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Personas que viven cerca del mar serían más felices, revela estudio
Según la investigación, las personas preponderan la playa sobre las zonas verdes.
Pasar vacaciones o visitar la playa puede ser un plan perfecto para muchos. Escuchar las olas del mar, disfrutar de la brisa y sumergirse en el agua es un sinónimo de tranquilidad para varias personas.
De hecho, un estudio realizado por la Universidad Estatal de Michigan va acorde a esta idea, pues asegura que estas acciones generan niveles más bajos de angustia psicológica, y que quienes viven cerca del mar son más felices y su salud mental es mejor.
Según la coautora de la investigación Amber L. Pearson, dicha tranquilidad no la proporcionan ni siquiera los campos repletos de árboles y césped. “El aumento de las vistas del espacio azul se asocia significativamente con niveles más bajos de angustia psicológica. Sin embargo, no encontramos eso en los espacios verdes”, señaló.
Se conoció que las personas que viven cerca del mar experimentan beneficios físicos notables, como un sistema respiratorio más óptimo gracias al aire salado dispersado por las olas. Al igual que la exposición al sol contribuye a la absorción de vitaminas que fortalecen el sistema inmunológico, mientras que el sonido del mar activa el córtex prefrontal del cerebro, estimulando la función cognitiva.
La investigación se realizó con la colaboración de Daniel Nutsford, exestudiante de maestría en la Universidad de Nueva Zelanda, y la profesora Pearson, quienes tomaron en cuenta datos topográficos para analizar la visibilidad de espacios azules y verdes, como bosques, ciudad y césped, desde ubicaciones residenciales en Wellington, Nueva Zelanda, el cual ubica dos mares importantes: el de Tasmania al norte y el Océano Pacífico al sur.
Asimismo, para medir los niveles de estrés y angustia, se analizaron los datos de la encuesta de salud realizada por dicho país oceánico, la cual utilizó la escala de angustia de Kessler, que se usa como un predictor de ansiedad y trastorno del ánimo, según se conoció en el artículo.
Además, se tuvo en cuenta la edad, el sexo y otros factores del lugar, los cuales permitieron concluir que tener una vista al océano aporta significativamente a la salud mental y tranquilidad de una persona.
Para explicar esta definición, la profesora Pearson manifestó que la preferencia “podría deberse a que el espacio azul era totalmente natural, mientras que el espacio verde incluía áreas creadas por el hombre, como campos deportivos y parques infantiles, así como áreas naturales como bosques nativos”.
Así las cosas, dicha investigación destaca la importancia de considerar el entorno al planificar comunidades y destaca el valor terapéutico inherente a vivir cerca del mar.