y reverencia de los neoliberales”, escribió.
Numerosos casos de espionaje han empañado las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, enemigos desde la revolución comunista de la isla en 1959, en plena Guerra Fría. En 2001, Ana Belén Montes, analista de inteligencia militar, fue detenida por espionaje tras admitir que llevaba casi una década recopilando información para Cuba.
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