Planeta Tierra
¿Por qué los días en la Tierra tienen 24 horas?
No siempre tuvieron esa duración, y el cambio fue resultado de un fenómeno que involucró además a la Luna y el Sol, de acuerdo con un estudio franco-canadiense.
Uno de los grandes dilemas de la vida moderna es la escasez del tiempo para cumplir las tareas del trabajo y la vida personal, lo cual hace pensar a muchos en la necesidad de que el día tuviera unas horas más.
Sin embargo, muy a pesar de los deseos de tantos de sus habitantes, un día en la Tierra es de 24 horas, una cifra que tiene una explicación científica, pero que no deja tener origen en un capricho del universo.
Pasando por alto la idea de que las 24 horas del día son una obviedad, un grupo de científicos quiso encontrar las causas de esa duración y sus hallazgos fueron publicados recientemente por la revista Science Advance.
De acuerdo con los estudiosos de la Universidad de Toronto, en Canadá, y la Universidad de Burdeos, en Francia, que tomaron parte en la investigación, hay que remontarse a 4.500 millones de años atrás, cuando la Luna estaba más cerca de la Tierra y el planeta giraba mucho más rápido. Así, los días terrestres no superarían las diez horas.
Luego, hubo un cambio en ello, debido a que medida que la Luna se distanciaba del planeta, la rotación de este se hacía más lenta, según el estudio, titulado Por qué el día dura 24 horas: La historia de la marea térmica atmosférica de la Tierra, la composición y la temperatura media.
Investigaciones han demostrado que la luna se sigue alejando del planeta azul, a razón de 3,78 centímetros cada año, lo cual podría llevar a pensar que el día en la Tierra, a estas alturas, debería ser de unas 60 horas.
Según el estudio franco-canadiense, eso no es así, por un fenómeno conocido como marea atmosférica, impulsada por el Sol y que neutralizó los efectos de la luna sobre el planeta, en un lapso que ocurrió entre 600 y 2.000 años atrás.
Para determinarlo, los científicos realizaron pruebas geológicas y atmosféricas, las cuales también les permitieron concluir que el estancamiento de las mareas del Sol y la Luna fue de carácter casual, pero con implicaciones muy profundas hasta hoy. No hay que olvidar que los ciclos del planeta influyen sobre todas las especies y marcan el devenir de la vida humana.
En ese fenómeno, el Sol también frenó la rotación de la Tierra a través de la creación de unas protuberancias de marea, algo comparable con las mareas altas y bajas que se experimentan en el planeta.
Ese freno de la Tierra se produce por la atracción gravitatoria de la luna sobre dichas protuberancias y la fricción entre las mareas y el lecho marino, explica la investigación.
Los estudiosos señalaron además que hace 2.000 años tuvieron lugar las transformaciones más primordiales, dado que las protuberancias atmosféricas eran más grandes porque la atmósfera de la Tierra era más caliente y su resonancia coincidía con la duración del día.
Al respecto de la frecuencia de resonancia, los expertos anotan que depende de varios factores y la temperatura, precisamente, es uno de ellos.
Expusieron además que, durante una buena parte del devenir de la Tierra, esa resonancia no estuvo sincronizada con la velocidad de rotación del planeta.
Para una mejor comprensión del fenómeno, los científicos lo compararon a lo que pasa con el vaivén de una hamaca.
Si el impulso y el periodo de la hamaca no concuerdan, esta no se elevará mucho.
En cambió, si existe esa coordinación y se empuja la hamaca junto cuando esta llega a un extremo de su recorrido, su impulso aumentará, para lograr mayores alturas y distancias. Algo así ocurrió con la resonancia atmosférica y las mareas, para determinar que el día sea de 24 horas.
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